«Bucle»: Por el ciclismo y por las historias más bizarras

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Foto: Libros de Ruta

¡Pero qué tío el Pereda! ¡Qué bueno! ¿Cómo? ¡Eso no lo sabía yo! Una y otra vez me surgen diálogos interiores (porque si los expresara en voz alta, en casa me mirarían mal) al ir pasando las páginas de este maravilloso libro «Bucle» del genio Marcos Pereda y editado por Libros de Ruta.

(¿Soy yo el único que se lo imagina escribiendo con media birra vacía, libros, artículos y recortes de viejos periódicos desparramados por encima del escritorio y aporreando el teclado del ordenador con dos dedos, con cara de genio loco?)

Estamos frente a casi 500 páginas de amor por las bicis, por el ciclismo y por las historias más bizarras que uno pueda pensar. Pero no solo hay ciclismo del bueno, del malo y del regular, sino que también hay historias que van mucho más allá de las bicis y retratan una sociedad, un tiempo, una geografía. Porque las bicis muchas veces son la excusa para crear relatos de alta literatura. Porque este libro es, también, eso: literatura de la buena.

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La portada de la obra.

Este ya me lo había leído… Pero, bueno, leeré el principio para acordarme de cuando lo leí por primera vez. ¡Qué bueno! Una página más y lo dejo, que ya me lo sé. Bueno, solo un poquito más. ¡Anda, si me lo he acabado otra vez!

Y así con muchos de los capítulos. Porque este libro es una selección de artículos que Marcos Pereda ha ido publicando en diferentes medios de comunicación aquí y allá. Puede que muchos los hayan leído en alguna ocasión, como me pasó a mí, pero esa escritura fluida, directa, socarrona a veces y otras llena de ironía, te agarra y acabas releyendo artículos y (re)disfrutando de lo leído.

La suerte que tenemos los peredistas es que en el libro hay bastantes artículos escritos en medios foráneos (¿se puede decir esto y ser fan de Tiejs Benoot o de Tim Wellens?). Así que, si son de los que piensan “esto ya me lo leí en su día, ¿para que voy a comprar el libro?”, la llevan clara: tendrán nuevas dosis de literatura ciclista inéditas en castellano. Y solo por uno de esos artículos ya vale la pena comprarse el volumen. De la misma manera que se tragan un tostón de Tour entero sin que pase nada para vibrar con la última crono.

¿En serio? ¿Trump, Leticia Sabater, García Márquez? Estos son solo algunos de los nombres (entre muchos más) que Pereda saca a pasear por las páginas de este Bucle. Y es que el ciclismo sin contexto, no es ciclismo. De la misma manera que no lo es sin épica, sin héroes (y villanos). Prsonas de carne y hueso, capaces de las gestas más brutales y también de las historias más alocadas que les convierten en personajes de leyenda, míticos. Y es que en este bucle infinito pedalean sin descanso los grandes ases del ciclismo como Merckx, Poulidor, Anquetil, Hinault, Coppi, Bartali, Bahamontes…

Pero también los Van der Poel, Evenepoel, Roglic, Mas y un sinfín de modernos y antiguos forzados de la ruta. Sin olvidarse de mujeres como Alfonsina Strada, Annie Londonberri o la ganadora del primer Tour femenino, Millie Robinson. Porque el ciclismo no entiende de sexos (o no debería, vaya, y eso lo sabe cualquiera que haya visto a van Vleuten apretando los pedales).

Bucle, claro… Como la grande boucle, como el ciclo anual de carreras ciclistas, como la espiral de disfrute que produce leer pese a haber leído antes. Un ciclo perfecto. El libro está estructurado como si de una temporada ciclista se tratara.

Están los artículos de pretemporada, con su Tom Dumolin incluido; los del ciclismo femenino; la Milán-San Remo y su Passo Turchino en 1946; las clásicas de pavés, con su cerveza y la pasión de todo un pueblo; la Itzulia y la mejor afición del mundo; las Ardenas; el Giro, con su todo; el Tour, siempre el Tour; la Volta a Portugal y su Agostinho; la Vuelta a Colombia y su Pablo Escobar; los Juegos Olímpicos y su Borbón bastardo; la Vuelta en blanco y negro y la del saltador de esquí; los mundiales… para terminar con la temporada de ciclocross y pista, además de algunos artículos de fuera de temporada con sus Poulidor, Anquetil, Guimard y otros tantos.

Lean, lean. Y no solo por las fabulosas historias que aparecen en el libro. Tampoco lo hagan solamente por la rica literatura que hay en él. Ni por el bien hilado prólogo de Peio Ruiz Cabestany o por la magnífica edición de Libros de Ruta.

Léanlo por todo eso, pero también porque, como dijo alguien muy sabio, el ciclismo fue inventado para ser leído. Y si sale de la pluma (o teclas del ordenador, que para el caso es lo mismo) del genio Pereda, aún es mejor.

Leer las primeras páginas del libro

Ficha del libro en la web

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