La grandeza de Primoz Roglic, más allá de los resultados

La grandeza de Primoz Roglic, más allá de los resultados

Foto: Itzulia

El último ganador de la Itzulia Basque Country-Vuelta al País Vasco no sólo dio de qué hablar por su nivel en la ronda vasca, sino también por sus 24 horas posteriores a proclamarse campeón de la prueba en Arrate el 10 de abril del 2021. Tras una etapa donde se puede decir que Roglic se cascó algo parecido a una contrarreloj de 50 kilómetros, en torno a las 17.30 de la tarde del sábado subía al pódium junto a Tadej Pogačar y su compañero de equipo Jonas Vingegaard para celebrar el triunfo final.

La sorpresa llega el domingo, cuando por la mañana, Grischa Niermann (el entrenador del Jumbo-Visma), publica a las 08:00 de la mañana en su twitter, que están reconociendo la etapa 20 del Tour de Francia en Libourne. En la foto se aprecia una pantalla que dice que llevan ya 6,4 km en ello, así pues, se puede concluir que se montó en la bici a eso de las 07.30 o 07:40 de la mañana.

Teniendo en cuenta que desde Eibar a Libourne hay unos 325 kilómetros y deduciendo que los hizo post-etapa de Arrate en coche (ya que hay unas 4 horas aproximadamente), llama la atención que tras la celebración y el cansancio que tendría que padecer, estuviera en Francia sin permitirse un respiro sentado de nuevo en el sillín a esas horas de la mañana. Pero, por si fuera poco, a las 13:38 del mediodía de ese mismo domingo, el entrenador del equipo alemán vuelve a publicar un tweet diciendo que estaban ésta vez reconociendo la quinta etapa del Tour de Francia en Change (lugar que se encuentra a 430 kilómetros de Libourne).

En definitiva, Roglic gana la Itzulia en Arrate el sábado por la tarde; 325 km a Libourne; 07:30 a.m. del domingo a reconocer la 20ª etapa del Tour ; 430 km a Change; 13:38 p.m: reconociendo la quinta etapa.

¿Os sorprende? ¿Qué podemos concluir de todo esto?

Puede ser un intento de querer recrear lo que en una vuelta grande se experimenta: tras acumular una semana exigente y haber hecho una etapa dura y explosiva, simular posteriormente un traslado significativo que represente uno de esos viajes post-etapa hasta el hotel, donde en caso de victoria, se celebra lo justo para poder priorizar el descanso, de cara a la etapa del día siguiente (que en éste caso serán reconocer ambas contrarrelojes francesas).

Todo esto no deja de ser una mera hipótesis, pero este tema del reconocimiento, ¿cómo de importante es hacerlo de esta manera? ¿Cuándo se debe hacer? ¿Qué implicación mental o física puede tener para cuando toque vivirlo en competición?

Sin ir más lejos, esa misma semana, en la tercera etapa de la Vuelta al País Vasco que terminaba en Ermualde (esa en la que al sprint le ganó Pogaçar), se le vio a las 09:00 de la mañana reconociendo en solitario los últimos 20 kilómetros del recorrido, para luego ir a las 12:30 a la salida y terminar haciendo en la etapa segundo.

Foto: Charly López / Itzulia Basque Country

Una se puede preguntar cosas como: ¿por qué hace eso?, ¿por qué en bici?, ¿por qué a esa hora?, ¿por qué el mismo día?, ¿para qué lo hace?, ¿cuál es el objetivo?, ¿qué busca?

Dicho acto previo a la carrera, se puede valorar de muchas formas: desde algo inteligente, por estar reconociendo in situ el mismo día de la etapa el tramo final, y conseguir lectura mental como ventaja ante los adversarios; hasta un esfuerzo extra que puede hacer que el deportista acumule fatiga. Además, mientras los demás descansaban, hay que tener en cuenta que en esos 20 kilómetros que reconoció, tuvo que subir tres puertos, que por muy tranquilos o despacio que los hiciera, es algo que podría estar causándole algo de fatiga física y mental. No obstante, lo importante en todo esto es valorar cuándo un acto de estas características potencia al corredor o le limita.

El beneficio de hacer una visualización real y en el día puede beneficiar a la persona para el momento de máximo esfuerzo. Entre otras cosas, porque es como si vía pensamiento, en el diálogo interno del corredor, en plena etapa, se dijera algo como: “ah, esto ya me suena, es familiar”, y eso le cause una gestión del estrés competitivo, generando mayor concentración y control atencional, incluso, pudiendo disminuir el estado de alerta en momentos de máximo esfuerzo.

Pero, ¿qué tiene Roglic de diferente al resto para que estas cosas no le influyan? A otros corredores, aplicar esa planificación en el día de la etapa, puede causarles efectos totalmente contraproducentes anímicamente, ya que reconocer conlleva poner foco, atender y poner en marcha el cuerpo y la mente. Luego, si fuera verdaderamente producente, serian muchos los que reconocieran el mismo día.

Entra aquí en juego, en mi opinión, la personalidad de cada uno. Y eso conlleva conocer a la persona para poder saber responder preguntas como ¿quién es?, ¿cómo es?, ¿qué le da seguridad? ¿y tranquilidad?

Sin tener la suerte de conocerlo, creo que es nocivo decir que Roglic es alguien muy calculador, que necesita saber todo, para así tener todo bajo su control. Es por lo tanto coherente en su manera de funcionar, al necesitar reconocer todo e intentar que no se le escape nada.  Y todo esto lo prioriza aun teniendo un equipo que le da todo masticado y al milímetro. Él quiere verlo, visualizarlo con sus propios ojos, quedarse con detalles que igual nadie le ha contado, o vivir lo que le trasladan en primera persona. Pero, ¿por qué lo hace de esa forma?, pues seguramente porque es la manera de hacer y sentir que tiene, y de donde obtiene tranquilidad y seguridad al saber que ya lo tiene en su retina.

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Foto: Team Jumbo-Visma

No obstante, ya ha habido personas cercanas a él, como el biomecánico del equipo Jumbo-Visma Jon Iriberri, quien lo ha definido como una persona que confía en sí mismo ante el escepticismo general, gracias a su mentalidad ganadora y su no tendencia a castigarse o sufrir si pierde. Comenta, asimismo, que es una persona trabajadora para sacarle el máximo valor a todo lo que hace y eso conlleva a que sabe buscar cada mínimo factor de mejora hasta conseguir el máximo de evolución posible. Tanto es así que Iriberri recuerda lo que, en la derrota del Tour, el esloveno les comunicó: “no puedo sentirme triste, he hecho todo lo que está en mi mano”.

Aprovechando esas palabras de Primoz, no puedo evitar compartir la gran entrevista que en enero de este año el esloveno realizó con el periódico francés L’Équipe. En ella, se aprecian varias cuestiones de las que estoy hablando en este artículo, las cuales quiero destacar.

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Foto: A.S.O./Fabien Boukla

Cuando le preguntan cuáles fueron los errores que cometieron en la ronda francesa, responde que en general estuvimos demasiado centrados en el cálculo, yo especialmente. Me hacía muchas preguntas de si hacía falta hacer una cosa o la otra, y eso hizo que ni yo ni el equipo corriera espontáneamente. No está todo en el control, el instinto también existe y ¿qué papel juega? Quisimos controlar demasiado y eso fue contraproducente”. Me parece que es una respuesta que resume muy bien que no todo son números y que la parte intuitiva e instintiva son cosas a las que también se deben prestar atención y dedicación. Como muchas veces digo, el papel lo soporta todo, pero luego, no todo es fácil de llevarlo a la práctica. Asimismo, siempre quedan cosas que no se pueden planificar, por ejemplo, saber qué va a sentir o cuál va a ser el diálogo interno de un corredor en carrera, pero sí que se pueden aterrizar otro tipo de cuestiones, como la del nivel de activación deseado, la franja de concentración necesaria y otras muchas variables psicológicas que sí están unidas a esa parte espontánea que también tiene su cometido en carrera.

Siguiendo con la entrevista de L’Equipe, y aprovechando que está unido con lo que al inicio os comentaba, le plantearon si fue una ventaja para Pogaçar el no haber reconocido la última etapa del Tour. Roglic asume que “”, añadiendo que “reconocer en la mañana misma fue demasiado, debería haber hecho algo más tranquilo. Esa mañana estaba muy entusiasta, puse demasiadas cosas en mi cabeza y eso generó que estuviera demasiado acelerado”. Esta reflexión a podido ser una de las razones por las que ha preferido viajar, tras la Vuelta al País Vasco, a reconocer con tiempo y calma las contrarrelojes del próximo Tour. Además, viviéndolo en sus propias carnes, querrá esta vez tener bajo control esa información y estimulación que tantas dudas le generaron, debido a que activan el pensamiento y consecuentemente el cortisol (hormona que se libera como respuesta al estrés).

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Foto: ASO / Pauline Ballet

Aun así, sigo sin entender algunas cosas, ya que, aunque ha querido prevenir el tema de las cronos, en la Itzulia sí que volvió a reconocer el mismo día de la etapa. Por lo tanto, sigo teniendo preguntas sin responder: ¿cuándo se debe de reconocer una etapa? ¿de qué depende? si es antes, ¿cuánto antes? ¿qué y cómo se reconoce?, ¿con qué objetivo?

La entrevista sigue su curso, y cuando rascan el ámbito psicológico, me encanta la respuesta que Roglic ofrece cuando le preguntan qué hizo para que no bajara los brazos tras perder el Tour de Francia y a las dos semanas ganara la Lieja-Bastón-Lieja y posteriormente la Vuelta a España: “parar un poco después de terminar el Tour me vino bien, y eso no me bajó el ánimo de seguir. Yo amo lo que hago. Tengo 31 años y esto no va a durar eternamente. Tengo que sacar beneficios en éstos momentos que soy bueno y no me voy a dejar abatir. En el 2020 estaba totalmente entrenado cuando todo estaba parado por el Covid-19, y al retomar las carreras, pude reconstruirlo todo. Por eso, cuando terminé el Tour me dije: he trabajado duro, no me puedo estancar aquí y quiero más”.

Esa ambición, tener los pies en la tierra y respetar los valores que uno tiene, hace que incluso cuando le insisten en saber si será el próximo ganador del Tour de Francia 2021, de nuevo recalque que: “No me torturo con preguntas de si ganaré o no, yo quiero ser el número uno y el Tour rodea todo eso. Estoy centrado en ser mi mejor versión y trato de mejorar siempre mis límites a la vez que intento empujar a mis compañeros y al staff. Me he dedicado a engranar un buen equipo y prefiero centrarme en el camino que en la llegada”.

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Foto: Unipublic / Photo Gomez Sport

Valora el proceso, y no pone foco en el resultado. El o la que me conoce sabe a qué me refiero cuando les digo que tenemos que olvidarnos del “resultaditis”, ya que es algo que no depende de nosotros, y que consecuentemente, sólo nos queda centrarnos en lo que sí depende de nosotros. Creo que el esloveno es un gran ejemplo y profesional en ese sentido. Entre otras cosas porque en esa misma entrevista recalca: “Es nocivo tener la victoria por objetivo, porque si tú eres segundo, estás acabado y no encuentras más la forma ni la fuerza para seguir. En cambio, si no tienes la victoria por objetivo, el ser segundo te da fuerzas para seguir trabajando”.

Así pues, uniéndome a lo que defiende Roglic, recalco que los objetivos de temporada han de ser definidos no por resultados que se quieran lograr, sino por la evolución que uno desea obtener en todos los ámbitos, que al fin y al cabo es a lo que uno pone foco a diario: “Estaré súper orgulloso si en éste 2021 consigo mejorarme en un 0,5%”.

Por último, y no por eso menos importante, la entrevista recoge la siguiente explicación de Roglic tras hacerle la pregunta de si se debate el liderazgo en el equipo Jumbo-Visma. El ex esquiador añade: “No soy de los que destaca en el grupo. Vengo de un deporte individual donde lo importante no se trata de ser líder, sino de tener la fortaleza mental y técnica. El ciclismo es colectivo y me ha costado aprender esto y abrirme a los demás. Estoy aprendiendo todos los días cómo ser un buen líder y, a veces, esto no es algo natural para mí, vengo de otros entornos donde esto no se daba”. Es por eso que comenta que el tema de liderazgo ha sido algo que se lo han reprochado, ya que “en días de descanso nos juntábamos, pero yo prefería rodar sólo, estar sólo. Les decía que no era en contra de ellos, sino que necesitaba estar sólo y que no tenía necesidad de compartir mis pensamientos con los demás. Aun así, me decían que no pensaba más que en mí y que era un tío especial”.

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Foto: Charly Lopez

Es visible la clara área de mejora que tiene éste ciclista en cuanto al desarrollo de liderazgo, ya que el líder tiene que dar ejemplo no sólo cuando lleva dorsal, sino en todo su ser, debido a que es clave para crear cohesión, pertenencia de equipo y facilitar la comunicación. Siempre que se mantenga la esencia de uno, y no se crea un personaje con el que no se identifica, hay mucho que trabajar en ese sentido. No obstante, es ejemplar también que muestre una actitud de apertura al definirse como: “Diría que estoy abierto a las críticas. Agradezco que se me diga lo que no funciona, lo tomo como un desafío a mi favor, para ser mejor y mejorarme a mí mismo. Es una manera de aprender”.

Así pues, cuanto más trabaje Roglic ese ciclismo más allá de la calculadora, deje participar al instinto, refuerce su liderazgo, y sin dejar a un lado su faceta controladora, cuide la filosofía de rendimiento que plantea, más consolidado será como corredor y como líder.

Y en cuanto a las preguntas planteadas, encantada estaré de leer cualquier aportación.

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