Diario del ciclista secreto en la Vuelta: El Balcón de Alicante, un balcón… para el suicidio

El Balcón de Alicante era una de las novedades de la Vuelta a España de 2021, pero para muchos de los que ayer tomamos la salida el Balcón de Alicante fue un escenario perfecto para el suicidio. Sin embargo, lo duro no llegó en esa subida final. Eso forma parte del ciclismo. Lo duro fue que en los primeros kilómetros todo había estallado por los aires. Y cuando digo todo, me refiero exactamente a todo.

Lo que ocurrió ayer fue un misterio para mí. Y para muchos de los que iban conmigo en la grupeta. No sé si fue por el calor, por la humedad, por el ritmo, por la dureza de la primera subida. La verdad es que no lo sé. En cabeza apenas hubo ataques y quedaron poco más de 20 corredores. Por detrás, apenas hubo ataques y nos quedamos un centenar de ciclistas sin opciones de pelear por nada. Y mirándonos con caras de frustración. Por supuesto, no era lo que reflejaban los rostros de los sprinters. Ellos tenían suficiente con salvar el día para intentarlo en la Manga del Mar Menor. Pero para todos los demás ayer fue, sobre todo, un día muy largo…

El aficionado suele tumbarse frente al televisor y cuestionar la táctica de un equipo, la falta de ataques de otro... Para muchos corredores, ayer fue un día muy diferente: fueron muchas horas encima de una bicicleta, sin ninguna aspiración personal y pensando qué puede haber fallado para ofrecer un rendimiento tan bajo. Te cuestiones los números de las semanas previas, te cuestionas si has llegado corto, si has llegado pasado, si te puede haber sentado mal la última cena… Al final, entras en un bucle en el que lo que te pide el cuerpo es lanzar la bicicleta por un barranco y marcharte a tu casa. Good bye! De todos modos, acabas pisando la meta y mintiéndote: le voy a dar la vuelta al cuerpo. ¡Seguro! Y lo más curioso es que muchas veces eso sucede sin que sepas encontrar una explicación. Así es el deporte. Así es la vida. Unos días toca ganar -muy, muy pocos- y la gran mayoría toca sufrir como un perro. No hay más.

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