Las dificultades para entrenar tendrán consecuencias

Las dificultades para entrenar tendrán consecuencias

Foto: A.S.O. / Fabien Boukla

La pandemia del coronavirus está teniendo una repercusión enorme a nivel mundial y en todos los ámbitos. En España, el estado de alarma paraliza la vida diaria, incluido el deporte. Los ciclistas profesionales, en concreto, no pueden salir a ejercer su trabajo y entrenar en la carretera; en otros países, sí. Esa desigualdad va a tener efectos cuando se reanude la temporada.

El calendario ciclista no se va a reanudar antes de mayo, según anunció el martes la Unión Ciclista Internacional (UCI), y estudia prolongarlo hasta noviembre. Entonces, todos se pondrán un dorsal, pero no todos llegarán igual de preparados.  La temporada va a ser caótica, con ciclistas que aún no han debutado en 2020, caso de Primoz Roglic o Tom Dumoulin, por ejemplo, y que no debutarán hasta principios del verano. Y con muchas carreras apelotonándose hasta el 1 de noviembre en el calendario.

La falta de ritmo competitivo será evidente. El problema para los corredores de algunos países -no es universal- es la imposibilidad o, al menos, la dificultad para entrenar. Así como en algunas naciones de momento no hay problema alguno y en otras existen cuarentenas obligatorias para toda la población pero no para los ciclistas profesionales, en España los corredores ni siquiera pueden salir fuera de su casa, por lo que toda la preparación física queda limitada al uso de los rodillos, como mínimo en los 15 días del estado de alarma. Vista la gravedad de la situación, la mayoría ha aceptado la coyuntura. Dependerá del tiempo de confinamiento; no serán lo mismo 15 días que 45, por ejemplo.

En Italia, Francia o Bélgica, en cambio, los profesionales sí pueden salir a la carretera, aun con restricciones y respetando una serie de normas. La Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) reclamó al Ministerio del Interior «desarrollar su trabajo en las carreteras españolas de forma individual», a pesar de que la Federación Españolay el Consejo Superior de Deportes (CSD) zanjaron cualquier debate y recordaron la prohibición de salir a entrenar a la carretera.

Con ciclistas sin ritmo de competición y sin posibilidades reales de entrenar, llegamos a otro punto importante: los corredores cuyos contratos finalizan el 31 de diciembre de 2020 se van a ver en una situación complicada para conseguir la renovación y/o para atrapar una mejora de contrato, puesto que se van a tener que jugar todo el año en los últimos meses y sin una preparación adecuada. La ventaja es que muchos rivales estarán en condiciones parecidas. Y la desventaja es que no todos los países están igual de afectados, por lo que los primeros meses de vuelta a las carreras serán muy desequilibrados entre los que han podido entrenar y los que no.

Entrenamiento del miércoles de Oliver Naesen (AG2R La Mondiale) en Flandes, 365  kilómetros en 12 horas:

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Y lo mismo se puede decir de la categoría amateur (elite y sub23). Si hay una autorización para que los profesionales puedan entrenar es más que evidente que ellos no serán autorizados, por lo que van a estar obligados durante semanas a no poder entrenar con toda la temporada de clásicas suspendida y con inmensas dificultades para que los jefes de los equipos profesionales y WorldTour conozcan sus capacidades. También para ellos se presenta un año complicado.

No podemos olvidar, sin embargo, que las consecuencias más graves se reflejan en los ámbitos sanitario y económico. Y que las secuelas más importantes por la crisis del coronavirus van a ser para los sectores sociales más vulnerables. La realidad, 17.147 contagios y 767 muertos según el último balance en España, está por encima de todo lo demás.

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