“La carrera contra la Stasi”: Historia y ciclismo

“La carrera contra la Stasi”: Historia y ciclismo

Foto: Libros de Ruta

Imaginen una novela policiaca. Bueno, no, de aventuras. O, mejor, visualicen un libro de historia sobre una de las carreras más importantes del siglo XX. Pues este “La carrera contra la Stasi” es eso y mucho más: un libro sobre bicis, policía secreta, el comunismo puesto en práctica y cuan útil fue el deporte para asentar una ideología que acabó por controlar todas y cada una de las facetas de la vida de los habitantes en cualquier país socialista después de la Segunda Guerra Mundial. ¡Ah! y amor, que tampoco falta.

Es muy probable que alguno haya oído hablar de “La Carrera de la Paz”. Esa carrera que se ideó para unir tres capitales socialistas, Berlín, Varsovia y Praga, tras el Pacto de Varsovia. Un evento sin parangón del que se dice que incluso llegó a superar en popularidad al mismísimo Tour de Francia. Imaginen el Giro de Italia, pero más a lo bestia. Vale que a los obreros les medio obligaban a asistir a la carrera cuando pasaba por su pueblo o ciudad. También se acepta que los niños tuvieran fiesta en la escuela y que los alcaldes compitieran por ver quien recibía mejor la carrera. Pero es innegable que La Carrera por la Paz consiguió cotas de popularidad espectaculares y una cosa que ningún actor político podía conseguir: unir a las poblaciones de cada estado y crear un sentimiento de pueblo en torno a los triunfos de sus deportistas nacionales.

La Carrera por la Paz se disputaba en varias etapas y por selecciones nacionales amateurs –no se vayan a creer que el universo soviético aceptaba el profesionalismo y la mercantilización del deporte, aunque sus deportistas se dedicaran única y exclusivamente a practicar su deporte con un salario mucho más alto que el resto de la población y con un estatus superior–. Con participación de muchos países. El premio mayor era la clasificación por equipos y el jersey de líderes llevaba estampada una paloma. Los participantes eran auténticos ídolos entre la población. Eso lo sabían los estados y lo aprovecharon. El deporte como expresión nacionalista y como herramienta diplomática. Nada nuevo en ningún lado del telón.

Uno de esos ídolos fue –aunque luego dejó de serlo– Dieter Wiedemann. Es a través de la vida de este ciclista que se nos cuenta la historia del ciclismo del bloque del Este. Así descubrimos cómo funcionaba este deporte y su control por parte del estado. Nada que ver con lo que conocemos hoy en día ni lo que era el ciclismo al otro lado del muro –ya me entienden, dar pedales durante horas e intentar cruzar la meta el primero era el objetivo común. Eso no cambiaba.

Pero lo que de verdad explica este libro es cómo la policía secreta de la RDA, la Stasi, estaba en todos y cada uno de los rincones del país, y cómo afectaba eso en la vida cuotidiana de las personas. A Dieter Wiedemann, un hombre que nunca se metió en política, un ciclista de gran prestigio, lo investigaron des de sus primeros pasos como ciclista y hasta el fin de la RDA. Para ello reclutaron a amigos, a compañeros de trabajo y a quien hiciera falta. El Gran Hermano todo lo veía. La disidencia, aunque fuera mínima, no cabía.

Dieter, el deportista, el ídolo, el que quedó tercero en la Carrera por la Paz, se enamoró de una chica del oeste y, aprovechando una carrera ciclista en la Alemania occidental, decidió jugársela y fugarse. Una traición en toda regla. O así se lo tomaron en la RDA. A partir de ahí, él, pero sobre todo su familia, sufrió una persecución sin descanso por parte de la Stasi: infiltrados que se hacían pasar por amigos, presiones políticas a todos los niveles y represión, velada y no tanto. Pero, más allá de destruir una familia, no consiguieron que Dieter volviera a su patria socialista.

Wiedemann, tras cruzar el muro, consiguió un contrato profesional con un equipo alemán, el Torpedo, y llegó a correr el Tour de Francia en 1967. Ese en el que un ex pistard vasco, Errandonea, empezó vistiendo el amarillo y que terminó con un abulense, Julio Jiménez, en el segundo escalón. Dieter cumplió su sueño: terminó la Grande Boucle el número 52 a poco más de una hora de Roger Pingeon. Pero el ciclismo profesional en la Alemania de finales de los años 60 entró en crisis y todos los equipos acabaron desapareciendo. Su carrera duró poco y no consiguió la notoriedad y la fama que obtuvo en la RDA. Pero nunca hizo ademán de volver. Mucho menos después de la persecución y el hostigamiento que la Stasi le hizo des de su huida y hasta la caída del muro, más de 30 años después.

Con esta historia, Herbie Sykes ganó el British Sports Book Award como mejor libro de ciclismo del año 2015 y no nos extraña. El libro, además de estar extraordinariamente bien construido (gracias a Libros de Ruta por la edición tan trabajada), va fluyendo entre informes de la Stasi, cartas personales, recortes de periódico y entrevistas personales. A simple vista podría pensarse en un tostón. Pero la verdad es que se equivocarían. Las páginas van pasando mucho más deprisa que los desiertos de Palestina en el Giro del 2018.

Para nosotros ha sido uno de los libros del año. Totalmente recomendable si les gusta la historia y el ciclismo y quieren conocer una parte de este deporte que no suele salir en los libros. No dejen de leerlo.

El libro se puede conseguir en la página web de la editorial www.librosderuta.com o en librerías.

512 páginas (24 de fotografías).
PVP 22,90 euros.

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