Tour Francia españoles: Una victoria y un balance notable

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Foto: ASO

Eran pocos, pero ni mucho menos han pasado inadvertido. Los españoles que han disputado el Tour de Francia se han desempeñado a un gran nivel, en algunos casos con la fortuna acompañando y en otros resultando esquiva. Pero lo cierto es que ninguno se ha dejado nada. Apenas 13 –los mismos que en 2017- tomaron la salida a principios de julio, de los que 11 han llegado a París.

Después de un año en blanco, el ciclismo español ha logrado ganar una etapa con Fraile, y el Movistar Team se ha hecho con la clasificación por equipos. Pero también ha habido un sinfín de ataques, trabajo de equipo, intentos de fuga y, lo que más duele, segundos puestos:

Jonathan Castroviejo (1987), trabajador incansable: Era el tercer o cuarto hombre en ponerse a trabajar en el ‘tren Sky’, y no sólo ha sorprendido por su resistencia tirando del pelotón –eso, más o menos, ya se sabía-, sino especialmente por la capacidad de mantener el ritmo en la montaña, estando presente en el grupo de los favoritos cuando apenas quedaban ya 25 corredores. Castroviejo ha justificado y de qué manera su fichaje por la escuadra británica a base de incansable trabajo.

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Foto: Team Sky

Imanol Erviti (1983), en las sombras: El trabajo del navarro es el que normalmente no se ve. Proteger a los líderes, manejarlos en el pelotón para evitar toda la tensión y el aire posibles. Además de eso, también se ha metido en un buen número de fugas de componente táctico en etapas más selectivas. Discreto como siempre, pero una carrera ciclista de más de una década nunca es casualidad, y en pruebas como el Tour es donde se pone de manifiesto la valía de corredores como él.

Omar Fraile (1990), brillante etapa: Por sí mismo, el hecho de ganar una etapa en una carrera como el Tour ya está al alcance de muy pocos ciclistas. Pero es que además Fraile lo hizo en un escenario como Mendé, entrando en una fuga de 20 ciclistas y recortando dos minutos a Stuyven en una subida de tres kilómetros. Su sueño es ganar en las tres grandes y ya sólo le falta la Vuelta.

Jesús Herrada (1990) y Dani Navarro (1983), de más a menos: El dúo español del Team Cofidis ha hecho lo que ha podido. Sobre todo en los Alpes estuvieron en casi todos los ‘fregados’, tal vez con más corazón que fuerzas. Herrada logró ser séptimo en La Rosière como mejor resultado. A Navarro le ha lucido menos, y tampoco en los Pirineos estuvieron como les hubiera gustado. Pero no por ello dejaron de intentarlo y de dar presencia a la escuadra crediticia.

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Foto: Movistar Team

Ion (1989) y Gorka Izagirre (1987), tesón sin suerte: Lo intentaron todo. Quedaron como las bazas del Bahrain-Merida cuando Nibali se marchó para casa. Pero hay veces que no puede ser. Y lo que no puede ser, no puede ser y además, es imposible. Dos segundos puestos por parte de Ion, que llegó a decir que siempre “hay uno que es más rápido, sube, o baja más que tú”. Menos explícito era su hermano Gorka, que también fue segundo en la etapa de Bagnères de Luchon. En cualquier caso, nunca le han perdido la cara a la carrera pese a que no hayan conseguido el objetivo esperado.

Mikel Landa (1989), huella en el Tourmalet: La caída en la etapa de Roubaix le dejó contusiones en la espalda que terminaron provocándole enormes molestias durante días. Pasó los Alpes como pudo agarrándose a la general, y en los Pirineos mostró una versión algo más agresiva, culminada con el ataque en el Tourmalet. Finalmente le dieron caza en la subida al Aubisque y cerró el Tour en una séptima plaza que no era lo que esperaba.

Mikel Nieve (1984), Thomas le quitó la gloria: Lo tuvo a nada, apenas 300 metros. Después de una escapada memorable en la que era sin duda el más fuerte, lo violenta que se puso la carrera detrás le impidió ganar en La Rosière esa etapa del Tour que lo habría metido en el club de vencedores en las tres grandes. Geraint Thomas apareció desde atrás y le robó la gloria. Tras el naufragio de Yates, ha sido el mejor clasificado del Mitchelton-Scott en la general (23º) e incluso llegó a ir cerca del Top10, pero siguió probando para buscar etapas desde la escapada. Ninguna acabó en buen puerto y su puesto final también se resintió, aunque no fuese lo prioritario. En cualquier caso, otra lección de fiabilidad. La enésima.

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Foto: Getty Images

Marc Soler (1993), indomable: Se pierde la cuenta de las veces que ha entrado en las fugas del día. De los ataques con el objetivo de hacer de puente. De las ganas que le ha puesto en la carretera a su primer Tour de Francia. Una carrera sin duda de menos a más que cerró con unos Pirineos de grandísimo nivel, noveno en Bagnères de Luchon, y entrando en el Top10 de la durísima crono final. Venía a trabajar, aprender y conocer la carrera, y ya lo ha hecho. Aprueba con nota su primera experiencia en la Grande Boucle.

Alejandro Valverde (1980), misiones de apoyo: El murciano sabía que iba a sacrificar buena parte de su lucimiento personal para ayudar a Landa y Quintana. Tuvo alguna oportunidad en la primera semana, especialmente en el Mur de Bretagne donde le faltó poco para ganar. Después protagonizó varios ataques lejanos en los Alpes con el objetivo de hacer de puente. Pero el Team Sky jugó bien como bloque y Movistar no pudo sacarles el provecho necesario. Acaba con un 14º puesto en la general y pensando en Vuelta y Mundial.