Tomasz Marczysnki y la segunda juventud

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Foto: Unipublic

El polaco Tomasz Marczynski se ha convertido, sin duda alguna, en una de las grandes revelaciones de la Vuelta a España de 2017. Sus dos victorias de etapa, en Puerto de Sagunto y Antequera, han supuesto una gran alegría en el seno del equipo Lotto-Soudal, un equipo que el pasado año decidió renovar a Tomasz cuando había firmado un año 2016 marcado por los problemas físicos y los abandonos en la mayor parte de las carreras.

Una toxoplasmosis y la intolerancia a la leche y el gluten le habían dejado casi sin fuerzas durante gran parte de 2016. Lo más lógico en el deporte profesional era el despido al final del año. Pero el belga Tim Wellens y, sobre todo, el alicantino Rafa Valls se mojaron y pidieron la renovación de Marczynski. También los directores apostaron por él. Ahora, el bloque de Marc Sergeant recoge los frutos de esa arriesgada decisión.

La vida de Marczynski y muy específicamente su llegada a España en pleno 11-M es conocida por casi todos: viaje en autobús, una noche a la intemperie en Zaragoza esperando a que partiera en primer tren… Lo cierto es que Tomasz es, sobre todo, un luchador. Pero también un ciclista de calidad. Ahora parece haberse olvidado, aunque hay datos que certifican que hablamos de un corredor que siempre ha sabido destacar por sus dotes como escalador, pero también por su punta de velocidad para imponerse en pequeños grupos.

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Foto: Unipublic

En 2007, con sólo 23 años, logró ganar el campeonato de Polonia de fondo en carretera, su primera victoria en la élite mundial. Un año más tarde, en 2008, brilló en el calendario español. Aunque ahora son pocos los que lo recuerdan, ganó en el Alto de El Acebo la etapa reina de la Vuelta a Asturias y fue segundo en la etapa reina de la Clásica de Alcobendas, con meta en Navacerrada. Ezequiel Mosquera fue el único que pudo con él en esa jornada.

En 2011 sumó su segundo título nacional. Además, esa temporada ganó tanto la prueba de fondo en carretera como la contrarreloj individual. No sería el último título, puesto que ya en 2015 volvería a imponerse en la prueba de fondo en carretera. Tres medallas de oro en la carrera más importante de su país en un logro que no ha conseguido ningún otro corredor polaco.

En 2012 disputó la general de la Vuelta a España y acabó 13º, a muy poco tiempo de Nicolas Roche y por delante de buenos ciclistas como Sergio Luis Henao. Con Marczynski, por tanto, hablamos de un buen escalador y de un ciclista rápido e inteligente para pruebas de un día. Pero sobre todo hablamos de un corredor al que le ha faltado salud para mejorar la continuidad en sus prestaciones. Ahora, en 2017, llegan los buenos tiempos y el polaco de Granada lo sabe agradecer con la mejor de sus sonrisas y con un castellano casi perfecto que comenzó a aprender cuando en 2007 se quedó a vivir durante todo un invierno en México y, sobre todo, desde que pasa gran parte del año en Granada, casi ya su residencia habitual.

La única espina en la temporada 2017 es su más que probable ausencia del Campeonato del Mundo de fondo en carretera, aunque en este caso las preguntas no deben ser para Marczynski sino para el seleccionador nacional polaco, la única persona en todo el país que considera que un corredor con dos victorias de etapa en la Vuelta a España no ha demostrado ningún mérito para ser convocado. Pero esa ya no es una historia deportiva sino política.