“Billete de ida”: Las siete vidas de Jonathan Vaughters

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Las siete vidas de Jonathan Vaughters.

¿Vaughters? Sí, hombre, Vaughters! Espera que piense… Ah sí, el americano ese que corría con Armstrong. El del US Postal. Ahora caigo. Y, ¿qué pasa con Vaughters? ¿no es el director del Education Fist? Pues que se ha publicado su biografía traducida al castellano por los de Libros de Ruta. Pues habrá que echarle un ojo. ¿Qué tal está? ¿No debe ser el típico libro de ex ciclista jubilado que cuenta sus relaciones sentimentales, lo duró que fue pasar a profesionales y lo difícil que ha sido dejar el ciclismo, no?

Pues sí y no. Vamos a ver. “Billete de ida. Siete vidas sobre ruedas” cuenta en primera persona la vida de Jonathan Vaughters, un ciclista de renombre allá por finales de los 90 y principios de los 2000. Y la cuenta des de un punto de vista muy personal. Por eso hace mucho hincapié en momentos felices o en momentos cruciales de su vida y obvia muchas de sus gestas deportivas, hasta el punto que uno puede perderse y no saber muy bien en que equipo andaba en cada momento. Pero eso es intencionado. Porqué Vaughters lo que quiere es contarnos otra cosa.

El libro empieza con sus inicios en el ciclismo: su primera bici, su primera carrera, el descubrimiento de su amor por el ciclismo y dedica mucho espacio a las personas que le arroparon de joven. Des de una familia de italianos medio surrealista que tenia una tienda de bicis cerca de su casa, pasando por la furgoneta destartalada de su padre con la que iba de carrera en carrera, hasta sus amigos (pocos) que comprendieron su amor por la bici desde muy joven. Porque, está claro, no es fácil comprender a un chaval escuálido, vestido con mallas, que todo el día anda en bici en vez de perseguir un balón.

La ficha del libro.

 Pero puede que no sea esa la parte más interesante, aunque las páginas van pasando a un ritmo tranquilo –como una de esas etapas con algunos repechos que prometen mucho, pero en las que ni De Gendt lo intenta– mientras explica como conoció a una de las mejores generaciones de ciclistas norteamericanos hasta el momento. Esos que soñaron con correr en Europa gracias a un rara avis llamado Greg Lemond que era capaz de batir a sus rivales en las carreras más duras del viejo continente portando las barras y estrellas a donde quiera que fuera. Y, entre todos ellos, Vaughters no puede apartar su obsesión por quien compartió muchas aventuras, alegrías y también pesadillas: Lance Armstrong.

Entonces todo cambia. El paso de Vaughters a profesional, su fichaje por un equipo español vinculado al Opus Dei, sus vivencias y sufrimientos (más sufrimientos que alegrías) en sus primeros años… El relato cobra interés. Queda claro: detrás de un contrato profesional hay alegrías, pero también penas, frustración, estrés. No es fácil hacerse un hueco. Y mucho menos si vas limpio. Y aquí empieza de verdad el libro. Yo no quería, pero claro, como era el único, pues ¿qué tenía que hacer? y excusas (o no tanto) que explican la generalización del dopaje en el pelotón profesional europeo.

Gente que antes no iba, ahora le pasaban por encima. De ser un buen escalador a que los esprínters le dejaran en cada subida. Incluso Armstrong, el grande, pasó de quedarse en cada puerto, de ocupar las últimas posiciones del pelotón, a machacar a sus rivales. Y, claro, frustración. Y mucha. “Póngame un poco de eso que les hace ir más rápido. Pero solo un poco”. Cosas de la moral. Y luego vino un poco más, mejoras del rendimiento, sentir la gloria del que puede ir delante y normalizar lo que nunca debió ser normal. Y más, pero no lo volveré a hacer. Esta es la última vez, lo juro. Ahorraremos los detalles.

 La historia empieza a ser bastante conocida. Jeringuillas, transfusiones, médicos, episodios dantescos con controles… Y, sobre todo, contradicciones internas (aunque no siempre). El vicio que conlleva el poder estar delante y salir en la prensa. Ser querido dentro y fuera del pelotón… De sus amores también habla, pero eso también nos lo ahorraremos. Parece que nada le salía bien a Vaugthers, que culpa de (casi) todo a su ambición por ser ciclista profesional y su obsesión por ello.

Pero el relato no termina aquí. Y puede que empiece la parte más interesante. La menos conocida. Vaughters no puede más, deja la bici de lado y empieza una nueva vida entre la depresión y la locura. Pero el ciclismo marca mucho y esa pulsión interna le hace emprender una nueva aventura. La aventura que hace que este libro merezca aún más la pena. Y de ahí sale un embrionario equipo ciclista, que al final se convierte en el sueño hecho realidad de ser un equipo WorldTour.

El Vaughters director de equipo nos cuenta algunos de los entresijos de cómo se crea un equipo ciclista puntero, de los millones necesarios, de lo difícil que es sobrevivir en este mundo para un equipo y de lo estresante que es vivir siempre al límite, en el filo de la navaja. Y va más allá: nos explica también cómo funciona el ciclismo profesional desde el punto de vista de los equipos ciclistas, cómo está montado todo el tinglado y del poder que tiene ASO como organizadora del Tour. Puede que muchos conozcan esa parte del ciclismo, pero no se comenta en el día a día ni Perico o Carlos de Andrés charlan de ello en las aburridas tardes en las que Tony Martin para al pelotón para que no corran tanto.

La contraportada.

Y, claro, si ya habló mucho de sus compañeros, sus amigos y sus enemigos en el pelotón, en esta última parte del libro no puede quedarse atrás y salen nombres tan dispares como Bradley Wiggins y su traición (o eso se comenta), algunos de los mandamases del ciclismo mundial boicoteando al Giro y Armstrong (siempre Armstrong).

Luego está el sacar pecho. La redención de Vaughters contada en primera persona. Su explicación de cómo se ha dedicado a la lucha contra el dopaje en los últimos años, su colaboración con las agencias antidopaje, la creación de un equipo limpio que pudiera competir a gran nivel. Pero también su idea de negocio sobre el ciclismo, de lo que debería ser y no es. De lo anclado que está este deporte al pasado en cuanto a su visión empresarial. Y de lo difícil que es sacar adelante una estructura como un equipo ciclista mediano en un mundo donde los petrodólares y los magnates han invertido tanto. Siempre en la cuerda floja. Siempre a punto de desaparecer. Pero resistiendo hasta hoy en día, aunque tu vida familiar se vaya al garete.

“Billete de ida. Siete vidas sobre ruedas” va de esto y de muchas más cosas. Léanlo –letra agradable, edición muy bien hecha– y a medida que pasen las páginas verán cómo el relato crece, como cada vez se hace más interesante. Eso sí, tengan en cuenta que es una autobiografía, que Vaughters es el bueno, el redimido, y que, pese a intentar apaciguarse, sus fantasmas le persiguen en cada capítulo del libro. Para que se hagan una idea, el espectro de Armstrong aparece tanto que incluso es la última persona que aparece citada en el libro. Y no sin cierto rencor.

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