GT Grade Carbon Pro: La aventura total (Test)

GT Grade Carbon Pro: La aventura total (Test)

Si hay algo que podemos achacar al mercado de la bicicleta, es que la introducción de los ingenieros en los procesos de producción en detrimento de los “artesanos” ha llegado a una homogeneización de las bicicletas. Se ha perdido, poco a poco, esa parte artesanal por un rendimiento matemático. Pocas marcas han mantenido algún detalle, que solo con ver sus formas nos diga «esta es una…». Una de esas marcas que ha mantenido algo de esencia propia ha sido la americana GT.

Es un marca que descubrí en mis años adolescencia, que entró en vida a través de una teleserie en la que se narraban las aventuras de un grupo de policías que patrullaban por Santa Mónica (California) y este grupeto era instruido por un joven Hans Rey (el equivalente al Danny MacAskill actual y que, por cierto, sigue siendo embajador de GT) con su corte de pelo extravagante y patillas larguísimas Y una equipación muy llamativa azul amarilla de GT, y montado sobre una de bici de la misma marca, en la que aparte de las llamativas ruedas de palos amarillas, destacaba una forma de triángulo en la zona superior del cuadro en la tija del sillín.

Un triángulo que volví a ver cuando patrocinaron al Lotto de Jacky Durand, Andrei Tchmil o Rick Verbrugghe en aquellos años del cambio de siglo (1999-2000). Desde entonces la tenía un poco fuera de mi radar, pero fue sacar la GT Grade Carbon de la caja para montarla y volver visualizar este triángulo tan característico y reconocerla inmediatamente.

En este caso, la GT Grade Carbon Pro es una bicicleta de gravel de carbono en la que a primera vista me llama la atención un par de detalles, además del típico triángulo de GT. El primero de ellos es que viene equipada con una tija telescópica TransX. Ya estoy oyendo los “¿para que una tija telescópica en una gravel?, ¿qué será lo siguiente, que lleven suspensión?”, pero lo veremos más adelante, el porqué de esto.

El segundo de ellos es que todo el rutado de cables es exterior. Aunque esto es un aspecto puramente estético y que en el mercado americano del gravel quizás no es algo relevante entre el segmento más aventurero americano, si creo que puede influir en el mercado nacional donde se está imponiendo la belleza y el minimalismo de los cableados internos que luego tantos quebraderos de cabeza les dan a los mecánicos en el taller.

El siguiente punto en el que reparé, antes de salir, era que esta vez sí, las ruedas Stan’s NoTubes MK3 de aluminio (el montaje tope de la marca en este material) con las que venía estaban ya tubelizadas, como no podía ser de otra manera con esta marca que si por algo es conocida es por sus sistemas para tubelizar ruedas. Las cubiertas en este caso son unas WTB Nano TCS Light 700 x 40c. Para mi algo indispensable en casi cualquier bici sobre todo en Gravel y BTT.

Cerrando esta parte de descubrimientos, me llamó la atención otro pequeño detalle, esta vez en el cierre de la horquilla delantera. Si observamos bien, vemos cómo dispone de un alojamiento. Estos casquillos pueden girarse, cambiando la posición en la que iría el cierre de la rueda (también es necesario colocar o quitar unos prolongadores en la pinza de freno delantera), cambiando la geometría de la GT Grade Carbon Pro, aumentando la distancia de ejes, bajando o subiendo la zona del manillar, en función del tipo de recorrido o de nuestro estilo de conducción.

Así que tras estas primeras inspecciones salimos con ella por la zona que rodea Vitoria-Gasteiz para exprimirla y ver hasta dónde nos podía llevar. Por carretera su comportamiento es muy parecido a una gran fondo en cuanto a geometría y comodidad. No se nota una especial atención debido a la anchura de neumáticos, al menos usándola en modo recreativo.

La GT Grade Carbon Pro viene equipada con el GRX 800 de 11v en monoplato con unas bielas Praxis Zayante de carbono y un plato 42. En llano no vamos a tener ningún problema incluso para llegar a los 45 km/h si nuestras piernas nos lo permiten. Es quizás en las subidas, donde con el 42 de plato y piñón debemos esforzarme al máximo, sobre todo en zonas rotas y de pendientes superiores del 12%, ya que no es una mountain bike, ni por desarrollo, ni por tipo de neumáticos.

En pistas o subidas bien acondicionadas, con ese desarrollo hasta esos porcentajes serán mucho más salvables, y en rampas del 16%-20% iremos más atrancados, por lo que deberemos investigar un poco las rutas a las que nos queremos enfrentar si no deseamos empujar la bici más de lo estrictamente necesario.

Otro detalle de ser monoplato es que, en la versión GRX, la leva de la maneta izquierda está diseñada para poder accionar la tija telescópica. Esto permite que no tengamos que llevar otro mando de accionamiento. Fue algo, que al estar habituado a llevar en mi bici de carretera con Ultegra mecánico, se me hacía raro al principio, porque tenía el chip de subir o plato con dicha leva, pero que te haces rápidamente.

¿Y por qué una tija telescópica en una gravel? Es algo que para muchos solo aporta peso, sin una ventaja relativa, sobre todo si vienes de la carretera. Para los que vienen del mountain bike, ya saben que aporta mucha mayor estabilidad y mejor control de la bicicleta en las bajadas, pudiendo hacerlas así más rápidas y seguras. En este caso, me atreví con bastantes senderos rápidos de tierra, con mucho giros, y era una gozada con la tija telescópica. Pero también para esas bajadas por pistas con mucha piedra, te permite ir cómodo en esos momentos de tensión en los que vigilas no impactar con una gran piedra, y mantener más control en las zonas botosas (como dije, la exprimí, y quizás la metí por zonas muy fuera de su zona de confort).

Algo que se agradece en esas zonas rotas de esta GT Grade Carbon Pro es ese triángulo característico de la marca. Las vainas traseras están separadas del tubo vertical que baja del sillín al pedalier, permitiendo actuar de una manera más individual, y absorber muchas de las vibraciones que nos trasmite el terreno.

El mismo tubo que baja desde el sillín es más plano en su zona más próxima al pedalier y esto también contribuye a ello, con lo que la zona posterior es muy amable en sendero y pista bacheadas.

Es una bicicleta perfecta para el gravel, que está hecha para transitar por pistas, caminos y senderos amables no muy técnicos, con una gran comodidad, y que si la llevamos fuera de su zona de confort (zonas de piedra grande y suelta, por ejemplo) se defiende igualmente, y que en los enlaces por carretera se la ve competitiva. Una bicicleta para una aventura total, desde las salidas diarias, una prueba con dorsal o una aventura con todos los petates llenos acoplados a su cuadro.

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