Taylor Phinney, el artista que pudo ser leyenda

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Foto: Education First

El estadounidense Taylor Phinney (1990, Education First) correrá en Japón este domingo su última carrera como profesional. A los 29 años, el Phinney músico y artista le ha ganado la batalla al Phinney ciclista.

A principios de la década, Taylor Phinney lo tenía todo para triunfar en el ciclismo. Hijo de Davis Phinney (ganador de dos etapas en el Tour de Francia) y Connie Carpenter-Phinney (doble medallista mundial en línea), y atado de cerca por Jonathan Vaughters de junior y por Lance Armstrong de sub23.

En su primer año como junior, 2007, ya fue campeón del mundo contra el crono y a los 18 años ya se coronó en la Paris Roubaix u23. Su segundo año como sub23, antes de pasar a profesionales con el BMC repitió triunfo en el velódromo de Roubaix y vistió el arcoíris sub23 contra el crono.

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Foto: UCI Cycling

La progresión de Phinney se mantuvo en el WorldTour. Ganador del prólogo del Giro d´Italia con solo 21 años, cuarto en la contrarreloj y en la línea de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, plata en el mundial contrarreloj en 2012, la general del Tour de Dubai… hasta que sufrió una caída que le destrozó su pierna izquierda en el nacional de Estados Unidos de 2014, con solo 23 años.

Taylor Phinney ya no volvió a rendir al mismo nivel sobre la bicicleta. Durante su lesión, que le tuvo parado un año y dos meses, aprendió a disfrutar de la vida sin dar pedales. Se montó un estudio de arte en su casa y también comenzó a componer música. A llenar su vida con imaginación.

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Primera pintura de Taylor Phinney, a finales de 2014.

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Uno de los cuadros de Taylor Phinney.

En sus cuatro temporadas y media después de la lesión, Phinney no volvió a sacrificarse como antes. Solo dos victorias, las dos en Estados Unidos, y un octavo puesto en la Paris-Roubaix 2018 como resultado más destacado.

Sus prioridades quedaban claras cuando le preguntaron sobre una posible reconversión a vueltómano: “Puedes perder peso para ser escalador, pero conlleva mucho sacrificio y mucha hambre, y a mí me encanta comer. Comer es la base primaria de la felicidad. No me quitaría el pollo con gofres”, afirmaba a Cycling Weekly en 2015.

Los viajes, la vertiente artística y, en resumen, su forma de alcanzar la felicidad le ganaron la partida al ciclismo profesional. Desde este domingo, Phinney podrá dedicarse a tiempo completo a «crear arte, música, crear y cultivar». El ciclismo pierde una estrella, pero Taylor Phinney seguirá brillando.

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Oh Fuck es una de las 7 pistas que ha publicado Taylor Phinney en su canal de Soundcloud.