¿Dónde están los imperdibles?

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Foto: Getty Images

Estamos a finales de febrero y la mayoría de los corredores ya han vuelto a coger imperdibles para incorporar a sus espaldas un número que les represente en carrera. El 2020 ya ha empezado a rodar, pero ¿qué aspectos psicológicos también se han unido a esta fiesta?

Entre otros, el miedo, entendido como la incertidumbre de ese estreno postpretemporada donde los imperdibles, aparte de unir el número al maillot, unen al mismo tiempo las preguntas creadas en pretemporada para que la propia competición vaya respondiendo las cuestiones: ¿Cómo estaré para arriba? ¿Cuál será el ritmo de carrera? ¿Cómo habré recuperado las últimas concentraciones? ¿En qué momento de forma llego? ¿Habré trabajado lo suficiente la velocidad? ¿Tendría que haber machacado más los entrenamientos con la cabra? ¿Aún tengo margen para bajar de peso?…

Todas esas preguntas es la competición la que te responde y te deja situado en un lugar que quizás te agrade o quizás te desagrade. Pero esa ubicación es la que te saca el aprendizaje para volver a reajustar si los entrenamientos deben de seguir en la misma línea o deben de incorporar algún factor nuevo. Todo ello sirve para aterrizar. Para que luego cada uno acepte la respuesta obtenida por la competición. Esta suele ser la fase más complicada de digerir a nivel psicológico, a no ser que tus expectativas hayan sido gratamente cumplidas (podríamos poner en excepción a Nairo Quintana al referirnos a su exhibición en el Mont Ventoux o a la más reciente de Adam Yates en el UAE Tour).

Psicológicamente es fundamental situarse y saber uno de dónde parte. En pretemporada los test de 20 minutos y las pruebas de esfuerzo sirven de indicadores, pero es la propia competición la que da valor a todos esos test. Es como si el examen final fuera la competición y todo lo anterior hubieran sido exámenes parciales. Puedes pasarte tiempo (que es muy valioso) en un velódromo ajustando la posición y la aerodinámica, pero es la crono que hagas en competición el que te va a decir si el trabajo ha sido correcto o sigues necesitando ajustar detalles, que siempre los hay.

Todo este proceso genera dudas, incertidumbre y a nivel emocional nerviosismo, pero es importante ponerle palabra a todo ello. Lo que sientes es miedo. En el trasfondo existe aquello de: ¿Qué va a ser de mí? Tranquilo, esa vivencia es normal. De hecho, debes ponerte nervioso en una competición; es necesario para la activación neurofisiológica.

Por lo tanto, os aseguro que no hay dos clases de personas, los que están nerviosos o con miedo y los que no. Todos están nerviosos y en cierta medida tienen miedo, aunque no lo experimenten como tal. Pero todos están alimentados por la incertidumbre.

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Foto: La Presse / UAE Tour

En la Vuelta Andalucía, tanto Mikel Landa como Jacob Fuglsang estarían igual de expectantes que cualquier otro en la primera etapa, al ser al mismo tiempo su primer día de competición del año. Landa tuvo un accidente que le dejó dañada la espalda, y seguramente, no sabría decir cómo llegaba a la competición. Fuglsang, por su lado, aún no había tenido la ocasión de debutar en esta campaña.

Además, a los dos se les añadía la presión de ser los líderes del equipo y eso hace que la incertidumbre pueda incrementarse. La diferencia está en cómo gestiona cada uno su rol. Si el enfoque es desde la duda negativa: “es que no me encuentro bien”, “es que tuve un atropello”, “es que eso hace que no llegue en mis plenas facultades”, “es que he pasado la semana con catarro y enfermo”, “es que vengo de estar lesionado”, es decir, ‘el pensamiento esquezofrénico’ que lo llamo yo, o si simplemente gasto la energía justa en decir “sé cuáles son mis circunstancias y vamos a ver qué pasa”.

El punto de partida es muy diferente. Siempre hay dos opciones de interpretar el mismo acontecimiento, dependerá de ti hacia qué lado te inclinas para posicionarte en lo negativo, en lo neutro o en lo positivo. Es esto de cara a pocos días o semanas de la competición lo que suelo trabajar con los y las deportistas: detectar qué emoción siente, qué pensamientos rondan en su mente y aterrizarlos vía dinámicas para que la preparación mental sea adecuada teniendo en cuenta que no vamos a poder esquivar la incertidumbre.

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Foto: Bettini Photo / Bahrain-McLaren

Por lo tanto, me gustaría terminar con una frase que le escuché un día a Pep Marí (psicólogo deportivo durante más de 16 años del Centro de Alto Rendimiento de Barcelona), cuando decía que él no se la había escuchado a un entrenador, ni a un deportista, sino al actor de cine John Wayne (el cowboy más famoso del cines), para reflejar que: “Ser valiente es estar muerto de miedo y, a pesar de ello, subirse al caballo”.

Mi enhorabuena a todos esos que han subido a la bici, se han estrenado en la temporada 2020 y han podido retomar la pelea de meter manillar, probar a atacar, luchar por la colocación, por estar en fuga, por bajar en mojado, por darlo todo por el equipo y por uno mismo, por incorporarse a las nuevas filas de un equipo y sobre todo por pagar el precio de seguir llevando un dorsal en la espalda.

Como aseguran que ha comenzado el espectáculo: ¡Qué vivan los imperdibles!

Psicología y Coaching deportivo

Uxue Otxoa Alberdi. Psicóloga y facilitadora del alto rendimiento, @uxueotxoa