El fútbol, un espejo que el ciclismo no debe mirar

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Foto: LaPresse

El fútbol es el deporte rey en gran parte del planeta Tierra y también en España. Pero como todo monarca, el deporte más importante del mundo tiene grandes problemas estructurales. Y la llegada del COVID-19 están sacando a relucir las debilidades de un sistema que el ciclismo jamás debería intentar emular.

El fútbol vive de los grandes contratos de televisión. Equipos de primera división han logrado disparar su presupuesto hasta límites insospechados gracias a los contratos televisivos. El problema para esos equipos es que han olvidado la raíz de su actividad deportiva: la base social. En este primer fin de semana con campos abiertos, son muchos los estadios que no han llenado sus aforos. Y eso a pesar de que la entrada estaba limitada por culpa de las restricciones sanitarias. En otras palabras, los aficionados han empezado a desertar del espectáculo en vivo.

Además, ese detalle no es algo que ocurre solo en los estadios. También el público que mira las retransmisiones televisivas está de capa caída. El primer partido de Liga, entre Cádiz y Levante, apenas fue visto por 50.000 personas. Y el primer partido del Real Madrid tuvo una audiencia de poco más de 500.000 espectadores. Para entender mejor esas cifras, no hay que olvidar que el Tour de Francia superó de forma constante el millón de espectadores e incluso rondó el millón y medio de aficionados pegados a los televisores.

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Foto: ASO / Pauline Ballet

La reacción de los patrocinadores ha sido clara: no hay voluntad de entrar en el deporte rey y mucho menos a los precios que piden los equipos de fútbol. El mejor ejemplo es la ausencia de patrocinador principal en las camisetas de Levante, Real Sociedad, Granada, Valencia, Alavés, Mallorca o Cádiz. Ninguno de ellos cuenta ahora mismo con un sponsor, algo lógico si tenemos en cuenta las audiencias en caída libre en el apartado televisivo y las asistencias flojas en los estadios.

Las razones son muchas y variadas, pero el ciclismo debe huir del camino del fútbol: el de convertir el negocio en un espectáculo televisivo de pago por visión. Ese mismo esquema ya hundió competiciones como la ACB (baloncesto). El fútbol parecía poder con todo y con todos, pero ha entrado en una situación tan delicada que la mayor parte de los equipos ha decidido ceder el 10% de sus contratos de televisión para 50 años a cambio de un préstamo en el corto plazo para intentar salvar los muebles. La crisis está ahí. Y no aparecen en el horizonte grandes soluciones.

El ciclismo español, por su parte, cuenta ahora mismo con una estructura mejor que la de los años precedentes, con un equipo WorldTeam (Movistar Tean) y cuatro ProTeam (Burgos-BH, Caja Rural-Seguros RGA, Euskaltel-Euskadi y Kern Pharma). El principal problema, la falta de estructuras continentales, puede empezar a solucionarse si Manuela Fundación da el paso. Pero lo cierto es que el ciclismo ha conseguido como deporte mantener una audiencia fiel que en los 21 días de Tour de Francia y/o Vuelta a España de televisión en directo superan y con creces a cualquier partido de fútbol. Como diría el presidente del FC Barcelona, en el ciclismo «al loro, que no estamos tan mal, hombre».