Giro Italia: Una carrera con mil cambios de guion (Conclusiones)

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Foto: LaPresse - D'Alberto / Ferrari / Paolone / Alpozzi

Todavía resuenan los ecos de las últimas batallas en las montañas italianas y es hora de hacer balance de lo acontecido en el recién terminado Giro. Una carrera que, como en años anteriores, ha sido toda una sucesión de giros y vuelcos inesperados. De un líder sólido durante dos semanas que se hundió en la última a otro que no apareció hasta esos últimos días y acabó ganando. Esto es lo que ha dejado de sí el Giro de Italia 2018.

Froome sobrevivió y los remató. Dejar vivo a alguien tan competitivo como el británico al final tiene sus riesgos, porque puede reaparecer y rematarte. Algo así ocurrió en este caso. Froome no estuvo fino durante toda la primera mitad del Giro, e incluso en la jornada de Sappada pudo volver a perder definitivamente la carrera. Pero el excesivo conservadurismo de los rivales le dio vida y primero en Zoncolan y luego en Finestre, camino de Bardonecchia, dio dos verdaderas exhibiciones. Con la última se puso de rosa y acabó ganando la carrera.

Dumoulin, la regularidad no valió. Sin duda ha sido el más consistente de todos los que han participado en este Giro. Pero eso por sí solo no basta. Siempre hubo alguien mejor que él y, cuando ese alguien desfalleció, apareció otro que acabó superándolo. Se va con un segundo puesto y, sobre todo, con la sensación de ser un corredor muy fiable. Tal vez le pese el error de haber querido esperar a Reichenbach bajado Sestrière.

¿Reedición del duelo? Con todo, hay que reconocer que la pelea Froome-Dumoulin ha sido el gran aliciente de este Giro, aun cuando durante muchos días parecía que no habría tal duelo. La resurrección de Froome y lo cerca que siempre ha estado Dumoulin, unas etapas por delante y otras detrás, han dado un punto extra a la carrera. Ya se sabe que Froome irá al Tour. El holandés estará en las Hammer Series de Limburgo, pero no desvela nada más allá. ¿Reviviremos la lucha, con otros invitados, en cinco semanas?

Poels y Oomen, los grandes gregarios. Dos neerlandeses. Uno veterano ya. El otro todavía muy joven y con mucho por delante. De momento, Poels le ha dado una verdadera lección a Oomen en lo que a ser gregario se refiere. Fue mucho más decisivo el del Sky junto a Froome que el joven ciclista del Sunweb al lado de Dumoulin, pese a que finalmente ha cerrado una novena plaza en la general.

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Foto Marco Alpozzi – LaPresse

‘Supermán’ ya es una realidad. Fue Top10 en la Vuelta 2017, también de menos a más, ha logrado entrar en el ‘cajón’ final en Roma. Cierto que por tres desfallecimientos -primero Chaves, luego Yates y al final, Pinot- pero había que mantenerse ahí. Se queda además con la ‘maglia bianca’ de mejor joven de este Giro. Sin duda un gran botín para el colombiano de Astana, que sigue dando pasos en su progresión.

Carapaz, la revelación. Y si hay que hablar de alguien como revelación de este Giro, ese es Richard Carapaz. Le ha disputado el podio a López hasta la última rampa de Cervinia, se ha vestido de blanco varios días y se va con una victoria de etapa en Montevergine y el cuarto puesto de la general. Difícil pedir mucho más en su primera participación. Tremendo salto del ecuatoriano en este 2018.

Foto: LaPresse – D’Alberto / Ferrari / Paolone / Alpozzi

Un Top10 muy joven. Salvo Chris Froome, que ya cuenta 33 años, lo cierto es que el Top10 de la carrera tiene una media de edad bastante baja. De hecho, más allá del vencedor y Pozzovivo (35), el resto son todos bastante menores de 30. Patrick Konrad (27) firma un gran séptimo puesto, mientras que George Bennett (28) y Davide Formolo (25) dan un paso adelante en consistencia y acaban octavo y décimo, respectivamente.

Pocos, pero importantes. Había pocos españoles en liza, pero su papel ha sido más que meritorio. Pello Bilbao cierra la general con un más que notable sexto puesto, sin salir ni un sólo día del Top10 y muy cerca de los ganadores en todas las etapas. Mikel Nieve aprovechó su primera oportunidad, apuntó y ganó la etapa de Cervinia. Y luego está el trabajo de Luis León Sánchez, De la Cruz, Víctor De la Parte o Rubén Fernández para sus respectivos equipos. Y mención final para otro Rubén, Plaza, que acabó segundo en Prato Nevoso después de una agónica subida en la que sólo Schachmann pudo con él.

Foto: @giroditalia

Un gran Yates pese al hundimiento. Simon Yates parecía ser el hombre del Giro. Tres etapas en 15 días, el tremendo ataque en solitario en Sappada y, sobre todo, lo bien que aguantó la crono. Pero en Prato Nevoso se encendió la luz roja, y luego en Finestre se demostró que no había sido un mal momento puntual. Se dejó 37 minutos y cualquier opción de victoria. Aún así, se queda con las tres victorias parciales y la buena forma de las dos semanas iniciales para un corredor al que hasta ahora siempre se le han hecho larga las carreras de tres semanas. Sólo tiene 25 años, hay tiempo.

La agonía de Pinot. Sólo 18 horas antes estaba tratando de atacar a Dumoulin y encaramándose al tercer puesto del podio. Pero en el Tsecore, Pinot se quedaba del grupo de favoritos y tenía que ser hasta empujado por sus compañeros. Totalmente vacío, acabó la etapa y tuvo que pasar por el hospital donde le fue diagnosticado un principio de neumonía.

Un irreconocible Fabio Aru. Ya en la primera semana mostró que le faltaba un punto para estar con los mejores, pero se esperaba que remontase un poco en la parte final, más dura y mejor para sus condiciones. Pero no sólo no fue así, sino que el sardo se hundió por completo en Prato Nevoso y luego se tuvo que subir al coche en la etapa de Bardonecchia. Se suponía que era el hombre franquicia del UAE para las grandes vueltas. De momento, el Giro ha sido decepcionante. Veremos qué ocurre en la segunda.

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Foto: UAE Team Emirates

Meintjes y Woods, por debajo de lo esperado. Otros dos que tampoco han rendido a su nivel. El sudafricano quedó descartado ya en el Etna, y eso sí que es curioso porque suele ser un ciclista que se agarra muy bien a los grupos. A partir de ahí se ha mantenido en un segundo plano, hasta el punto de ni siquiera filtrarse en alguna fuga numerosa. Woods empezó bien e incluso disputó alguna etapa, pero fue de más a menos. Acaba lejos del Top10 y sin opciones reales de ganar en los días más duros.

Viviani vs Bennett. Ha sido el gran duelo de los sprints. Al final, se ha impuesto el italiano con cuatro victorias -y la maglia ciclamino- por tres del irlandés de Bora-Hansgrohe. Además, casi siempre que ha ganado uno de ellos, el otro ha sido segundo. Los dos han estado de largo muy por encima del resto de participantes.

Los cazaetapas se reinventan. En un Giro en el que apenas han llegado fugas, los cazadores de etapas han conseguido reinventarse. Además de Nieve y Schachmann, que sí materializaron escapadas, han ganado ciclistas como Tim Wellens, Enrico Battaglin o Matej Mohoric, que repiten en grandes vueltas. Pero en este caso lo han hecho bien resolviendo al sprint finales complicados, bien saltando del pelotón con cierta distancia y manteniendo el hueco. Adaptarse o morir.

La mitad entre Mitchelton-Scott y Quick Step. Si ya es difícil que ganen muchos equipos en el Giro, hay que contar que este año entre dos formaciones se han llevado 10 de 21 etapas. Prácticamente la mitad. Otras tres han sido para Bora-Hansgrohe, dos de Sky mientras que BMC, Lotto Soudal, Sunweb, Lotto NL-Jumbo, Movistar y Bahrain-Merida han logrado una cada uno. Han ‘mojado’ 10 de 22.

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Foto: Getty Images

Los invitados dan la cara. Muy buen papel de los equipos Profesional Continental, especialmente los tres italianos. Quizás los ciclistas del Israel Cycling Academy han estado algo más discretos, aunque Ben Hermans y Rubén Plaza estuvieron en fugas y el alicantino llegó a ser segundo. Pero Bardiani con Ciccone, Androni con Masnada y Frapporti especialmente, y Wilier Triestina-Selle Italia de la mano de Mosca y Zhupa se han dejado ver prácticamente a diario. Como tiene que ser.