Más allá de la Vuelta (II): ¿Querrán venir las grandes estrellas a la edición de 2026?
La Vuelta a España de 2025 ya es historia, pero es una historia amarga que deberemos seguir digiriendo durante semanas e incluso es posible que durante meses. Y son muchas las consecuencias que ahora mismo no estamos en capacidad de valorar, puesto que por delante quedan muchos días para el análisis y la toma de decisiones. En este artículo valoraremos un punto: el calendario de las estrellas en 2026.
Los equipos ciclistas son empresas mundiales de marketing sobre ruedas. Es decir, hay un componente evidentemente deportivo, pero hay en la misma línea un componente publicitario muy fuerte. Sin dinero de la televisión o de la compra de entradas, el ciclismo vive del aficionado que se agolpa en las carreteras y frente a las pantallas de televisión. Por eso mismo, los equipos prefieren correr el Tour de Francia por encima del resto de competiciones del mundo, puesto que es la prueba que más aficionados aglutina. Y por eso también son respetadas carreras como el Giro de Italia o la Vuelta a España.
El problema de la Vuelta a España de 2025 es que ha generado en el seno de muchos equipos una sensación de impotencia e incomodidad jamás vista: la de comprobar que su seguridad es puesta en riesgo en prácticamente cada jornada. Repetimos que Zikloland no entrará jamás en debates políticos, pero hay un hecho evidente: Javier Romo se fue a casa por una caída. Y no fue el único accidente directamente vinculado a todo lo que hemos vivido en estas etapas. Hubo más. Y hubo otras molestias de baja intensidad, pero especialmente incómodas para los equipos: insultos, chinchetas, lanzamiento de orina, tensión por cortes de carretera, etapas sin vencedor, coches golpeados…
Y todo ello rematado por un podio final realizado en un parking, con neveras como peldaños del podio, con un foto-call doblado en el que apenas se pueden ver las marcas… Por tanto, no hubo reconocimiento mundial para los vencedores, ni buen sabor para ninguno de los implicados en la carrera, incluso para los vencedores. Con esos condicionantes, ¿qué puede ofrecer la Vuelta a España de 2026 a las grandes estrellas del ciclismo mundial?
Ahora mismo, es mejor dejar que baje la marea y que las carreras empiecen a preparar sus recorridos para la edición del próximo año, pero es más que evidente que ASO y Unipublic van a tener que emplearse a fondo si quieren recuperar el prestigio perdido en 2025 y volver a ser atractivos, pero es más que evidente que para ello necesitan de la implicación de todas las autoridades políticas del país. Si no se garantiza la seguridad del ciclismo profesional en España desde el 1 de enero de 2026, podemos ver situaciones que ahora mismo ni siquiera podríamos llegar a imaginar.
Por eso, muerta la Vuelta de 2025, toca empezar a pensar muy en serio en la Vuelta de 2026 y en propiciar reuniones al más alto nivel para que la familia del ciclismo se muestre unida y muestre su fortaleza como vehículo publicitario, puesto que no olvidemos que la Vuelta a España es el mayor evento deportivo desde un punto de vista turístico que tiene el país en el mundo entero para bien… o para mal. Y el ciclismo siempre ha sido un deporte que ha amado España. Prácticamente todos los equipos hacen sus concentraciones en la costa mediterránea y son decenas los ciclistas y trabajadores que pasan gran parte del año en nuestro país. Todos ellos se han sentido maltratados durante semanas. Y esa es una cicatriz que tardará mucho en cerrarse. Veremos qué sucede en 2026, pero la Vuelta arranca con muchos metros perdidos frente al Giro y al Tour del próximo año.
FOTO: @cxcling – @lavuelta