Giro de Italia: la penúltima de las oportunidades para dinamitar la carrera

Giro de Italia: la penúltima de las oportunidades para dinamitar la carrera

La 19ª etapa del Giro de Italia de 2025 se disputará entre Biella y Champoluc. En total, son apenas 166 kilómetros, pero estamos hablando de una jornada de casi 5.000 metros de desnivel acumulado. En definitiva, es la penúltima oportunidad para dinamitar la carrera y no hay opción de esconderse detrás de los gregarios. Los líderes tendrán que dar la cara.

La etapa comienza con un puerto de 3ª categoría, la subida a Croce Serra. Esto facilitará a los escaladores que se filtren en la fuga del día antes de una larga bajada y el único tramo llano de todo el día. Lo realmente exigente comenzará en el kilómetro 50, puesto que en apenas 110 kilómetros se concentra prácticamente toda la dureza del día.

A partir de ese punto decisivo, los corredores deberán ascender hasta cuatro puertos puntuables: el Col Tzecore (1ª), con 16 kilómetros al 7,7% de pendiente media, es el primero, aunque tal vez no sea el momento clave para buscar los ataques sino un terreno para ir generando desgaste.

Luego, llegará el Col Saint Pantaleon (1ª), con 16,5 kilómetros al 7,2% de pendiente media. Ese sí que es un punto decisivo si algún corredor está pensando en buscar un ataque lejano contra la maglia rosa. Hablamos de un puerto largo, con su cima colocada por encima de los 1.500 metros de altitud y con la ventaja de que no hay ya más terreno llano hasta la línea de meta.

Sin tramo para respirar, nada más concluir la bajada habrá que ascender el Col de Joux (1ª), con 15,1 kilómetros al 6,9% y por último Antagnod (2ª), con 9,5 kilómetros al 4,5% de pendiente media. El hecho de que la subida final sea la más tendida obligará a los corredores que sueñan con la maglia rosa a anticipar sus demarrajes. Ya se ha visto que Isaac del Toro es más explosivo que todos sus adversarios y si llega a los metros finales tiene la capacidad física para lanzar un ataque poderoso y jugársela en los kilómetros finales de bajada. El mejor antídoto contra esas virtudes es el ataque en puertos de una hora, subidas exigentes y machaconas para las piernas.