Psicología deportiva: ‘Game over’ a la pretemporada

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Foto: Mitchelton-Scott

Llega enero y llega la vuelta a la competición, y llega la búsqueda de imperdibles para colocar los dorsales, y llegan las dudas, los miedos, las ganas, la puesta a punto, la incertidumbre, la ilusión de estrenar nueva ropa, nuevo material, nuevo equipo, nuevos/as compañeros/as y muchas más emociones y pensamientos de cada deportista que pedalea y busca dar lo mejor desde el principio de temporada. Llega el mes del autoexamen.

En este artículo, vamos a afrontar esa vuelta a la competición desde una perspectiva psicológica. Ese regreso es como una cuenta atrás, el/la ciclista quiere que ese día llegue rápido, ya que cuanto más se acerca la primera carrera, parece que más ganas de competir siente. Pero podemos decir que es un arma de doble filo: por una parte cada corredor/a experimenta emociones agradables como la ilusión de hacer un calendario que le han determinado y con ello las ganas de mejorar y superar la temporada anterior, pero por otra parte, le invaden la tensión, los nervios y las emociones no tan agradables.

Enero es una época donde la mayoría quiere estar lo mejor posible, para que el estreno del 2019 les ayude a coger confianza para todo lo que viene después. Pero, ¿la confianza depende de cómo se comience (en el resultado), o se puede trabajar previamente? Además, parece que en la primera carrera te examinas de lo trabajado en la pretemporada y es por eso que, a veces, se le da más importancia que la que tiene. ¿Por qué sucede esto? En parte porque se intenta dar respuesta a esa pregunta de “¿ando o no ando?” que ronda en la mente desde el periodo de descanso (intervalo de no competición).

Foto: @RFECiclismo

Esas dudas son pensamientos ligados al miedo, ya que esa emoción aparece cuando experimentamos desconocimiento. Está muy ligado a la incertidumbre. Hay que tener cuidado, ya que como bien sabemos en la psicología deportiva, la emoción activa el pensamiento y éste la conducta, generando un circuito cíclico entre ellas. En éste caso, la incertidumbre produce la duda y el miedo, y se deben de gestionar, por lo contrario, podemos acabar hablando de ansiedad. Cosa que fisiológicamente, aumenta la cantidad de cortisol en el cuerpo y, entre otras cosas, genera más fatiga.

Sin embargo, a día de hoy, es curioso que en el caso de alguno/a, aun siendo veterano/a en la categoría y aun disponiendo de datos como el potenciómetro y el pulso, siga existiendo esa incertidumbre, ya que valorando los entrenamientos y los años de experiencia, uno/a sabe más o menos dónde se manejará en ese principio de temporada. Por otro lado, en el caso de ser debutante o joven, ha de tenerse en cuenta que la incertidumbre, el miedo y la duda son aún mayores, ya que no saben con qué se van a encontrar, y consecuentemente, el riesgo de experimentar la ansiedad, también aumenta.

Sabemos que cada persona es un mundo, pero también sabemos que el miedo a la tensión (el volver a estar metido en el pelotón) es común, y que eso reactiva los temores que parecían estar apagados en la pretemporada. Resurgen los “fantasmas”: miedo a las bajadas, caídas, a un día de lluvia, nieve, viento… En cada cabeza retumba aquello que peor lleva cada deportista. Pero el mundo del pedal no sólo lo conforman los y las ciclistas, también son parte de él diferentes profesionales (directores, preparadores, mecánicos, médicos, masajistas, fisioterapeutas…) que también experimentan ese miedo y esas dudas que hemos mencionado.

La incertidumbre de si todo estará bien, la preparación ha sido la correcta, el material y la ropa estarán en perfectas condiciones y un sinfín de preocupaciones más, generan esas emociones. Parece en un principio que todo eso se calma una vez comienza la temporada, pero también he de decir que desde mi punto de vista, se respira un ambiente un tanto obsesivo debido a la necesidad de tener todo bajo control (el material, la biomecánica, el peso, los vatios, la alimentación, los entrenamientos…). Es por eso que este mes de enero es un tanto complicado y de mucha tensión y nerviosismo. Pero ¿qué se hace con todos esos sentimientos y pensamientos? ¿Se busca alguna forma de afrontarlos?

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Foto: Movistar Team

Para poder gestionar mejor esas emociones y pensamientos, entra en juego la psicología deportiva, considerada como una ciencia que se ocupa del estudio del comportamiento humano en el ámbito de la actividad física y del deporte procurando el desarrollo de las personas que intervienen en estos contextos tanto en su maduración personal como en su rendimiento.

El objetivo es mejorar tanto a nivel individual como en la grupal la fuerza psicológica y emocional, para ayudar a afrontar, mejorar y progresar en el deporte. Para ello se implementan diferentes técnicas y estrategias psicológicas: coaching, relajación, reestructuración cognitiva, visualización, mindfulness, hipnosis, etc.

Todo esto hace que durante el trabajo con personas de diferentes deportes me siga haciendo la misma pregunta: ¿algún/a deportista se ha planteado alguna vez que se puede trabajar y entrenar su fortaleza mental? ¿Se conoce en qué consiste la psicología deportiva o qué es lo que puede aportar? Parte de las respuestas se irán dando en los siguientes artículos.