El Giro entra en la fase caliente: aparece la montaña en el horizonte
El Giro de Italia entra en la fase caliente de la carrera: aparece la montaña en el horizonte. Todavía no podemos hablar de un final en alto decisivo, pero los datos de la séptima etapa son concluyentes: más de 4.500 metros de desnivel acumulado en un día más exigente de lo que puede parecer en un primer momento.
La séptima etapa del Giro de Italia de 2022 obligará a los corredores a afrontar la primera jornada de verdadera dificultad de la corsa rosa, más allá de la ascensión al Etna. La etapa arranca en Diamante y ofrece unos primeros kilómetros llanos. Serán los únicos de todo el día. Pero cuidado porque eso es importante de cara a analizar qué corredores pueden intentar filtrarse en la fuga. Con ese arranque llano tienen ventaja los rodadores, que son los que más sufrirán durante el resto del día. ¡Toda una contradicción!
Después de Maratea, la ruta sube continuamente, con pendientes más suaves o más duras. Tras subir el Passo della Colla (9,3 kilómetros al 4,5%) y llegar a Lauria, la etapa aborda el Monte Sirino, una subida de 24,4 kilómetros al 3,8%, pero con un tramo central bastante largo por encima del 8%.
A continuación, la ruta llega a Viggiano para superar la desafiante Montagna Grande di Viggiano, una subida de 6,6 kilómetros al 9,1%. ¡Es la más dura del día! Luego, los ciclistas afrontarán la subida final de Sellata (7,8 kms. al 5,9%) antes de llegar a Potenza. A lo largo del recorrido, las carreteras suelen ser estrechas y el asfalto no es el mejor. Entre los puertos tendremos un poco de todo: largos y tendidos y cortos y explosivos. Por cierto, los últimos 350 metros vuelven a ser duros, con una media del 8% y tramos al 13%.