«Pedaleando en el infierno», la novela más personal de Jorge Quintana

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«Pedaleando en el infierno». Ese es el sugerente título de la última novela del periodista Jorge Quintana, un libro centrado en el ciclismo profesional y en los tiempos más convulsos: los anteriores y posteriores a la Operación Puerto.

La editorial Libros de Ruta ya ha comenzado la comercialización, por lo que todas las compras realizadas antes del 17 de junio no sufren ningún tipo de coste extra por los gastos de envío. Desde Zikloland queríamos conocer más a fondo la trama de la historia de una novela que el autor considera como un retrato colectivo.

-¿Cómo surgió la novela?

Es fruto de combinar mis dos grandes pasiones. Siempre me ha gustado escribir y siempre me ha gustado el ciclismo, así que tenía claro que un día debía unirlos. Durante años lo hice en el semanario META2MIL. Pero hay muchas reflexiones que no caben en un periódico, que son más adecuadas para el formato de novela. En aquellos años no tenía ni el tiempo disponible ni la distancia necesaria para analizar lo que vivíamos en el día a día. Ahora creo que ha llegado el momento perfecto para recordar ese período negro.

-¿Por qué hablas de período negro?

Los que vivimos de cerca el ciclismo profesional de esos años teníamos la constante sensación de estar al borde del colapso. Los grandes líderes del pelotón mundial caían uno detrás de otro ya fuera en controles antidopaje o en redadas policiales. Fueron años muy duros y en parte no se ha hecho un buen análisis de lo que sucedía. La idea de escribir una novela acabó de afianzarse cuando leí la biografía de Thomas Dekker. Es un libro interesante de un personaje que era una bomba de relojería andante. Pensé que el libro estaba muy bien, pero no reflejaba para nada lo que había sido el ciclismo de esos años. Dekker se muestra durante la biografía como un tipo encantado de romper todas las normas. Pero él era una excepción y no la regla en aquel pelotón. Por eso decidí crear un ciclista desde la nada: Lucas Castro, un personaje ficticio que no tuviera la necesidad de justificarse ni reinventar su pasado para blanquearlo.

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La portada del libro.

-Entiendo que Lucas Castro es el ciclista que protagoniza la novela.

Sí, Lucas Castro no existe. Pero es el corredor más real que uno pueda imaginar, puesto que engloba en una única persona muchas de las historias que con los años fui conociendo y que jamás pude publicar como periodista. A través de sus ojos vamos a conocer el ciclismo desde la adolescencia y los sueños por ser el nuevo Marco Pantani hasta su consolidación en la élite, con la inevitable pérdida de la inocencia. Es un personaje que nos enseñara los miedos, las ilusiones y las dudas de toda una generación de corredores profesionales.

-La novela entra en la Operación Puerto.

Sí. Lucas Castro es un ciclista profesional en esa primera década del siglo, por lo que resulta evidente que vivirá de primera mano la Operación Puerto y lo que significó en el ciclismo profesional español y mundial. Pero no es una novela que se centre únicamente en ciclismo o dopaje. El libro ni siquiera se centra en exclusiva en la vertiente deportiva. Viviremos con Lucas Castro otras muchas historias que van más allá del deporte y que también nos permiten conocer una sociedad en la que no había crisis: todo estaba en venta, todo el mundo ganaba dinero, muchos constructores llegaban al ciclismo y creaban equipos con cimientos muy endebles, los políticos también creaban equipos regionales… En muchos momentos intento escribir una novela que parezca un reportaje periodístico, pero también un reportaje que sea completamente ficcionado. No es fácil. Pero es lo que pretendía.

-Hablas de un período negro por lo que al dopaje se refiere. ¿Crees que hemos mejorado?

Sin duda alguna. Los que vivimos esos primeros años del siglo tenemos claro que ahora estamos mucho mejor. ¿Significa que no hay ni una solo tramposo en el ciclismo profesional actual? Eso no ha ocurrido y no ocurrirá porque forma parte de la condición humana. Pero el ciclismo es un deporte que ha hecho grandes esfuerzos por limpiarse. Otra cosa es que los haya hecho bien y otra cosa es que no deba cambiar muchos hábitos de trabajo para seguir siendo pionero en la lucha contra el dopaje. En el actual ciclismo profesional hay equipos que llevan más de una década en la élite y que jamás han tenido ni un solo problema de salud ni, por supuesto, un caso grave de dopaje. Eso no es casualidad. Eso refleja que hay estructuras muy bien organizadas desde la base. Ese mensaje esperanzador también debe ser lanzado. Pero sin triunfalismos y sin victimismos. Ahora miro la reacción del fútbol con los escándalos de las apuestas y veo lo poco que hemos avanzando en el deporte a la hora de frenar la corrupción. Están echando balones fuera, convirtiendo todo en casos judicializados y así es imposible que consigan limpiar la basura.

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