Un día con Trek non-stop

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El Trek-Segafredo finalizó el pasado fin de semana su primera concentración con las grandes novedades de Alberto Contador y John Degenkolb. Invitados por Trek Spain al Winter Camp, zikloland.com no desaprovechó y disfrutó de cada segundo… sobre todo porque fueron menos de 24 horas.

La agenda en L’Alfas del Pi ya era muy intensa: llegada, entrevistas por la tarde, salida en bici con el equipo al día siguiente y regreso… Y aún más lo fue porque la pareja vasca perdió el vuelo Madrid-Alicante. Despistada pero rápida en la reacción, nos pusimos al volante para completar el recorrido. Nos aplicamos el refrán “Lo bueno si breve, dos veces bueno”.

La suerte estaba echada. La entrevista con el solicitado John Degenkolb se cayó, pero si pudimos agarrar a Bauke Mollema (esta semana subiremos su entrevista) y Járlinson Pantano. Alberto Contador, días antes, puso el cartel de no disponible. El madrileño lucía su nuevo look con barba.

Cómo no, pudimos saludar a Haimar Zubeldia, Markel Irizar -este tiene capítulo aparte-, Josu Larrazabal, mano de confianza de Luca Guercilena, mánager general, y Julen Urbano, antes sobre el sillín ahora mecánico.

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Por encima de todo, constatamos que el Trek-Segafredo es más que un equipo. Simplemente porque tiene detrás un fabricante de bicicletas. El gigante americano. Una marca que cuida hasta el mínimo detalle. Y para ello cuenta con un competente y completo equipo, tanto en España como en el equipo, con Elke Weylandt a la cabeza y Matt Rendell, este después de su breve etapa azul con el Movistar Team.

Más de cien personas ocupaban el hotel: media docena de medios, 45 tiendas, miembros de Trek España (y Portugal), más corredores y cuerpo técnico.

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El plato fuerte, personalmente, era la salida matutina con el equipo. Los invitados, de rojo Bontrager, el equipo, con sus colores de este año. La máquina, una Madone azul y verde (Trek Domane SL 6 Disc: Comodidad sin miedo a nada). No pudieron formar parte de la foto de familia los fichajes, Contador o Degenkolb. Antes de la salida, Larrazabal y Alain Gallopin nos dieron las instrucciones sobre cómo proceder. Nada de selfies. Los corredores son su tesoro; mejor que cogiéramos la maleta si tirábamos a alguno, nos advirtió el veterano director francés, medio en broma… medio en serio.

La temperatura, por supuesto, un lujo, más para los del Norte. Fuera chaqueta y camiseta interior; terminamos incluso sin manguitos, en maillot corto. En diciembre. Los grupos eran tres con tres experimentados guías, Zubeldia, Irizar y Popovych. Nos correspondía el 1, pero nos volvimos a despistar -había que confirmar el inicio de Contador- y nos unimos la grupo 2. Para nuestra suerte, hicimos pareja sobre el asfalto con Markel Irizar que nos puso al día de su ajetreada vida -tiene 3 niños- y su proyecto con Bizipoz Kafe en Oñati y mucho más. No se aburre. En su agenda deportiva vuelven a estar las clásicas del pavés, pero tiene plan B: la Vuelta a País Vasco.

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El guipuzcoano, en su salsa, tuvo que coger las riendas de la organización cuando nos unimos los 3 grupos. El regreso al hotel fue aun así un sálvese quien pueda, eso sí, acompañados siempre por un vehículo de apoyo. ¿Los grupos? Mezclados.

Y volvimos a gozar, con Nizzolo de capitán y al lado de Degenkolb… No faltó el pavés ni algún muro. Flandes y Roubaix vienen en abril. Dos horas y media. Con el tiempo justo, no pudimos disfrutar del coffee break. Un ducha, despedida ¡y hasta el año que viene!

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PD: El vuelo de regreso fue más plácido: Alicante-Mallorca-Bilbao, con retraso incluido. Una vez que pierdes un avión, te lo tomas todo con más humor y más aún después de respirar 24 horas al lado de uno de los equipos del mundo y una compañía de bicicletas que marcan la diferencia.

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