El adiós de Filippo Pozzato, el talento nunca exprimido
Foto: @bettiniphoto
Con 37 años, esta semana anunciaba su adiós del ciclismo profesional Filippo Pozzato (Sandrigo, 1981). El italiano anunciaba «la conclusión de la parte más intensa y divertida de mi vida», donde ha logrado triunfos de prestigio pero también se ha visto acompañado por la sensación de talento no exprimido: «Ha sido difícil, pero hoy puedo decir que mi sueño de niño se ha cumplido».
Pozzato cumple de esta forma 19 años en la competición de más alto nivel tras «un año triste, donde he tenido que afrontar la pérdida de mi padre». El talentoso clasicómano deja como legado la victoria en la Milán-Sanremo de 2006, con su icónica estampa celebrando su compañero Tom Boonen vestido de arcoíris con los brazos en alto justo detrás, dos etapas del Tour de Francia (2004 y 2007) y la general de Tirreno-Adriático de 2003, pero sobre todo la sensación de talento innato que no ha acabado de exprimir todas sus posibilidades.
Él mismo relataba en su carta de despedida sus tempranos inicios, donde se convirtió en uno de los contados casos en que un juvenil pasaba directamente a profesional: «Cuando a mis 16 años Mapei me vino a buscar, pensé que era una broma», explica sobre la estructura donde pasó los primeros tres años de su carrera. Tras el cierre del que define como «el mejor equipo del mundo» asume que «con su desaparición empezó a desaparecer también mi talento». El italiano explica haber sentido durante su carrera «vestir un traje a medida que no era mío. A veces demasiado ancho, otros demasiado apretado».
Eccoci qui a scrivere la conclusione di una parte della mia vita, la più intensa e divertente... -> https://t.co/OW0IqpyE8apic.twitter.com/EJq61rv4xq
— Filippo Pozzato (@PippoPozzato) 18 de diciembre de 2018
Con todo, su incuestionable clase rodadora, olfato y velocidad para resolver en grupos medianos han hecho que durante su irregular carrera siguiera estando en la pomada en los grandes escenarios, acercando a los aficionados a la probabilidad que llegara el gran triunfo que se esperaba en sus primeros años. En dos ocasiones se ha quedado a las puertas de repetir el triunfo en un Monumento que logró en Sanremo con 24 años: fue 2º en la París-Roubaix de 2009, una de las grandes exhibiciones de la carrera de Tom Boonen, y logró otro segundo puesto en el Tour de Flandes de 2012, solamente batido por el mismo Boonen, además de ser 4º en el Mundial de Geelong 2010.
Uno de los mejores clasicómanos de su generación, Pozzato ha corrido en equipos tan importantes Mapei (2000-02), Fassa Bortolo (2003-04), Quick Step (2005-06), Liquigas (2007-08), Katusha (2009-11), Farnese Vini (2012), Lampre-Merida (2013-15) y Wilier Triestina (2016-18). Siempre le acompañado su innegable carisma, sus «rizos de oro» y un glamour poco habitual en el mundo ciclista. Sus últimas victorias fueron en 2013 (GP Plouay, Coppa Agostoni y Trofeo Laigueglia), en su última etapa en el WorldTour con el equipo Lampre.

La última victoria de Pozzato, el GP de Plouay de 2013. Foto; @bettiniphoto
Ahora, a Pozzato se le abre una nueva etapa en el ciclismo más allá de la competición, que ya ha comenzado a explotar. Además de su trabajo con distintas marcas, el italiano asegura estar trabajando «en el equipo continental que estoy construyendo y en el que veo a muchos jóvenes ciclistas ansiosos por hacer realidad su sueño deportivo. Desde aquí quiero comenzar a darle al ciclismo italiano un equipo y una nueva generación de ciclistas dignos de nuestra historia. Este es hoy mi mayor objetivo que trabajar duro espero lograr en los próximos años», apunta el talentino que nunca acabó de rematar sus esperanzas.