¿Cuándo murieron los ciclistas que subían bidones por mitad del pelotón?

¿Cuándo murieron los ciclistas que subían bidones por mitad del pelotón?

Foto: Sprint Cycling Agency / Movistar Team

Una de las imágenes más icónicas del ciclismo es la de un corredor bajando al coche de su equipo, cargando el maillot con casi una decena de bidones y subiendo por mitad del pelotón para ir entregando uno a uno los bidones a sus compañeros de equipo. Lo cierto es que en los últimos años ese tipo de gregario puede ser calificado, sin ánimo de exageración, como «un animal en vía de extinción».

El ciclismo es un deporte en constante evolución. En la actualidad se acabaron los pactos de antaño, muy habituales en carreras como el Giro de Italia, en los que el pelotón iba a velocidad moderada hasta la conexión con la tele, que servía para que todo el mundo se pusiera las pilas. Ahora las etapas son televisadas desde el primer metro y la tensión por los puntos UCI y la publicidad es máxima. Por eso mismo son escasos los días tranquilos. Muy escasos.

Lo ocurrido en la 13ª etapa del Tour es un buen ejemplo: entre Bourg d’Oisans y Saint-Etienne había que cubrir 192 kilómetros. No parecía un día preocupante para los hombres de la general. Sin embargo, el duelo entre escapados y pelotón hizo que la media fuera de 45.667 kilómetros por hora. A esa velocidad media, ¿cuántos corredores son capaces de bajar a por bidones y remontar por el pelotón para ir entregándolos? ¿cuántas veces en un día se puede hacer esa maniobra? La respuesta a las dos preguntas es la misma: muy pocos.

Además, no hay que olvidar otra circunstancia que también está ayudando a la desaparición de los ciclistas portabidones: las estructuras de los equipos. En el pasado, los equipos viajaban al Tour con dos coches, una furgoneta que se acercaba a las zonas de avituallamientos: un par en todo el día. Ahora, los puntos con auxiliares se han multiplicado con la misma intensidad con la que ha crecido el número de coches y auxilires en carrera.

Ineos Grenadiers, por ejemplo, estuvo en los últimos años de Covid con un grupo entero de auxiliares que dormían fuera del hotel del equipo para evitar riesgos de contagio y cuya única función era pasar por el hotel, recoger los botes de agua/sales y acudir a los puntos marcados en el mapa para garantizar que los ciclistas estarían bien arropados en todo momento. En ese sentido, el propio incremento de la velocidad y el incremento de los puntos de avituallamiento hacen que el ciclista cargado hasta la nuca de bidones no desaparezca… pero sí disminuya y mucho su presencia.