París-Roubaix: Las últimas piedras para despedir al mito (Previa)

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Boonen pasará por última vez por los adoquines que han engrandecido su figura. Foto: @UCI_Cycling

La París-Roubaix (1.WT) será la última carrera profesional de Tom Boonen (QuickStep), el único corredor junto a Roger De Vlaeminck que ha sumado cuatro victorias en el Infierno del Norte. El belga tiene la opción de conseguir el récord en su despedida, si bien su competencia será dura.

55 kilómetros de los 257 que este domingo separarán Compiègne del velódromo de Roubaix marcarán el Infierno del Norte, pues sus temidos adoquines serán protagonistas para decidir el tercer Monumento de la temporada. Todas las miradas estarán centradas en TomBoonen, que disputará como última carrera de su trayectoria la que más alegrías le ha dado y con la posibilidad de convertirse en récordman único de victorias.

El belga, ganador en 2005, 2008, 2009 y 2012, no pudo demostrar su estado de forma en el Tour de Flandes que ganó su compañero Gilbert con problemas mecánicos al pie del Taaienberg, pero sabe que Roubaix es la carrera que más se le adapta y lo dará todo para entrar directo a la historia. Ausente Gilbert, tendrá como escudero de lujo otro ex vencedor como Niki Terpstra, que viene de ser tercero en De Ronde y que puede servir como alternativa. Otros corredores de Lefevere como Yves Lampaert, Zdenek Stybar o Matteo Trentin seguro tendrán un papel importante en carrera.

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A Van Avermaet se le escapó Flandes cuando menos se le esperaba y llega enrabietado. Foto: Tim de Waele / BMC

De cerca como favoritos le siguen un Greg Van Avermaet (BMC) cuyo mejor resultado en Roubaix es su tercer puesto en la edición de 2015, que se decidió en un sprint a seis, pero que viene de un año prácticamente inmaculado (victoria en Het Nieuwsblad, Harelbeke y Gante-Wevelgem, 2º en Strade Bianche y Flandes) y se ve capaz de todo. Además, sus ganas de estrenarse en un Monumento se verán multiplicadas tras la caída junto a Peter Sagan (Bora-Hansgrohe) la semana pasada, que muy probablemente les impidió disfrutar el triunfo.

Campeón olímpico y mundial, principales protagonistas de la temporada, nunca han tenido en la París-Roubaix la carrera que mejor se les adapta, abriendo así el abanico de posibilidades. Sin embargo, han demostrado estar un punto por encima del resto en el pavéz, y tanto el belga como el eslovaco (6º en 2014 y 11º en 2016) tienen una gran arma en su sprint final.

También lo tiene el noruego Edvald Boasson Hagen (Dimension Data), quinto el año pasado,  John Degenkolb (Trek-Segafredo), uno de los cuatro ex vencedores de la carrera presentes en la línea de salida. Y es que el alemán ha demostrado haberse recuperado de su terrible caída que le dejó sin clásicas el año pasado (5º en Gante-Wevelgem, 7º en Flandes) y querrá intentarlo en el que seguramente sea el Monumento que mejor le va y que ya consiguió en 2015. A quien sí se le resiste es al noruego Alexander Kristoff (Katusha-Alpecin), que a pesar de su potencia que le hizo exhibirse para vencer en Flandes siempre se le han atragantado los grandes adoquines de la campiña francesa.

La brutalidad de la Roubaix, ciertamente, se adapta mejor a tipos de rodadores como Ian Stannard, el grandullón del Team Sky que el año pasado ya subió al podio y que viene acompañado de un Luke Rowe también con muchas aspiraciones, que sin una caída en Flandes podría haber estado disputando el podio. Igual que un creciente Oliver Naesen (Ag2r La Mondiale), compañero de entrenamientos de Van Avermaet y que no para de subir enteros como clasicómano de nivel mundial a sus 26 años.

Todos ellos sin olvidarnos de otras cartas que pueden dar la sorpresa como hizo el año pasado MathewHayman (Orica-Scott), que viene bien acompañado por Jens Keukeleire y Luke Durbridge; puede ser el caso del neerlandés Dylan Van Baarle (Cannondale-Drapac), en forma tras ser cuarto en Flandes y que tendrá galones por las lesiones de sus compañeros Sep Vanmarcke y Taylor Phinney; un Lars Boom (LottoNL-Jumbo) al que Roubaix se le suele adaptar mejor que Flandes; veteranos que quieren dar la última campanada como Filippo Pozatto (Wilier Triestina) o Sylvain Chavanel (Direct Energie), ambos top 10 en Flandes; el muy combativo en De Ronde Yoann Offredo (Wanty-Groupe Gobert) y por qué no un Imanol Erviti (Movistar Team) que el año pasado demostró de lo que es capaz si logra llegar bien colocado y sin percances.

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Todos ellos se batirán el cobre en los famosos tramos de adoquín que, a diferencia de los que protagonizan el Tour de Flandes, no están abiertos al tráfico y cuyo estado de conservación les convierte en un terreno terriblemente selectivo al pasarse sobre una bicicleta de competición. Serán 29 sectores, todos ellos calificados por estrellas por su dificultad y donde siempre se destacan tres de cinco estrellas, el máximo: el Trouée d’Arenberg, (kilómetro 161,5 de carrera), que siempre asegura la primera selección, Mons-en-Pévèle (a 49 kilómetros de meta) y el último, el Carrefour de l’Arbre, superado a solamente 17 kilómetros para la línea de meta.

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