Remco Evenepoel, una costilla maldita y una duda llamada Vuelta
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Remco Evenepoel abandonó el Tour de Francia y se marchó a cenar una hamburguesa con los auxiliares del equipo. El fenómeno belga necesitaba desconectar e incluso el propio Patrick Lefevere confirmó que era muy humano y lógico lo que había hecho. Pero pasados los días comenzamos a tener más información sobre el pasado y más dudas sobre el futuro. Vamos con ello.
El belga Remco Evenepoel ha desarrollado en Instagram una completa reflexión personal: «Lo que debería haber sido el punto álgido de mi temporada se convirtió en una decepción. El Tour de Francia era mi gran objetivo. Tras mi caída en diciembre, hice todo con un objetivo claro: estar listo a tiempo para julio. El objetivo me ayudó a concentrarme, pero también me supuso mucha presión.
Los meses de invierno, que normalmente son el periodo en el que se construye una base sólida para la temporada, se vieron ocupados por la rehabilitación y la recuperación. No tuve más remedio que ser paciente: tenía que recuperarme. Cuando por fin pude volver a entrenar, todo fue muy rápido.
Era una carrera constante: prisa por volver a tiempo para las clásicas de abril, prisa por llegar a tiempo a la altura, prisa por estar listo para el Tour. Siempre tenía la sensación de ir por detrás. Durante los entrenamientos nunca me sentía del todo yo mismo: no tenía las sensaciones habituales. Pero seguí creyendo. No quería renunciar al sueño».
El propio Evenepoel amplía: «Pensábamos que el descanso durante la rehabilitación me había permitido recuperarme lo suficiente. Pero, en realidad, mi cuerpo nunca había tenido un descanso real. Seguía trabajando muy duro para recuperarse de las fracturas y el trauma de la caída. En retrospectiva, no estaba sobreentrenado, pero sí claramente agotado. Empecé el Tour con las pilas bajas. Justo antes del Tour, sufrí otra caída. Durante el campeonato nacional, me volví a romper una costilla. No fue grave, pero desde luego no era lo ideal. Así que me presenté en la salida de la carrera más dura del mundo con una costilla rota y el cuerpo cansado. No era la combinación ideal. Pero no quería renunciar al objetivo por el que había luchado tan duro. A pesar de todo, di todo lo que tenía. Conseguí ganar una etapa, llevé varios días el maillot blanco y estaba bien clasificado. La primera semana fue bien, teniendo en cuenta todas las circunstancias. Pero en la segunda semana, el esfuerzo empezó a pasar factura. Aguanté, pero en el fondo sabía que no estaba en mi mejor momento. Hasta que mi cuerpo dijo «basta».
Finalmente, Evenepoel aclara: «Después de doce días, me derrumbé. Todo lo que había acumulado durante todo ese tiempo me pasó factura. Pero aun así no quería rendirme. Luché con todas mis fuerzas. Por vosotros, mis fans, quería dar hasta la última gota de energía que me quedaba. Pero dos días después me sentía completamente vacío. Entonces tomé la decisión correcta de bajarme de la bicicleta. Y, además, empezaron a aparecer los primeros síntomas de una infección. Lo que comenzó como una vaga molestia se convirtió en los días siguientes en una fuerte sinusitis. Me afectó mucho. La decisión de abandonar fue la correcta. Por primera vez, escuché realmente a mi cuerpo. Y espero que ese momento envíe un mensaje, especialmente a los jóvenes ciclistas que lo ven: está bien parar, está bien sentirse cansado, está bien ser humano. A veces, dar un paso atrás es lo más fuerte que puedes hacer. Ahora me voy a tomar un tiempo para descansar y recuperarme. Gracias a todos por vuestro apoyo. Significa más de lo que podéis imaginar. Remco».
El análisis de lo sucedido en el Tour y, sobre todo, antes del Tour viene a explicar muy bien la sensación de fatiga que ofrecía el corredor belga. Y también clarifica el posible calendario para el resto de 2025. Una opción pasa por la Vuelta a España. La otra apuesta a clásicas de un día. Y la decisión es muy sencilla: Remco Evenepoel debe escuchar su cuerpo y decidir qué camino quiere tomar para intentar remontar en un año que por el momento no le ha dado muchas alegrías.