Txomin Juaristi: «No esperaba amoldarme tan bien a la categoría»

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Foto: Vuelta Andalucía

Txomin Juaristi es de esos corredores que necesitan confianza para poder rendir. Tener la certeza de que es capaz de llegar a un nivel para disipar las dudas. Y, en cambio, también es de esos que cuando lo tienen claro, no fallan. Por eso le llegó a decir a su director, en la Volta a Lleida, que la iban a ganar “sí o sí” después de ser cazado siete kilómetros antes de meta en la primera etapa. Y la ganó

El joven corredor de la Fundación Euskadi se codea ahora con muchos de los mejores del mundo en la Vuelta  a Burgos (2.HC), donde ayer cogió la escapada buena del día. Y es que el objetivo del conjunto naranja pasa precisamente por tener presencia en carrera: “Dejarnos ver es lo principal. Coger las escapadas y dar visibilidad al equipo. Mi meta personal es ver hasta dónde soy capaz de llegar en una carrera con esa participación”, comenta a Zikloland.

En la fuga en Mallorca. Foto: Fundación Euskadi

Y es que Juaristi todavía no lo sabe. Hasta dónde será capaz de llegar. Es eso precisamente lo que se preguntaba al principio de la temporada: “El año pasado no tuve la mejor experiencia como stagiare y me entraron dudas. Pero después de trabajar bien la pretemporada empecé fuerte. Llegué bien a Mallorca y en el segundo trofeo gané la Combinada y la Montaña. Eso me hizo saber que ya sí puedo llegar hasta ahí. Tener una referencia. Y me ha ayudado a confiar en mí mismo. No esperaba amoldarme tan bien este año, estoy incluso sorprendido”, explica.

Al final, empezar con buen pie es más que positivo para la moral: “Todo sale más fácil”, dice, y cuando llega un día malo, hay con qué compararlo. “Sabes dónde está el listón. Si ya has llegado, puedes volver a llegar”. Y de eso se trata: de llegar otra vez a donde se tiene el listón y hacer de ese listón la base para progresar en años venideros. “Si acabamos en Burgos la temporada, que esto sea un punto de partida para el año que viene”.

Algo que, por cierto, todavía está un poco en el aire. El equipo de la Fundación Euskadi está explorando la posibilidad de alargar un poco más la temporada, pero el calendario en España terminar en Burgos para los equipos continentales. La sangría de carreras en la última década todavía no se ha recuperado y hace que haya que buscar fuera.

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Foto: Twitter

Sobre el futuro, su intención es seguir el año que viene y continuar formándose y aprendiendo. Porque sabe que esto es un proceso de aprendizaje. Aunque está convencido de que difícilmente podría tener mejor maestro: “Jorge Azanza nos guía muy bien. Nosotros sólo tenemos que dar pedales, tiene una gran visión de la carrera. Yo salgo a correr ya con una idea, no sé si todos los directores serán iguales. Pero estoy aprendiendo muchísimo. Lo que no sé es qué pasará el día que no esté él al volante”, manifiesta.

Y en lo que se refiere al aprendizaje, hay varias cosas que sabe que tiene que mejorar y quiere hacerlo cuanto antes: “Me gustaría tener más confianza en mí mismo. No que si tengo un día malo, al siguiente ya estoy con dudas. Aunque tampoco sé si es algo mío, si se puede mejorar o si todos los ciclistas somos iguales”. También tiene la incógnita de qué ocurrirá cuando, por circunstancias de carrera, no pueda contar con la guía de su director: “A nosotros nos quita mucho peso de encima, pero no sé si cuando no esté él tendré la intuición para tomar la decisión correcta”.

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En lo más alto en Lleida. Foto: Volta Lleida

También se ha llevado ya varios momentos de los que no se olvidan, y ha cumplido uno de sus objetivos: hacer disfrutar a la gente cercana: “Creo que eso es lo mejor que tiene este deporte. En carreras como Ordizia estuvieron mis padres, mis primos, la gente de la cuadrilla… fue uno de los mejores días de mi vida. Hice buena carrera, pero no pude acabar delante, y luego cuando los vi me dije a mí mismo que no hay nada mejor que ver a esa gente cercana disfrutando gracias a ti”, concluye.

Eso, y cuando lo saludan por la carretera: “Me llama por mi nombre gente que no conozco de nada. Sin duda llevar el maillot naranja es un orgullo y también una responsabilidad, por todo lo que significa”. A sus 23 años, todavía le queda mucho ciclismo en las piernas para hacer disfrutar a su gente cercana, a quienes lo saludan llamándolo por su nombre cuando entrena… y al resto de la afición ciclista.

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