A Julián se le cruzó un coyote
Una caída, por culpa de un coyote, arruinó las ambiciones y las ilusiones de Julián Sanz en el Campeonato del mundo 24 horas CRI celebrado justo hace una semana en el desierto de Borrego, California (Estados Unidos) y su principal objetivo de la temporada. “Estoy molido”. Y pese a su frustración, Julián Sanz no pierde la sonrisa. La procesión va por dentro.
Una semana después, Sanz arrastra las secuelas del golpe. Afortunadamente, no sufrió lesiones graves, ni tiene roturas óseas; sin embargo, la inflamación y el dolor en los ligamentos en las cervicales y también en la clavícula y codos izquierdos no le permiten descansar adecuadamente. El osteópata es ahora su mejor aliado.
Después de ser cuarto el año anterior, su objetivo era el podio, siempre tan exigente consigo mismo porque Julián no va a participar, sino a competir, no entiende el deporte de otra manera: entrenar para superarse y ser el mejor, para alcanzar sus límites. “Me estaba saliendo redondo; mi carrera más estable, tenía buena sensación de piernas y cuerpo. La alimentación fue también perfecta. Hay cosas que son para repetir porque han salido perfectas, por sacar algo positivo”, se consuela.
El Mundial comenzó a las 5 de la tarde, casi de noche, y su accidente llegó al filo de la medianoche, en la séptima hora por tanto. “Iba tercero, con Marko Baloh -una referencia mundial- cerca. Me da rabia porque iba muy bien. Rabia porque no terminar de explotar todo lo que quieras que salga. Pienso que hubiera terminado tercero o cuarto”, asegura.
Él mismo nos explica cómo fue su caída: “La organización nos había avisado de la presencia de conejos y también de coyotes. Esa noche había luna llena y pensamos que quizá por eso estaban tan activos… Y me tocó a mí. Se me cruzó para evitarlo me fui al arcén pero en esa carretera hay tramos asfalto o directamente la arena como fue el caso. Era un tramo bastante rápido, iba a 40-43 km/h seguro. Cuando vi que me había metido en la arena, intenté mantenerme recto, pero luego vi una piedra, giré, se me clavó la bici y salí por encima”.
Pese a todo, decidió seguir, con coraje, como siempre. “Al principio me dolía la cadera, pero tenía también un golpe fuerte en la cabeza; la posición de la cabra es bastante agresiva y se me fue cargando todo el dolor en el cuello, las cervicales y la clavícula, y aguanté hasta la hora 16, hasta que fue imposible seguir”, recuerda.
El ganador fue el alemán Martin Bendszus que recorrió 828,5 kilómetros con el francés Jean Luc Pérez segundo y el esloveno Baloh tercero. El español Diego Castillo fue décimo, con 710 km. En mujeres, Ziortza Villa, en su debut, cumplió con su objetivo de conocer la competición y se clasificó en una notable sexta plaza con 622 kilómetros -su objetivo era 650-.
Julián Sanz, cada vatio cuenta en Borrego: “Es necesario contar con el mejor material”