Dopaje: nueva hemoglobina, rumores y especulaciones

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Foto: AEPSAD

El mundo del dopaje se envuelve siempre en el ámbito más absoluto de la oscuridad, pero ofrece también espacio para que la luz acabe iluminado esos cuartos oscuros. En este caso, la voz de alarma llega de la mano de una empresa que ha creado un nuevo tipo de hemoglobina, lo que lleva a una serie de reflexiones que la prensa no está realizando. Pero vamos primero con los datos y luego intentaremos desmontar el alarmismo.

La empresa francesa Hemarina ha creado un nueva hemoglobina que sería muy difícil de detectar tanto en el pasaporte biológico como en los controles antidopaje. Esta nueva hemoglobina nace del gusano Arenicola marino y permite que los pacientes puedan recuperarse antes de las dolencias al tener un mayor transporte de oxígeno dentro de sus organismos. En el caso del deporte, sirve para retrasar la aparición de la fatiga en los músculos. Es más, el propio doctor Franck Zal ha explicado a L’Equipe que en 2020 ya hubo un primer intento de usar la sustancia médico con fines equivocados, puesto que un «conocido ciclista, cuyo equipo participa en el Tour de Francia, se puso en contacto con él porque quería el producto».

El propio doctor Zal ha añadido que comprendió muy pronto los riesgos de la medicina que había descubierto: «Comprendí muy pronto que podía desviarse del uso correcto. Tuvimos varias peticiones directas de atletas o gimnasios, que querían saber cómo obtener la sustancia. También supe de su posible administración a caballos de carreras». El propio doctor comentó que las autoridades antidopaje le pidieron ayuda: «Les pregunté qué hacer, me respondieron: ‘Hazle hablar, queremos ver si hay una red’. Tuvimos unos diez intercambios de correos electrónicos, pero en algún momento me dije que era su trabajo, no el mío«.

Detrás de todo ese sensacionalismo y, no lo olvidemos, de publicidad gratuita para la empresa y sus productos, hay varias reflexiones interesantes:

1. La medicina todavía no se ha aprobado para ser usada en seres humanos. Por tanto, no debería estar en manos de ningún deportista… si la empresa fabricante ha cumplido con sus obligaciones legales y no lo ha vendido de forma fraudulenta.

2. El fabricante afirma estar muy preocupado por un posible mal uso, pero lo cierto es que su colaboración no sirvió para castigar al ciclista que había pedido ese producto y cuyo equipo corre el Tour de Francia.

3. El mismo fabricante puede poner marcadores a la sustancia para que sea mucho más fácil de detectar en los controles antidopaje. Si es un producto creado por ellos y que, por supuesto, tendrá patente, el control debería ser sencillo.

Como puede verse, la voz de alarma ha vuelto a saltar, pero no conocemos nada más que las declaraciones de un científico que ha alertado de un peligro que a día de hoy está bajo su entera responsabilidad, puesto que debería ser el propio científico el más interesado en que su medicina no sea usada jamás para otros fines que no sean el terapéutico.