Orica-Scott, mucho más que una sonrisa fácil

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Foto: Orica-Scott

Orica-Scott es un equipo en constante transformación y también en constante crecimiento. En cierto sentido, recuerda al proceso vivido por Sunweb. Pero su desarrollo ha sido realizado con un éxito mucho más rotundo. De todos modos, comencemos por el principio: ¿cuál fue la filosofía de esta escuadra australiana en el momento de su nacimiento? ¿Y cuál es ahora el proyecto de futuro?

Sin duda, es una realidad y sus resultados ahí están. Por ejemplo, el último fin de semana Impey batió a Valverde en una etapa de la Volta a Catalunya -y Keukeleire solo fue batido por Van Avermet en la Gante-Wevelgem. Y en las clásicas, Durbridge ha dado un paso cualitativo, a un paso del podio, cuarto, en Dwars door Vlaanderen y E3 Harelbeke, y solo superado por Gilbert en la primera jornada de La Panne –aunque ayer perdió todas sus opciones en los abanicos-.

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Impey bate a Valverde en Reus. Foto: Tim de Waele / Orica-Scott

La escuadra australiana nació muy centrada en los corredores de su país, en los clasicómanos y en los velocistas puros. Allá por 2012 arrancaron con una estructura en la que destacaron australianos como Simon Gerrans y Luke Durbridge. Y en la que sólo hubo dos triunfos en generales: el Tour Down Under y la Volta a Catalunya, lograda gracias a una fuga sorpresa de Michael Albasini. En aquel equipo había sprinters como Matthew Goss o Aidis Kruopis que ayudaban a sumar triunfos. La temporada, por tanto, acabó siendo excelente: ¡32 primeros puestos!

Poco queda de aquel grupo y aquella mentalidad. Con el paso de los años, Orica-Scott ha empezado a plantearse un nuevo esquema: mucho más internacional y más centrado en las pruebas de tres semanas. Del mismo modo que Sunweb se olvidó de Kittel y Degenkolb para desarrollar sus propias figuras en vueltas por etapas, en el seno de Orica-Scott tenían claro que los triunfos a corto plazo iban a llegar de mano de los hombres rápidos, pero a largo plazo debían apostar por vueltómanos. Y así lo han hecho.

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Chaves, por delante de Porte y Henao. Foto: Tour Down Under

Se la jugaron fichando a Esteban Chaves (1990), quien venía de operaciones complicadas en uno de sus brazos y con muchos problemas físicos hasta el punto de que se llegó a dudar de su futuro como ciclista profesional. En Orica, en cambio, no dudaron y apostaron por el joven colombiano. Los resultados no dejan lugar a la duda: 2º en el Giro de Italia y 3º en la Vuelta a España de 2016. Dos vueltas grandes disputadas el pasado año y dos podios, con el premio añadido de la victoria en Lombardía, uno de los grandes monumentos. Este 2017, se lució en el Tour Down Under, segundo, pero lleva casi dos meses sin competir.

Por otro lado, Orica-Scott le supo «robar» a Sky dos jóvenes británicos con gran talento: los hermanos Yates (1992). Y desarrollaron con ellos su «método Orica», sin tanta parafernalia mediática, pero con resultados igualmente brillantes. Adam Yates, con los 24 años aún no cumplidos, deslumbró en el Tour de Francia de 2016, donde logró acabar en la cuarta posición final. Este 2017, acabó cuarto la pasada Volta a Catalunya y se retiró de la Tirreno-Adriático cuando era segundo. Su hermano gemelo, Simon Yates, se resarció de un positivo por error administrativo con una notable actuación en la Vuelta a España, donde acabó sexto. Este año, ganó la etapa de la París-Niza con final en Fayence.

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Simon Yates, al ataque en la París-Niza. Foto: Orica-Scott

La conclusión es obvia: con los hermanos Yates y con Esteban Chaves, Orica-Scott tiene mimbres para pelear por los podios de las tres grandes vueltas durante muchísimos años, puesto que al margen de la calidad… los tres son realmente jóvenes.

En esa transformación de sprints a vueltas, Orica-Scott no ha olvidado a los hombres rápidos. Es cierto que dejó marchar a Michael Matthews, quien no parecía tener muy buen «feeling» con el resto del equipo. Pero se han asegurado la presencia de Caleb Ewan (1994), un velocista muy joven y ya con cinco triunfos en 2017, cuatro en el Tour Down Under. Y fue décimo en la última Milán-San Remo. Eso por no hablar de Magnus Cort Nielsen (1993), otro ciclista de menos de 25 años y que acumula ya victorias de primer nivel como las dos conseguidas en la Vuelta a España de 2016 o las dos que ya suma también en 2017 en tierras españolas, Almería y la Volta Valenciana (ver sus resultados).

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Ewan batió a los mejores velocistas del mundo en el Abu Dhabi Tour. Foto: ANSA / Matteo Bazzi

El futuro, por tanto, parece despejado de nubes para Orica-Scott, un equipo que llega al pelotón con una sonrisa en los labios. Sus famosos y simpáticos vídeos fueron la mejor tarjeta de presentación. Ahora ya no lo son. Ahora, Orica-Scott es reconocido como uno de los mejores equipos del mundo para vueltas de tres semanas. Y en ese apartado hay una combinación muy especial: el trabajo científico propio del «método Sky», pero también la paciencia y la empatía con el corredor más propia del «método Movistar».

Ese toque humano y familiar es, posiblemente, una de las distinciones de Orica frente a otros proyectos de habla inglesa y, tal vez, parte del éxito de un equipo que, como decíamos, sigue en pleno de proceso de transformación… y de crecimiento.

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