Los cazaetapas pasan ‘hambre’ en el Giro
Mohoric alza los brazos en meta. Foto: La Presse
No está siendo, de momento, el mejor Giro de Italia para los cazadores de etapas, esos ciclistas que se marcan en rojo un día y reservan las energías para esa jornada. Pero de momento, en esta edición de 2018 las escapadas parecen estar malditas, porque todavía no ha triunfado ninguna.
La única etapa en la que ha llegado gente fugada fue el día de Gualdo Tadino, el día que Esteban Chaves se dejó 25 minutos. Y fue realmente un ataque tardío de Matej Mohoric y Nico Denz, no una fuga formada desde los primeros compases de la etapa. Chaves sí ganó en el Etna -y con todo merecimiento- procedente de la escapada, pero en unas circunstancias especiales ya que Simon Yates se lo permitió una vez llegó a su altura.
A estas alturas del año pasado, después de 13 etapas, se habían producido ya varias escapadas numerosas que consiguieron materializarse en meta: Gorka Izagirre y Omar Fraile, por poner dos ejemplos, ganaron sus etapas desde la escapada.

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Curiosamente, este es el primer Giro que se disputa con la nueva reglamentación de la UCI de ocho corredores por equipo, por lo que cabría esperar que los equipos pudiesen controlar menos. También es cierto que este hecho debe notarse más a partir de ahora, cuando el paso de las etapas desgaste a los corredores.
Además, a partir del final de la segunda semana -y especialmente durante la tercera- es cuando se forman las escapadas por piernas, donde no está quien quiere sino quien puede, y esos grupos numerosos son más difíciles de sujetar para un pelotón. Pero también es cierto que la general está todavía muy apretada y las bonificaciones son muy codiciadas. Eso sí: Zoncolan, Sappada y la crono del martes pueden volcarlo todo.