La gran diferencia entre la Superliga de fúbol y el WorldTour del ciclismo (I)

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Foto: ASO / Alex Broadway

La gran noticia de las últimas horas en el deporte mundial es el nacimiento de la Superliga de fútbol, una nueva competición que albergaría a 20 equipos de primer nivel y que vendría a sustituir a la Champions. En el fondo, es un movimiento ya conocido en el deporte: los clubes asumen el protagonismo de las competiciones y se desmarcan de las federaciones para la gestión del negocio. Pero, ¿es posible que ocurra esto en el ciclismo?

El ciclismo tuvo su particular revolución con el nacimiento del WorldTour, un proyecto impulsado por algunos equipos y por la propia Unión Ciclista Internacional y que fue visto con recelo por los grandes organizadores. Esa es precisamente la gran diferencia entre el ciclismo y el fútbol. Los equipos de fútbol sienten que las federaciones no aportan nada al deporte y se llevan una gran parte de los beneficios. Por ejemplo, la mitad de las entradas de la final de la Champions es para la UEFA mientras que los dos finalistas se tienen que conformar con un 25% cada uno. Y, además, la explotación comercial de los derechos de televisión tampoco parece muy brillante.

En el otro lado, el ciclismo ofrece un marco muy diferente. Los equipos pueden unirse. Y de hecho lo han promovido activamente durante años. El problema es que ellos no son capaces de organizar un calendario mundial atractivo a pesar de tener a todas las grandes estrellas. Y no es por el peso de las federaciones. Entonces, ¿por qué es diferente? Pues porque no es fácil organizar un Tour de Francia, ni un Giro de Italia, ni una Vuelta a España o una París-Roubaix. Para todo ello se necesita del respaldo de un organizador y, en muchos casos, del respaldo de los países, que deben ceder el uso de carreteras y de sus policías nacionales.

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Foto: ASO / Alex Broadway

Esa es la gran diferencia entre el ciclismo y el fútbol. Del mismo modo que el Real Madrid y el Liverpool, por poner un ejemplo, pueden organizar un partido en cada uno de sus estadios sin ayuda exterior -o con una ayuda fácilmente sustituible con sus propios medios-, en el ciclismo no es nada sencillo que los equipos puedan organizar sus eventos. Es más, lo han intentado con competiciones propias a través de la marca Velon y no parece que haya sido un éxito ni deportivo ni económico.

El fútbol, en el fondo, está recorriendo el mismo camino que inició en su día el baloncesto. Primero, a nivel nacional, con la creación de una Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB ), que se desmarcó de la Federación de Baloncesto. Y después con la creación de una Euroliga gestionado por y para los clubes y sin control federativo. En el ciclismo, los equipos podrían prescindir de la UCI… pero no pueden prescindir de organizadores como ASO, propietario del Tour de Francia.

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