Enric Mas, la nueva esperanza: «Desde junior se veía que era distinto»

Enric Mas, la nueva esperanza: «Desde junior se veía que era distinto»

Ser señalado por Alberto Contador como su sucesor y, por tanto, el hombre de futuro del ciclismo español implica automáticamente dejar de ser un ciclista anónimo. Y cuando hace algo más de un año, el ya retirado madrileño señaló a Enric Mas, todas las miradas empezaron a centrarse en un joven ciclista balear que debutaba en la Vuelta a España.

Un año y una semana después, en su segunda participación en la ronda española, Mas se ha subido al segundo escalón del podio en Madrid, y lo ha hecho con una evolución de menos a más durante la carrera para terminar en una victoria de etapa que lo convierte en una estrella. Una rueda a vigilar que, con 23 años, ya es capaz de medirse con los mejores del pelotón en tres semanas.

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Foto: Getty Images

Pero no es Contador el primero que habla bien de él como ciclista. Ya desde las categorías de base, sus directores veían en Enric Mas algo especial. Distinto. La determinación de quien quiere ser profesional de este deporte. De hecho, él mismo aseguraba tras ganar en Andorra que llevaba «muchísimo tiempo soñando con esto». Y en eso coincide alguien como José Cabedo, actual director del Burgos-BH y que lo dirigió en juveniles.

«Hay chavales que, con 16 o 17 años, están en ciclismo como podrían estar en fútbol o ajedrez. Y hay otros, como Enric, que sabías que estaban para ser profesionales. A esa edad ya entendía de nutrición y preparación física. Le encantaba todo lo relacionado con la bici y tenía una mentalidad ciclista muy superior a la de su edad. No parecía un junior», explica Cabedo a Zikloland.

Y, si bien es cierto que en juveniles los que dominan la categoría parecen ser siempre todoterreno, Cabedo tiene claro dónde destacaba el joven corredor de Artà: «Subiendo se le veía una chispa especial. Ganaba en todos los terrenos porque es propio de la categoría, pero ahí no tenía rival», recuerda el técnico que lo tuvo bajo sus órdenes. Y desde luego, parece claro a estas alturas que es su punto fuerte.

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Mas, en la etapa final de la Volta ao Alentejo 2016. Foto: Volta Alentejo

Cuando pasó a continentales también hizo un año bestial en el Klein Constantia y, ahí sí, ya empezó a destacar en las carreras más duras. Las victorias en Alentejo y Savoie-Mont Blanc y el segundo puesto en Aosta le dieron el pase al primer equipo de Patrick Lefevere. El veteranísimo manager del Quick Step le ha ido dando espacio y quitando presión, con un equipo centrado en las clásicas en el que cualquier cosa hecha en la montaña se daba por buena. Y así ha encontrado el terreno abonado para crecer como ciclista hasta explotar ya en la Itzulia con la victoria en Arrate y confirmarse en la Vuelta.

Un crecimiento que está lejos de haber terminado. «Este invierno, como todos, será trabajo, trabajo y más trabajo«, decía el corredor. La segunda plaza en la Vuelta es un antes y un después en su carrera, de eso no hay duda. El siguiente paso quiere que sea el Tour para correrlo «sin presión», aunque lo supedita a la decisión de su director. El niño que soñaba con triunfar en grandes vueltas está, ya sí, en camino. El tiempo dirá hasta dónde es capaz de llegar.