Terpstra, Sagan y Van Avermaet, tres primaveras opuestas
Foto: Tim de Waele / Getty Images / QuickStep
El pasado domingo, la Amstel Gold Race supuso el fin de la primavera para dos de los grandes nombres de las clásicas: Greg Van Avermaet y Peter Sagan. Todavía nadie ha dado con la fórmula para empezar un pico de forma en San Remo y acabarlo en Lieja, por lo que aquellos que se pelean por las clásicas de adoquines tienen que parar después de Roubaix o, como máximo, alargar hasta la primera grande de las Ardenas.
Y en este caso, Terpstra, Van Avermaet y Sagan han puesto fin a su primavera de tres formas muy distintas. El neerlandés del Quick Step ha conseguido el gran monumento empedrado que le faltaba: la victoria en el Tour de Flandes y el podio en Roubaix ponen el broche a una temporada de clásicas sobresaliente y que ha acabado redondeando con la victoria en E3 Harelbeke y Le Samyn, una de las primeras allá por finales de febrero. En Amstel, en cambio, se mantuvo todo el tiempo en la zona trasera del pelotón y se acabó bajando.

Foto: ASO/Bruno BADE
No tan fulgurante, pero finalmente muy efectiva ha sido la campaña de clásicas para Sagan, que fue más madrugador que Terpstra. Ya estuvo delante en San Remo -sexto- y luego se ha mantenido bastante regular en el resto de las pruebas. Parecía que le faltase un escaloncito para ganar hasta que lo logró en la Gent-Wevelgem. Después Terpstra le volvió a apretar las tuercas en Flandes… y el campeón del mundo se la devolvió en Roubaix con una tremenda cabalgada de más de 50 kilómetros.
A diferencia de Terpstra, Sagan sí estuvo en la disputa de la Amstel Gold Race, entrando cuarto a meta justo por delante de Valverde. El eslovaco además estuvo en todos los cortes de favoritos y tapó en primera persona varios ataques peligrosos, especialmente uno de Wellens que empezaba a sacar unos metros más que alarmantes. Al único que no reaccionó, ni él ni nadie, fue al de Valgren. Y ahí se fue la carrera.

Van Avermaet, en Kuurne. Foto: Chris Auld
Y la otra cara de la moneda ha sido para un Greg Van Avermaet que ha firmado un bagaje infinitamente inferior al de 2017. Dicho esto, el belga es tan bueno que esos ‘pobres’ resultados ya los quisiera el 90 por ciento de los integrantes del pelotón. Pero ciertamente nunca ha dado la impresión de poder ganar. Siempre había alguien más fuerte que él, o se le iban en el momento menos oportuno. Podio en E3 Harelbeke, cuarto en Roubaix y quinto en Flandes, viniendo de ser el año pasado el rey de la primavera. Y en Amstel volvió a pelearlo, pero no estuvo en el corte del que salió el ganador tras el Cauberg.
Distinto es el caso de Gilbert, que sí apurará hasta Lieja. Pero el veterano campeón belga no llegó a estar en forma en San Remo, empezando realmente a funcionar en los adoquines de Flandes. Sin ganar ninguna carrera, sí ha sido determinante para que las ganen sus compañeros, entre ellos el propio Terpstra en De Ronde. Aquí acaban su primer bloque tres de las grandes figuras de las clásicas. Como siempre, hay un gran vencedor, otro que pese a las dudas iniciales acabó firmando una gran campaña y, por último, también un rey destronado. Veremos quiénes asumen estos papeles en 2019.