La crisis del fútbol español ante el espejo de la Operación Puerto

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Foto: AEPSAD

El ciclismo español e incluso el ciclismo mundial comenzó su particular calvario el 23 mayo de 2006 con la conocida como Operación Puerto. El fútbol español está viviendo su peor pesadilla en las últimas semanas, justo desde que se destaparan los pagos de un club, el FC Barcelona, al vicepresidente del Comité Técnico de Arbitros, José María Enríquez Negreira. ¿Hay paralelismos entre estas dos historias? En este artículo de opinión reflexionaremos sobre ello.

1. El detective siempre es externo. El primer punto en común de ambas tramas es el origen. Los hechos turbios no han sido detectados por el propio deporte. Ni el ciclismo ni el fútbol han sido capaces de sacar a la luz la podredumbre. Y eso es algo habitual en los sistemas corruptos. Nunca son cambiados por la propia organización que los ha creado o, al menos, permitido o ignorado. En el caso de la Operación Puerto, todo arrancó con una investigación de la Guardia Civil. En el caso de José María Enríquez Negreira y el FC Barcelona, toda comienza por una investigación de la Agencia Tributaria.

2. La negación de los hechos. La reacción del ciclismo no fue nada ejemplar. Con la perspectiva del tiempo, hay que reconocer que se vivieron situaciones absurdas, con muchos equipos y ciclistas que tenían bolsas de sangre en los congeladores de Eufemiano Fuentes y que presionaban de todas las formas posibles para disputar ese Tour de Francia como si nada hubiera ocurrido apenas unos días antes. Del mismo modo, estamos viendo que el FC Barcelona sigue compitiendo cada semana y quejándose públicamente por recibir críticas por parte de los aficionados rivales. Y lo peor de todo es que el presidente actual de la institución es el mismo que había cuando se hicieron esos pagos, sin que nadie en la afición blaugrana ni en la propia institución entienda que esa situación es insostenible. En ese sentido, Joan Laporta recuerda a los ciclistas que querían disputar el Tour de 2006 como si no se hubiera encontrado una bolsa de su sangre en poder de un médico.

3. El ventilador. En paralelo a la negación, siempre hay otra respuesta humana: el uso del ventilador. En el caso del ciclismo se argumentó siempre que había otros deportes implicados y que no salían por intereses. Lo cierto es que ese dato tuvo un origen muy claro y cierto: la Guardia Civil se lo reconoció al propio presidente de la Unión Ciclista Internacional. Pero a partir de ahí… se intentó limitar el daño al deporte español dejando como manchados a los ciclistas y los ciclistas se revolvieron de la peor forma posible: sin hacer autocrítica. Ahora, vemos al FC Barcelona insistir privada y públicamente en que esto era algo habitual de todos los equipos sin realizar ninguna autocrítica.

4. La dificultad en la limpieza. Para un sistema corrupto, resulta muy difícil introducir la limpieza. El ciclismo utilizó todas las armas legales para defenderse dilatando los procesos judiciales hasta casi el infinito. Por eso mismo el propio ciclismo utilizó armas «alegales» para boicotear y sancionar a determinados ciclistas esquivando las dificultades legales. De ese modo tenemos a corredores que jamás han sido sancionados, pero tampoco han podido competir en equipos grandes europeos con normalidad. En ese sentido, una parte del ciclismo buscó la impunidad, pero no lo consiguió. Acabamos con corredores sancionados, otros «boicoteados», otros salvados… y sin que jamás hubiese una autocrítica ni una línea lógica y coherente. Eso certifica la dificultad de hacer limpieza. Y por desgracia parece que el caso de Enríquez Negreira y el FC Barcelona camina por la misma senda: la judicialización de todo… parece la única vía posible en la mente de nuestros actuales dirigentes de la RFEF, la Liga y el FC Barcelona (los mismos incapaces de reunirse y que viven por y para descalificar al rival en redes sociales), pero también es el peor escenario de cuantos podrían manejarse. Lo que resulta evidente es que si la el FC Barcelona, la RFEC, la Liga y el fútbol español quieren recuperar un pequeño porcentaje de su imagen, necesitan realizar urgentemente una reunión global y asumir los errores y sus correspondientes castigos. Todo lo demás… no dejará de ser una sangría en lo más preciado que tiene el deporte: la credibilidad, un atributo que cuesta décadas en consolidar y se pierde en segundos.