Efectos en el organismo de un deportista según el grado de deshidratación

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Al momento que un deportista presenta una deshidratación insuficiente su rendimiento disminuirá de forma importante, posteriormente afectará su salud o incluso pueden llegar a la muerte.

La ingesta de agua es fundamental antes, durante y después de practicar ejercicio, debido a que el cuerpo adulto está compuesto aproximadamente de 60% de agua y durante la actividad física pierde entre 500 mililitros y litro y medio por hora, a través de la respiración y el sudor.

Por lo general, el cuerpo de una persona sana será capaz de mantener el equilibrio electrolítico a pesar de la baja ingesta de líquidos durante horas. No obstante, si se reduce la hidratación de forma brusca o se añaden factores que empeoran la deshidratación, por ejemplo, el verano, aparecerán alteraciones iónicas.

En tal sentido, la hidratación de los deportistas debe ser reforzada con electrolitos que participan en la creación de impulsos nerviosos, la contracción celular y el mantenimiento de los niveles de hidratación a través de partículas con carga eléctrica (negativa o positiva).

La carga de electrolitos también es repuesta por medio de una dieta y alimentación saludable que incluya productos frescos, carnes magras y lácteos en los omnívoros.

De lo contrario, se produce la deshidratación que es medida en niveles de grados alcanzado que van desde el 1% y el 2%, donde se manifiesta la fatiga, y el rendimiento comienza a disminuir y progresivamente aparecen los síntomas como la sed intensa, pérdida de apetito y dolor de cabeza.

Le sigue el índice de 3% y el 5%, en el que se reduce la contracción muscular de un 20% a un 30% con una brusca pérdida de rendimiento, en tal sentido muchos órganos comienzan a ralentizar sus funciones y se presentan síntomas como la boca seca, hormigueo en las extremidades, somnolencias y náuseas.

Mientras que entre el 6% y el 8% del índice de deshidratación disminuye el volumen de sangre en el cuerpo y se reduce la presión arterial, por tal razón el corazón se ve obligado a trabajar más para compensar los efectos de la deshidratación. Posteriormente se reduce de forma importante la sudoración acompañada de un aumento gradual de la temperatura corporal, y se manifiestan los síntomas como fiebre, labios azulados, dificultad para respirar, mareos y debilidad muscular.

En la escala de 9% y el 11% ya la temperatura corporal deja de regularse por sí sola y los órganos comienzan a fallar, y de manera significativa se perjudica la función renal. La temperatura corporal se eleva exponencialmente, a tal punto que se corre el riesgo de entrar en coma o llegar a la muerte. Los síntomas que aparecen son espasmos musculares, delirios y lengua hinchada.

En este sentido, el Consejo Estadounidense de Ejercicio recomienda tomar entre 500 y 600 mililitros de agua dos horas antes de hacer ejercicio y otros al iniciar el entrenamiento.