Movistar, Carlos Rodríguez y el difícil mercado de fichajes al que caminamos
Carlos Rodríguez debía ser el jefe de filas de Movistar en la temporada 2024. O, al menos, uno de los jefes de filas. Así lo publicó la prensa y así lo ha reconocido el propio Eusebio Unzue. El fichaje estaba cerrado e incluso firmado. Pero ahora parece que el corredor andaluz ha decidido seguir en Ineos, lo que obligará al equipo británico a pagar una millonaria indemnización al conjunto español. Y ahora, ¿qué hará Movistar? Esa es la gran pregunta sin respuesta.
Movistar Team es un equipo muy criticado en las redes sociales por no realizar apuestas con los jóvenes del pelotón español. Sin embargo, el equipo telefónico sí que ha tenido un plan. Y éste pasa por invertir cuando esas promesas se han consolidado. En el ciclismo, por tanto, sucede lo mismo que en el mundo de la empresa: los hay que invierten en compañías que están naciendo y otros que, en cambio, entran a invertir cuando las empresas ya están más consolidadas y generan beneficios. Por supuesto, esto supone gastar más dinero en la inversión, pero evitar muchas bancarrotas en el camino.
El mejor ejemplo de este tipo de apuesta de ciclista joven pero ya consolidado que ha realizado Movistar es el propio Enric Mas, un corredor que se formó en sub-23 compitiendo en Bélgica, que rindió a gran nivel en Deceuninck-Quick Step y que, finalmente, fue incorporado por el equipo telefónico cuando ya estaba en la pelea por los podios de las grandes carreras.
Con Carlos Rodríguez se había seguido el mismo camino por parte de Movistar. El ciclista pasó de júnior al WorldTeam de la mano de Ineos y el joven confirmó todo su potencial en apenas unos pocos años con una magnífica actuación en la Vuelta de 2022. En ese momento apareció Movistar y logró que firmase un contrato, lo que permitía al equipo español tener a dos de los grandes vueltómanos del pelotón nacional: Enric Mas y Carlos Rodríguez. El problema ha llegado con Ineos y el talonario del último segundo como motivo de ruptura de fondo. No olvidemos que no es la primera vez que los británicos pagan a los españoles, puesto que esto mismo ya sucedió con Andrei Amador. Frente a eso, no hay mucho margen de negociación contra un equipo que, recordemos, llegó al ciclismo afirmando que el cielo era el límite (también presupuestariamente hablando).
El problema para Movistar es que ahora tiene el dinero que no iba a invertir en Carlos Rodríguez más la indemnización millonaria, pero tampoco son muchas las grandes estrellas que acaban contrato y por las que puede apostar para 2024, puesto que la mayoría ya han cerrado su futuro y son pocos los nombres que quieren arriesgar a llegar a la Vuelta sin no tener la nómina garantizada. Eso es lo que obligará a Movistar a pensar de forma muy rápida en sus próximos movimientos e incluso podría ser que tuvieran que aplazar esa inversión millonaria en un líder hasta la temporada 2025, cuando de nuevo salgan al mercado nombres interesantes para el equipo español.
Pero mirando más allá de un caso concreto, Movistar también tiene que analizar que las dificultades por fichar a jóvenes talentos españoles formados en otros equipos van a ser cada vez más grandes. Esta nueva generación no tiene ningún miedo a emigrar y lo están demostrando desde que son corredores júnior, por lo que vamos a ver cada vez más ciclistas corriendo en Europa. El ejemplo de Juan Ayuso es evidente. Se fue a UAE Team Emirates, pero ahora mismo es una quimera intentar su fichaje, puesto que en 2022 renovó su contrato hasta… ¡2028!
Y esa es la tendencia del nuevo ciclismo: los equipos están firmando a los jóvenes talentos con calidad por cuatro o cinco temporadas y con contratos de nivel bajo o, como mucho, medio. Si el ciclista se desarrolla de forma rápida y contundente, el equipo tiene todas las cartas en la mano para mejorar ese contrato… a cambio de ampliar un año o dos más el vínculo contractual, lo que hace que el corredor tenga una seguridad absoluta en su futuro deportivo, pero al mismo tiempo resulta casi imposible que pueda plantearse una salida.
Y frente a esa política y el trabajo de búsqueda de talentos de otros equipos y de desarrollo en formaciones continentales que miran y mucho al pelotón español -como Lidl-Trek o Israel Premier Tech-, Movistar tiene que meditar si será necesario un cambio de enfoque: apostar por formar a los jóvenes talentos en casa, seguir intentando captar corredores españoles que ya se hayan consolidado en equipos extranjeros o buscar un modelo mixto. Ese es el abanico de posibilidades. Ahora toca pensar, decidir… y acertar.