Patrick Lefevere, su reflexión sobre el ciclismo femenino y el desconocimiento de las reglas

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Foto: Etixx-Quick Step / Tim de Waele

El ciclismo es un deporte con reglas, muchas reglas. Y lo cierto es que los manager de los equipos hablan. Hablan mucho. Por eso resulta fácil comprender que acaben cometiendo errores en sus declaraciones. Pero esos errores también dejan ver un defecto grave de nuestro deporte: los que mandan no tienen claros conceptos que son básicos en el análisis.

Patrick Lefevere es el manager general del equipo Soudal-Quick Step y es además uno de los principales impulsores del equipo femenino AG Insurance-Soudal Quick Step Team. Sin embargo, Lefevere no se corta un pelo a la hora de mostrar su visión crítica hacia algunos puntos del ciclismo femenino, aunque en sus palabras también muestra que no conoce la ley en su deporte: «Creo de verdad en el potencial del ciclismo femenino, no me malinterpreten, lo que ocurre es que en estos momentos se está fomentando artificialmente. Por ejemplo, el salario mínimo: en el WorldTour es de 60.000 euros anuales, la misma cantidad que para los hombres».

Y Lefevere añade: «Eso no está bien. Hay ciclistas que no valen en absoluto esa cantidad. En el Tour de Francia Femenino del año pasado, por ejemplo, tuvieron que aumentar el tiempo porque si no, la mitad del pelotón habría acabado fuera de control. No se pagan 60.000 euros por alguien que ni siquiera puede mantener el ritmo, ¿verdad? Ciertamente hay corredoras que ganan esa cantidad, y algunas mucho más, pero hoy en día la cima del ciclismo femenino simplemente no es lo suficientemente homogénea como para justificar ese salario mínimo«.

La reflexión de Lefevere tiene sentido, puesto que el ciclismo femenino está creciendo mucho en los últimos años, pero no todas sus estructuras -incluido el rendimiento deportivo del pelotón en su globalidad- vienen creciendo con la misma velocidad. Pero si no hay sueldos profesionales, ¿cómo se puede exigir un rendimiento profesional? O dicho de otro modo: ¿qué llegó primero: el huevo o la gallina? La UCI ha pensado que es mejor empezar por los sueldos, aunque no por ello el planteamiento de Lefevere merezca ser fulminado al infierno.

De todos modos, lo más sorprendente es la afirmación de que mujeres y hombres tienen el mismo sueldo mínimo. No es cierto. En 2023 una corredora profesional autónoma debe cobrar 52.647 euros mientras que un corredor profesional autónomo cobra 62.509 euros. Es decir, la diferencia entre mujeres y hombres es de un 18% anual.

Además, en el ciclismo femenino solo son obligatorios los sueldos en la categoría WorldTeam. Fuera de esa categoría, apenas hay corredoras que cobren un salario mientras que en el ciclismo masculino, existen sueldos obligatorios para todos los ciclistas de la segunda división: Burgos-BH, Euskaltel, Kern Pharma o Caja Rural son ejemplos de equipos con salarios mínimos obligatorios mientras en el ciclismo femenino existe un 90% de equipos sin ningún tipo de salario. Esa es la otra gran diferencia entre hombres y mujeres.

Por eso Patrick Lefevere acertó al plantear que el ciclismo femenino está yendo en ocasiones demasiado rápido… pero no al asegurar que mujeres y hombres tienen los mismos sueldos. No es cierto en el WorldTeam. Y la diferencia pasa a ser abismal fuera de esa primera división.