Merida Mission CX 5000 test: Disfruta del barro a toda máquina

Merida Mission CX 5000 test: Disfruta del barro a toda máquina

La Merida Mission CX 5000 no es una gravel, es una bicicleta pura de ciclocross. “Competición en estado puro”, tal y como la presenta y la concibe el fabricante taiwanés. Pero no por ello tiene que ser una montura única y exclusiva para circuitos embarrados y con obstáculos.

Puedes hacer de ella una alternativa a las rutas invernales pasando por caminos a toda velocidad y en una postura agresiva, sin encontrar la comodidad de la Silex (el modelo de la marca exclusivo de gravel y aventura), pero no perdiendo ni tu forma ni ese encanto de las pistas y los senderos exprimidos a toda velocidad.

No todo el mundo está preparado para competir a 185 pulsaciones durante cincuenta minutos, ni para hacer frente a las complejidades técnicas que entrañan los circuitos reales de ciclocross. Tal vez elegir una de las tres versiones de la Merida Mission pueda ser el primer paso, aunque tengas claro que no vas a ser ni Van der Poel ni Van Aert, esta bici no tiene por qué evitar que pueda ir a tope por caminos, por duras rampas o por descensos complejos y embarrados. En definitiva, puedes pegarte buenos calentones o entrenamientos de calidad lejos del asfalto sin necesidad de que marcarte ese difícil objetivo de ser una figura de esta especialidad.

Se hace complejo explicar que una bici de ciclocross con una geometría agresiva digna de competición y de pura adrenalina pueda adaptarse a las necesidades de un usuario que sólo pretende encontrar otro camino en sus rutas. Para tratar de explicarlo mejor lo ilustraremos con un ejemplo convincente: Iván García Cortina –ciclista profesional del equipo Bahrain-Merida- pidió a la marca una Mission CX 5000 para entrenar este invierno por sus caminos asturianos, ya que quería estrujarse a fondo y cumplir con sus rutinas de preparación sin necesidad de ponerse un dorsal y salir a pegarse contra el barro y los rivales de una prueba de ciclocross. Creemos que a estas alturas de texto ya habremos convencido a cualquier escéptico, habiendo explicado también la diferencia a nivel de uso de una gravel más relajada y una montura específica del deporte rey belga.

Merida conocía de antemano y a la perfección la disciplina del ciclocross, con el valor añadido de ser una referencia absoluta en el mundo del mountain bike a primerísimo nivel de competición. Por tanto saben perfectamente lo que hacen y qué quieren ofrecer al público más exigente. La Mission trae tres modelos diferenciados en cuanto a montaje, siendo el más básico el Mission CX 100 y pasando al Mission CX 600, ambas en cuadro versión de aluminio.

El modelo que hemos probado para Zikloland en este test corresponde al tope de gama Mission CX 5000, con cuadro de carbono y un montaje monoplato SRAM Apex1. Obviamente las tres vienen con frenos de disco y para compararlas es mejor visitar el microsite del fabricante.

El cuadro de la Mission CX es totalmente nuevo, con una geometría modificada para adoptar esa postura más agresiva, aumentando también el espacio libre en las vainas para poder montar cubiertas de hasta 35 milímetros y adaptarnos mejor así a los caminos y senderos, en caso de no querer competir en uno de esos tortuosos circuitos, donde la medida estándar es de 32-33 milímetros, por lo que las que vienen montadas de serie son unas muy polivalentes Maxxis All Terrane 700×33, tubelizadas y con un dibujo que garantiza la adherencia hasta en los terrenos más húmedos o completamente embarrados.

Otro aspecto importante es la horquilla de carbono con eje pasante de 12 milímetros. Además tienen cierres ‘invisibles’, es decir, insertados en el propio eje para que a golpe de dedo podamos extraer una pestaña que actuará de palanca y así quitar y poner las ruedas con facilidad, ganando en estética y también en funcionalidad. El eje y esta citada anchura de 12mm ofrecen la rigidez adecuada para estos terrenos saltarines, mientras que el tubo cónico trata de aportar una mejor respuesta en la dirección reduciendo el peso y aumentando el confort en el manejo de la máquina. Además, las fundas de cable y los latiguillos quedan fijados con una tensión extra, evitando así ruidos y las vibraciones características en los terrenos más complicados.

Decíamos que este modelo de Merida Mission CX 5000 viene de serie conun grupo monoplato Sram Apex1, pero todas las tapas se pueden intercambiar para adaptar no sólo todo tipo de fundas sino también cables de transmisión para grupos electrónicos Shimano Di2, en caso que decidiéramos montarlo por nuestra cuenta.

Esta opción monoplato de Sram y un casette PG-1130 del fabricante estadounidense de 11 velocidades de 11-42, nos da la multiplicación ideal para subir cualquier pared y en caso de rodar por pistas más llanas,  con ese 11 de piñón pequeño y una cadencia más elevada nos permite coger una velocidad de crucero. Obviamente no podemos exigir rodar rápido como si fuéramos por carretera con un plato de 50 ó 52, pero tenemos que confesar que nos pudo la curiosidad y sacamos a esta Merida Mission CX 5000 del barro y la tierra y nos metimos por pistas de asfalto y gravilla, así como un par de puertos largos y bien asfaltados en carretera y el resultado no decepcionó.

Es decir, no es una bici de ruta pero con un poco más de presión en los neumáticos o tal vez con un juego de cubiertas lisas también nos podríamos atrever con todo. Es la mejor definición de polivalencia que se nos ocurre, y no queríamos dejar pasar esta oportunidad de probarla en todas las superficies a nuestro alcance.

Todos los modelos de la gama Mission CX pueden montar guardabarros en las dos ruedas, pudiendo dar otro tipo de usos a la bicicleta, fuera de la más estricta competición o bien para que el barro no salte a nuestra ropa e incluso a nuestros ojos si la pista está extremadamente blanda y húmeda o bien la vamos a utilizar bajo una abundante lluvia. En definitiva, se define como ciclocross, pero es una todoterreno fiable, más si cabe con estos detalles añadidos del guardabarros.

Una bicicleta de estas características necesita unas ruedas que ofrezcan rigidez y sean ‘duras’ para ese uso todoterreno. Las llantas que trae de serie esta Merida Mission CX 5000 son unas Expert de aluminio, también aptas para tubelizar. De radio clásico y sin estridencias, su comportamiento en todos los terrenos ha sido notable, ruedan bien y en combinación con los frenos de disco Apex de SRAM de 160mm nos ofrecen seguridad y estabilidad, especialmente en descensos o en los caminos más castigados.

Obviamente no es una bici ligera si la comparamos con una de carretera, pero en la talla L apenas supera los 8 kilogramos, según nuestra propia medición. A decir verdad, unos gramos de más o de menos en este tipo de bicicletas no es una diferencia apreciable a la hora de exprimir el rendimiento para el que está diseñada. Los usuarios de carretera que hayan elegido, por ejemplo, una Merida Scultura con un montaje y unas ruedas ligeras sí deberían tener en cuenta esos gramos de más o de menos, pero, insistimos, a nosotros no nos ha hecho falta una ligereza notable para disfrutar por el barro o bien cuando hemos subido un par de puertos en carretera asfaltada en perfectas condiciones.

Merida talla esta bicicleta desde la XS hasta la XL, dando bastante amplitud a una L (56) que es la que hemos utilizado en esta prueba. Sería interesante dejarnos aconsejar por un profesional de venta o un biomecánico para elegir la talla adecuada, ya que en nuestra opinión no debe compararse con una de carretera o una MTB, ya que son posturas y usos completamente diferentes.

En los tres montajes disponibles de la Mission hay tres colores a elegir; en este modelo tope de gama la pintura de serie combina negro y gris mate con toques rojos que juegan con los logos de Merida. Un color sobrio y elegante, teniendo en cuenta que las motas de barro o el polvo siempre nos van a acompañar en nuestras salidas, porque de lo contrario no estaríamos disfrutando de todas las posibilidades que ofrece esta bicicleta concebida para un uso competitivo del ciclocross pero adaptable a cualquier superficie.

Lo dicho, no hace falta ser un astro belga de esta especialidad para disfrutarla de esta Merida Mission CX 5000, basta con echarle imaginación y disfrutar del camino que elijas. Y cuanto más rápido, mucho mejor.

Ficha técnica Merida Mission CX 5000

  • PVP: Web de Mérida 2.799 euros
  • Cuadro: Mission CX CF3
  • Tallas: XS-S-M-L-XL
  • Horquilla: Mission CX CF
  • Frenos: Sram Apex disc 160/160mm
  • Cambio: Sram Apex1
  • Pulsador: Sram Apex 1 HRD
  • Pedalier: Sram Pressfit PF86
  • Bielas: Sram Apex1 40T
  • Cadena: KMC X11-1
  • Casette: Sram PG-1130 11-42 T 11 S
  • Cinta: Merida ROAD Expert
  • Manillar: Merida Expert SL 31.8 Diameter
  • Potencia: Merida Expert CC 31.8 Diameter -5 Degrees
  • Bujes: 173SB 100×12 32H 6 B / VP 273SB 142×12 32 6 SBD
  • Llantas: Merida Expert CC
  • Sillín: Merida Expert CC
  • Tija: Merida Expert CC 27.2 Diameter Carbon
  • Cubiertas: Maxxis All Terrane 700x33C fold tubless compatible / Maxxis All Terrane 700x33C fold tubless compatible
  • Puntera: DH-054

Merida Mission CX 5000

Las tres Mission de Merida

Dos guantes ‘made in Merida’ a la altura del desafío

Para este test de la Merida Mission CX 5000 nos han acompañado dos pares de guantes marca de la casa, un modelo abrigador y de puro invierno ‘Impermeable flúor’ y otro más especializado para practicar esta modalidad de ciclocross o mountain bike, el modelo ‘Cortavientos’.

El guante más abrigador está disponible en este color amarillo flúor anunciado y también en color negro íntegro. Se trata de una prenda para proteger nuestras manos del frío y también de la humedad y de la lluvia fina. Con un precio de 35 euros y disponible hasta en cuatro tallas (S-XL) es una apuesta segura para esos días más fríos y está fabricado con material resistente en la palma con inserciones de silicona para ofrecer un mayor agarre así como inserciones de gel para una mayor aborción de los golpes. Su material principal es softshell, uno tejido cortavientos que es transpirable e impermeable y cuenta con recubrimientos de neopreno y también la inserción 3M Thinsulate en el interior para ofrecer ese calor y temperatura ideal en nuestros dedos.

El modelo ‘Cortavientos’ es un diseño más deportivo, apto para la competición y también para proteger nuestras manos de las ramas o la vegetación propia de las rutas más salvajes, además de ofrecer un agarre más que óptimo gracias a sus inserciones de silicona y gel. Su precio es de 29 euros y también está disponible en cuatro tallas (S-XL), en un elegante color negro para combinar con cualquier color de ropa, accesorios e incluso bicicleta.

Fotos: David Fuentes, www.davidfuentesphoto.com

Test Zikloland Merida Scultura 5000: No hace falta más para tenerlo casi todo

Test Zikloland Merida Scultura 6000 Disc: Filosofía acertada

 

Todos los test de Zikloland

Galería