Los problemas de las grandes vueltas (III): Cambio de recorridos

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La novena etapa de la Vuelta con final en el Tourmalet, ¿en noviembre?

Las grandes vueltas necesitan meses para perfilar todos sus recorridos. Y ahora, en cuestión de semanas, van a tener que reformular las competiciones de acuerdo con los nuevos criterios nacidos de la crisis del coronavirus. El cambio de fechas y la necesidad de matar la globalización condicionarán los nuevos perfiles.

El Giro de Italia de 2020 iba a salir desde Hungría. La Vuelta a España, por su parte, tenía la salida fijada en los Países Bajos (Holanda). Pero la realidad es que ambas pruebas se han visto obligadas a cambiar esos escenarios, puesto que los países anfitriones han descartado la posibilidad de organizar la salida de Giro y Vuelta. Ambas carreras tendrán que optar por soluciones locales y olvidar los planes de viajes por toda Europa para la disputa de las primeras etapas.

Esta es una de las consecuencias de la crisis del coronavirus. Todos los viajes entre diferentes países serán limitados al máximo, por lo que estas salidas internacionales han dejado de tener sentido en el corto plazo. El Giro y la Vuelta se quedan de un plumazo sin las tres primeras etapas, lo que genera un segundo debate: ¿buscarán los organizadores etapas alternativas o limitarán los recorridos a las restantes 18 jornadas? En el caso de la Vuelta, la duda ya ha sido resuelta. El Tour de Francia, por su parte, mantiene su recorrido en agosto y septiembre.

El recorrido original del Giro de Italia 2020:

El Giro tenía previsto tres días en Hungría: una crono individual en Budapest de 8,6 kilómetros y dos etapas en línea. La primera entre Budapest y Gyor con 195 kilómetros y la segunda entre Szekesfehervar y Nagykanizsa, de 204 kilómetros. La crono inicial, por tanto, desaparece y eso resta opciones a los especialistas en la lucha individual contra el reloj. Lo mismo sucede en el caso de la Vuelta. Se eliminan tres etapas: una crono por equipos de 23,3 kilómetros en Utrecht; una etapa en línea de 181.6 kilómetros entre s-Hertogenbosch y Utrecht, y una segunda etapa en línea de 193,2 kilómetros en Breda. La cancelación de esa crono por escuadras sí que resulta importante desde un punto de vista deportivo.

El otro gran cambio al que se tienen que enfrentar los organizadores es el generado por el movimiento en las fechas. Para el Giro de Italia, una carrera en octubre no va a ser nada fácil, sobre todo, pensando en las etapas de alta montaña. A partir de la 15ª etapa, la carrera italiana entra en el norte del país y nos asomamos a las grandes cumbres. En esa jornada, por ejemplo, ya hay puertos como Piacanvallo (final en alto) que rozan los 1.300 metros de altitud. Pero lo más grave llegará en las jornadas finales, con subidas como Colle dell Agnelo y Stilfserjoch que se van por encima de los 2.700 metros y que, supuestamente, deben transitarse a finales del mes de octubre.

El caso de la Vuelta a España también resulta complicado. Los puertos son más bajos que en Italia y noviembre está siendo últimamente un mes bastante dulce, meteorológicamente hablando. Pero la realidad es que hay finales como el del Tourmalet, con 2.115 metros de altitud. Y otros como La Covatilla, con 1.960, o La Farrapona, con 1.710 metros, que también están cerca de la cota 2.000. El cambio de época para la celebración de la carrera obligará a los organizadores a diseñar el trazado con un plan B por si la nieve impide la celebración de las diferentes etapas de alta montaña. De momento, al menos, sabemos que la Vuelta arrancará en Irún y tendrá 18 etapas y no 21.

Giro Italia 2020: El recorrido, semana a semana (Todos los perfiles)

Vuelta España 2020: El recorrido, semana a semana (Todos los perfiles)

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