Giro Rosa, 10 días de aventuras en Italia

Giro Rosa, 10 días de aventuras en Italia

Calor, desplazamientos, dureza, coches neutros, ganadoras inesperadas, cambios de metas y muchas más cosas tienen cabida en un Giro Rosa. Así fue la última edición de la carrera más larga y dura del circuito femenino mundial.

Del calor y la dureza no hablaremos mucho ya que fue una constante prácticamente en todas las etapas del Giro Rosa. En lo deportivo, Van Vleuten no encontró oposición, Vos arrasó en las etapas que se propuso y el resto corrió su propio Giro Rosa, viendo como las grandes estrellas se repartían el pastel en la mayoría de las etapas.

Una crono por equipos abría la carrera con final en Castellania, pueblo del mítico Fasuto Coppi. El día previo multitud de equipos acudieron a la zona para testar la crono, y para sorpresa de muchos, era más bien una cronoescalada. Ni un metro llano. ¿Salir con o sin cabra? Al final multitud de elecciones según qué equipo. Y Castellania, un rinconcito encantador de menos de 100 habitantes, acabó acolapsado por un Giro Rosa que se vió sin espacio para albergar en meta a todos los equipos. Además no dejaron bajar a ningún vehículo hasta que llegó el último equipo, lo que provocó un pequeño caos tras la finalización de la etapa con multitud de coches en multitud de sentidos intentando alcanzar una misma carretera.

La segunda etapa se celebró en Viù, donde montaron un gran circuito de 78 kilómetros cortando el tráfico al completo en todo el recorrido durante las dos horas que duró la etapa. Por seguridad bien, pero había lugares que ni con vehículos acreditados dejaban pasar, con el consecuente mosqueo por parte de los auxiliares. Ese día fue uno de los más tranquilos a pesar de todo.

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Foto: Flaviano Ossola

En Piedicavallo finalizaba la tercera etapa, donde Vos sorprendía sobre la línea de meta a Kennedy. En la subida final el pelotón empezó a desgranarse, teníendo que actuar algunos segundos coches de equipos como coches neutros. A partir de esa jornada, los comisarios asignaron a cuatro equipos por etapa, que debían actuar como coches neutros con sus segundos coches en los kilómetros finales de las etapas. La cuarta etapa tiene como protagonistas desafortunadas a las corredoras del pelotón. Una jornada para sprinters que no fue así debido a que el gran grupo se equivocó de recorrido, y una fuga que estaba controlada vió como de repente su margen ascendía hasta los cuatro minutos a menos de 30 kilómetros para la conclusión. En Carate Brianza los comisarios dieron como ganadora a una ciclista que posteriormente se comprobaría que finalizó segunda a pesar de que ella celebró en línea de meta su ingenua victoria.

Llegan los Alpes al Giro en la etapa 5. El Gavia no se podía subir por riesgo de aludes, y la carrera finaliza en el Lago di Cancano, una subida brutal con el último kilómetro y medio de sterrato. Como es habitual muchos vehículos de equipos tuvieron que esperar a sus corredores a pie de puerto. Herraduras, túneles y sterrato permitieron a Van Vleuten dar el primer gran golpe encima de la mesa. Tras esa etapa tocaba cronoescalada, etapa donde muchas apretaron para disputar y otras para llegar dentro del control. Van Vleuten golpeaba de nuevo doblando a la segunda de la general en la crono. Lo bueno es que el horario de esta etapa era de mañana, lo malo que tras ello aguardaba el desplazamiento más largo del Giro Rosa, con cuatro horas de viaje y con todos los equipos esperando a que se publicase las corredoras que debían pasar control para marchar cuanto antes.

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Foto: Giro Rosa

En la etapa 7 de nuevo los comisarios tomaron el protagonismo. Al final el pelotón realizaba un bucle pasando varias veces por la misma carretera, así que optaron por acortar la etapa para las corredora más descolgadas -asistidas por el coche escoba-, para evitar que se encontrasen. Hasta ahí bien, lo único que hubo otras corredoras que se descolgaron posteriormente y entraron a meta detrás del coche escoba, no clasificándolas y dándolas por retiradas. Las quejas de los equipos hicieron reflexionar a los árbitros, ya que algunos incluso amenazaron con abandonar la competición. La antepenúltima etapa con final en Maniago se antojaba como día propicio para la fuga, y así fue. Antes de la traca final, las grandes favoritas no se emplearon en la disputa de la etapa y la fuga logró dispurse la victoria. Jornada bastante tranquila en líneas generales antes del desenlace de la carrera.

En la etapa 9 llegó la redención de Van der Breggen. Se impuso en Montasio a una Van Vleuten que había dominado cada una de las grandes subidas de la carrera. La campeona del mundo consolidaba así su segunda plaza en el podio final de la carrera, en un entorno privilegiado donde el olor se encargaba de esclarecer que la mayor parte del año aquello era territorio vacuno. El Giro Rosa acabó en Udine. Una etapa inicialmente para sprinters, pero que resultó ser un poco emboscada ya que los últimos 200 metros eran empedrados y con un desnivel importante. Con todo en la general decidido, Vos lograba su cuarta etapa casi en la frontera con Eslovenia.

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Foto: Movistar Team

Como conclusión, se trata de una carrera que te lleva al límite, tanto por el recorrido como por la acumulación de esfuerzos sin descanso. La dimensión que adquiere se denota en la cantidad de medios y seguidores que se veían en meta cada jornada, aunque ésta se situase fuera de poblaciones. Es una carrera que cuida mucho la estética, engalonando todos los pueblos de paso de la carrera con diferentes motivos rosas. Se podría organizar un poco mejor, igual sí, pero seguramente pierda parte de la esencia del Giro Rosa.

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