¿Cómo organizar la lucha antidopaje en plena crisis por el coronavirus?

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Foto: Santos Tour Down Under @cauldphoto

La lucha antidopaje es otro elemento que va a quedar profundamente dañado en este período de confinamiento obligatorio por culpa del coronavirus. No hay documentos oficiales sobre la cuestión, pero resulta más que evidente que los ciclistas van a vivir una situación muy especial: tendrán menos controles… entre otras cosas porque no hay carreras a la vista.

El ciclismo vive dos tipos de controles: los que se practican durante las carreras y los que se realizan fuera de competición, en la residencia del corredor. Es evidente que los del primer tipo han desaparecido puesto que no hay ninguna prueba en el calendario oficial hasta el mes de mayo. Pero también va a ser muy difícil que se realicen controles fuera de competición.

Los médicos están habilitados para viajar por España (y por el resto del mundo), por lo que legalmente no hay inconveniente para que un médico pueda visitar a un corredor y practicarle un control antidopaje fuera de competición. Por tanto, cualquier tentación de hacer trampas debería ser borrada de la mente de los deportistas, puesto que sí es posible que sean sometidos a un control antidopaje.

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Foto: AEPSAD

Sin embargo, la realidad es que ahora mismo hay pocos recursos económicos, logísticos y humanos que puedan ser dedicados a la lucha antidopaje. Además, la prudencia indica que las salidas a la calle deben ser limitadas al máximo y que la interacción con el deportista es un peligro tanto para el médico como para el corredor. Además, no hay que olvidar que la mayor parte de los laboratorios antidopaje han visto cerradas sus oficinas , solo cuatro de la AMA siguen en funcionamiento, según informa el diario deportivo AS, por la reclusión obligatoria en muchos de los países, lo que dificulta la elaboración del test. Y todo ello sin pensar que existe un tiempo límite desde que la muestra es tomada hasta que llega a la sede del laboratorio, algo que ahora resulta muy complicado puesto que los viajes en avión y las compañías de logística/transporte sufren graves deficiencias.

En ese sentido el ciclismo tiene una ventaja respecto a otros deportes: la sustancia más empleada para hacer trampas, la maldita EPO, no significa ventaja alguna cuando se toma tantas semanas antes de las grandes competiciones (Tour o Juegos) y, además, cuando no se puede emplear para mejorar la resistencia en los entrenamientos, puesto que ahora mismo apenas se puede entrenar con rodillos en países como España. Mucho peor es la situación de deportes como la halterofilia, donde se emplean anabolizantes que mejoran la fuerza muscular durante meses y cuyo uso en estas semanas puede generar grandes beneficios incluso en pleno verano durante la disputa de los Juegos Olímpicos.

El deporte se enfrenta a grandes retos en esta crisis del coronavirus. Uno de ellos es la lucha antidopaje, un elemento que hace que muchos países se estén planteando que los Juegos Olímpicos de Tokio pueden ser los más desiguales de la historia, pero ya no sólo por el posible uso del dopaje sino también por un elemento mucho más básico: algunos países están permitiendo a sus deportistas entrenar mientras en otros existe una prohibición absoluta. Como decíamos en un artículo anterior, no parece la mejor manera de afrontar las grandes competiciones.

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