El coronavirus y la responsabilidad de RCS y UCI

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Foto: Bettini Photo / UAE Tour

El UAE Tour no ha finalizado. Muchos piensan que la prueba acabó hace unos días, pero lo cierto es que esta vuelta de nivel WorldTour sigue sin concluir. Del mismo modo que ningún alpinista da por completada una cumbre hasta que no desciende al campamento base, en el ciclismo no se puede dar por cerrada una carrera hasta que los corredores se marchan a su casa. Y en el caso del UAE Tour hay tres equipos bloqueados en un hotel y sin información de ningún tipo.

La situación de Cofidis, Gazprom y Groupama-FDJ es cada vez menos comprensible. Y el mundo del ciclismo debe tomar decisiones para exigir el respeto en el trato que no se está dando a los miembros de estos tres conjuntos. Lo primero que debe quedar claro es que la prioridad es la salud. Eso lo sabemos todos y los primeros que lo saben son los miembros de esos tres equipos: todos ellos tienen familiares -mayores y pequeños- y nadie quiere volver a casa si su presencia puede ser un peligro para el entorno familiar. Eso es lógico y comprensible. Pero la crisis ha sido manejada de la peor forma posible.

Las alarmas arrancaron con un proceso febril de dos auxiliares del equipo UAE Team Emirates –el equipo ha decidido de forma voluntaria cumplir la cuarentena en Abu Dabi. Eso podía ser una señal de coronavirus. Pero también de un simple resfriado como hay cientos de miles cada día. A partir de ahí, la gestión ha sido un cúmulo de caos, mala organización y medidas sin sentido. Lo primero que se decidió fue la suspensión de la carrera, algo que no importó demasiado a equipos y corredores. Pero lo peor no fue eso: lo peor es que no se tomó ninguna medida preventiva. En otras palabras, todos los equipos se quedaron juntos en el hotel, conviviendo en el comedor y en todas las zonas comunes. Si asistíamos a un brote de coronavirus, no parecía lo más adecuado.

Más tarde se tomó la decisión de enviar a los equipos a casa. En principio, parecía lógico puesto que los test realizados habían dado negativo. No había nadie infectado por coronavirus. Con esos resultados, no tenía sentido quedarse en el hotel. Pero la fiebre de algún auxiliar de Gazprom lo complicó todo. De repente, cambio de planes y los equipos de esa planta del hotel pasaban a quedar incomunicados. Cofidis, Gazprom y Groupama-FDJ debían quedarse dentro de sus habitaciones.

Con esta situación, Cofidis ha sido el que más ha levantado la voz. Incluso su director deportivo, Roberto Damiani, amenaza con iniciar una huelga de hambre. Los hermanos Jesús y José Herrada están entre los confinados, también Arnaud Démare o Davide Gaudu. Pero de nuevo son las instituciones del ciclismo las que deben llevar el peso y no lo hacen. La organización, RCS Sport, afirma que no está en su mano la solución mientras, por otro lado, comunica a los equipos que no deben preocuparse por nada porque Strade Bianche, Tirreno-Adriático y Milán-San Remo van a ser organizadas sin problema alguno.

La realidad… es que si esas carreras se celebran, sí que habrá problema ya que hay tres equipos cuyos corredores siguen encerrados en las habitaciones, sin poder salir, sin poder entrenar y sin que nadie les informe. RCS siempre se excusa diciendo que el problema está fuera de su alcance de gestión. Pero visto esos antecedentes, ¿por qué los equipos WorldTour deben confiar en esa organización de cara a Strade Bianche, Tirreno-Adriático y Milán-San Remo? ¿Qué garantías de resolución de conflictos han mostrado? ¿No se plantean los equipos afectados -y el resto- que si RCS no es capaz de resolver esta crisis ellos deben buscar otro calendario y otros objetivos?

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Comunicado del Groupama-FDJ en Twitter.

Es evidente que si algún miembro de Cofidis, Gazprom o Groupama-FDJ tiene coronavirus (o incluso si sólo se intuye que pueda tenerlo), lo mejor es adoptar todas las medidas pertinentes por duras que sean. Pero lo cierto es que las medidas no pueden ser llevadas a cabo sin una comunicación clara de cuál es la situación en la que se encuentran todos esos auxiliares, cuál va a ser el protocolo de actuación y un esquema de actuación para los próximos días y semanas.

Y lo mismo podemos y debemos decir de la Unión Ciclista Internacional (UCI). El máximo organismo del ciclismo mundial también debe actuar en casos como estos y lograr que haya una máxima transparencia de información dentro de una carrera que forma parte de la élite mundial. Desde luego, desde Aigle (Suiza) no se va a resolver el conflicto. Lo que toca es viajar a UAE, sentarse con las autoridades sanitarias del país, marcar un protocolo claro de actuación y explicarlo a todas las personas que contra su voluntad están encerradas en el hotel.

Es más, con información y transparencia, los propios afectados podrían ser los primeros interesados en mantener el encierro si se demostrase que existe un caso de coronavirus. Pero de momento… no hay información. Sólo silencio o ruido. Del mismo modo en que se dejó salir a 16 equipos, hay tres bloqueados. Y tan peligroso suena lo primero como lo segundo cuando no hay un criterio claro y objetivo. Vivimos tiempos difíciles, pero esconderse nunca es la solución. Y eso es lo que están haciendo organizadores, federaciones y embajadas.

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