¿Saldrá el arcoíris en Flandes?

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Foto: Visit Flanders

No hace muchos años, una de las conversaciones típicas por estas fechas de colegas de trabajo, amigos, y familiares, era hablar de lo absurdo que era celebrar Halloween. El pueblo español siempre tan propenso a salvaguardar las fiestas y tradicionales regionales, no entendía que una fiesta anglosajona pudiera priorizarse a nuestro tradicional y formal “Día de todos los santos”.

Pero lo que es bueno, divertido, o simplemente “engancha” siempre acaba por imponerse. Y para un niño (y los no tan niños) disfrazarse, contar y ver historias de miedo, y ganar “chucherías”, es un plato demasiado apetecible como para dejarlo pasar. Así, en la medida que las nuevas generaciones se hacen mayores, esta no tradicional fiesta, se hace cada vez más y más popular.

Algo similar ocurre con las grandes clásicas en el ciclismo español, sobre todo cuando nos referimos al gran público en general. Decía, muy acertadamente, Pedro Delgado en una entrevista que le realizó el magazine La Volata, que el principal revulsivo que popularizó el ciclismo en España, fue la emisión por televisión de la Vuelta a España de 1983. Algo que posteriormente se acabó refrendando con la buena actuación de Ángel Arroyo y el mismo Delgado en el Tour de ese mismo año.

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Foto: Steven Ledoux

Así pues, es lógico que las grandes vueltas por etapas hayan sido siempre el gran referente del ciclismo español, y que, en cambio, las clásicas de un día quedaran un poco de lado. Pero en la medida que te sumerges en este deporte, sabes que los cinco monumentos son especiales, muy especiales. Sea por su dureza, por su tradición, o simplemente porque no se puede especular lo más mínimo al ser una prueba de un único día, estás pruebas son diferentes, magnéticas. Los aficionados marcan en rojo esos días en el calendario para ver el desarrollo de la prueba y descubrir quién será su nuevo vencedor. Un ganador que puede ser el mejor ciclista, o el más listo, el más hábil o simplemente el más pillo.

El propio Delgado, y nuestro gran Indurain percibieron esta magia, e intentaron disputar la Lieja-Bastogne-Lieja en varias ocasiones sin éxito. Sin duda, esta era la clásica que mejor se podía adaptar a las características de nuestro ciclismo. Luego llegó esa generación fantástica de los Freire, Valverde, Samuel y Purito que consiguieron vencer alcanzar metas hasta ese momento imposibles para nuestro ciclismo, consiguiendo 3 de los 5 grandes monumentos: la mencionada Lieja-Bastogne-Lieja, la Milán- San Remo, y el Lombardia; y dos pruebas igual de prestigiosas y también inéditas para nuestros corredores como son el Mundial de ciclismo y el oro de los Juegos Olímpicos

Por tanto, dos son las grandes cumbres que le queda al ciclismo español por alcanzar y ambas adoquinadas, la París Roubaix y el Tour de Flandes. Desde ese 1983, el gran punto de inflexión que comentaba Delgado, sólo Juan Antonio Flecha se atrevió a disputar seriamente estas dos carreras, pero con su retirada perdimos cualquier referente. Al menos, hasta las destacadas actuaciones de Imanol Erviti en 2016 en las dos pruebas. Una meritoria actuación, aunque sin posibilidad real de poder disputar el triunfo en ambas.

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Foto: Steven Ledoux

Pero al igual que el Halloween, parece que poco a poco las clásicas se están incorporando al ADN de nuestros ciclistas, y así este año tuvimos dos hechos, en mi opinión, de gran relevancia. Una fue ver a todo un Marc Soler pasando primero en el mítico tramo adoquinado del Trouée d’Arenberg de la París-Roubaix, y la otra, ver a Iván García Cortina (nuestra gran esperanza en este tipo de pruebas de cara al futuro) siendo líder del Tour de Flandes en el no menos mítico Kapelmuur.

Pero la guinda al pastel puede ser sin duda la posibilidad de ver a Alejandro Valverde vestido con su maillot arcoíris en el Tour de Flandes, lo que puede representar un nuevo punto de inflexión en la historia del ciclismo español. El reto, sin dudas, es extremadamente difícil, pero si Alejandro consigue levantar los brazos en Oudenaarde vestido con su maillot arcoíris sin dudas es un evento que permanecerá en nuestra memoria para siempre. Un momento que nadie debería perderse.

Si eres como yo, de los que piensa que todo buen aficionado al ciclismo debe ir, al menos una vez en la vida, a disfrutar del Tour de Flandes, sin duda 2019 puede ser el año ideal. La organización ya ha anunciado la participación del actual campeón del mundo y, con independencia del resultado que Alejandro pueda conseguir este próximo año, vas a disfrutar sin dudas de “la región donde reina la bicicleta”.

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Foto: Visit Flanders

Y sin dudas, no encontrarás nada mejor para planificar tu viaje, que apoyarte en los comentarios y sugerencias que el gobierno de Flandes indica para ti en la página Visit Flanders donde podrás encontrar información detallada de las fechas, opciones de alojamiento y actividades turísticas que puedes realizar, todo ello en Español.

Planifícate bien, porque si puedes quedarte varios días en Flandes, puedes disfrutar también de la Gante-Wevelgem el fin de semana anterior o, si prefieres aprovechar las vacaciones de Semana Santa, de la Flecha Brabançona el día 17 posterior al Tour de Flandes. Opciones gastronómicas y actividades turísticas no te van a faltar para cubrir todos los días de tu estancia, eso garantizado.

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