Milán-San Remo: La lotería se gana si juegas

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Todos los ojos en Sagan. Foto: Bora-Hansgrohe

Piernas y suerte. Como casi siempre, y también inteligencia. La Milán-San Remo pone el sábado en juego el primer Monumento del año. Puede que no gane el más fuerte, pero sí quien llegue a Via Roma en cabeza y tenga unos gramos más de vigor, y vatios, que sus rivales. Y fortuna.

Freire, Cavendish, Gerrans, Kristoff o Degenkolb pero también Démare, Goss y Ciolek han ganado en las últimas diez ediciones. Todos tienen un Monumento, la Classicissima, en su palmarés, guste más o menos. A Sagan le falta, sin embargo. El récord, quién si no, lo tiene Eddy Merckx, siete veces ganador. Eran otros tiempos y era un fenómeno, único. Incomparable, ni con Sagan ni con nadie.

No hay que irse muy lejos para entender la singularidad de la Milán-San Remo. El año pasado, Sagan y Cancellara aspiraban a la victoria, cuando Gaviria, debutante, miró atrás, hizo el afilador y enterró las posibilidades de eslovaco y suizo. Allí estaba Bouhanni. El francés se lanzó a por la victoria, pero le traicionó la mecánica, y el más rápido terminó por ser Démare, por delante de Swift y Roelandts, un podio inesperado que no inmerecido. Aguantaron 293 kilómetros y tuvieron gas para disputar el triunfo.

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Démare, orgulloso ganador en San Remo. Foto: FDJ

Este 2017, Sagan y Gaviria aparecen como los grandes favoritos. Ahora bien, desde la cima del Poggio hasta Via Roma restan seis kilómetros, descenso primero y llano después, en los que puede pasar de todo. El juego táctico también entra aquí, aunque es difícil evitar una llegada de un grupo numeroso; el año pasado, de 31 ciclistas.

La colocación también es clave, seguir la rueda buena, no quedarse cerrado… Son tantos factores y tanta la igualdad que es complicado que el más rápido se lleve la victoria seguro. El más veloz parece sin duda Gaviria; ahora bien, son 291 kilómetros y no se esprinta igual que con 150 o 200. Es obvio. Y después de siete horas sobre el sillín tampoco es fácil pensar, y menos en decisiones que se tienen que tomar muy rápido.

Sí, Sagan y Gaviria han mostrado su poder en la Tirreno-Adriático. El líder del Bora ya ganó la Kuurne-Bruselas-Kuurne y fue segundo en el Omloop Het Nieuwsblad, y quiere un Monumento que acarició en 2013, cuando Ciolek dio la gran sorpresa; y fue cuarto en 2012 y 2015. A su favor tiene que ya nada tiene que demostrar, después de ganar De Ronde el año pasado y con dos Mundiales en el bolsillo, aun cuando todos los ojos estarán en su arcoíris.

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Sagan, rotundo ganador, dos veces, en Tirreno. Foto: LaPresse – D’Alberto / Ferrari

Tampoco debería tener presión Gaviria a sus 22 años y rodeado posiblemente del mejor bloque de la carrera: Boonen, Gilbert, Alaphilippe, Trentin…
Gaviria se daña la muñeca en una caída

Y en esa llegada en grupo, quién se atreve a descartar a Degenkolb o Kristoff, ya vencedores en San Remo, si bien este 2017 les faltan victorias de calidad. Ahora bien, su temporada comienza el sábado, hasta Roubaix.

Démare y Matthews, por su parte, impresionaron en la París-Niza. El último ganador de la MSR con su triunfo en la extraordinaria primera etapa; cuando otros se quedaron sin fuerza, Kittel, Greipel, Coquard… El francés sobrevivió a un día de perros, supo alcanzar la rueda explosiva de Alaphilippe y rematar en meta. Vaya si hay ciclista.

El australiano, por su parte, tercero ya en 2015, debutó en la Carrera del Sol, como el año anterior, y, ojo, fue séptimo en la cronoescalada al Mount-Brouilly, y tras una caída, y sexto el último día tras el Col d’Eze y en una jornada eléctrica con el ataque de Contador. Otro que tiene piernas y calidad de sobra.

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Matthews estrenó sus nuevos colores en la París-Niza. Foto: Team Sunweb

En la París-Niza, no pudo con el frío y la lluvia Bouhanni, helado, aunque resucitó en la Nokere-Koerse con un incontestable triunfo ante rivales de menor entidad. El año pasado, maldijo su avería en meta, cuarto, demostró que podía ganar, y fue sexto el año anterior. La tiene entre ceja y ceja la Milán-San Remo el boxeador francés.

Como Sonny Colbrelli: noveno, 18º y sexto los tres últimos años en el modesto Bardiani. El italiano llegará pletórico tras su rotundo triunfo en la París-Niza frente a Degenkolb, una victoria que perseguía desde hace tiempo. De paso, tratará de terminar con la sequía italiana pues no ganan desde 2006 (Pozzato) y no han subido al podio desde 2012 (Nibali 3º).

Se trata de superar el Poggio en cabeza y todas las tachuelas anteriores. Los primeros 140 kilómetros son el calentamiento para afrontar el Passo del Turchino (km 142), los capos Mele (km 239), Cervo (km 244) y Berta (km 252), la Cipressa (km 269; 5,6 km al 4,1%) y la batalla final del Poggio (km 285; 3,7 km al 3,7%), a seis de meta.

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El perfil de la prueba.

Si superan eso y los casi 300 kilómetros, el ramillete de candidatos se amplía: Caleb Ewan, Ben Swift, ya segundo y tercero el británico, Mark Cavendish, muy discreto en la Tirreno-Adriático, pero quién pensaba que ganaría cuatro etapas en el Tour de Francia 2016, Greg van Avermaet; y ojalá Juanjo Lobato, la bola española en el bombo, cuarto en 2014, una incógnita en 2017.

En cuanto a bloques, y al margen del QuickStep, llaman la atención tres: el Team Sky, con Elia Viviani, Michal Kwiatkowski, Luke Rowe, Ian Stannard, Danny van Poppel; el Lotto-Soudal con Jürgen Roelandts, tercero el año pasado, Tiesj Benoot, Jens Debusschere, Tony Gallopin, Tim Wellens; y el Orica-Scott de Ewan, con siete compañeros de lujo, Michael Albasini, Simon Gerrans, Mathew Hayman, Daryl Impey, Jens Keukeleire, Luka Mezgec, Magnus Cort Nielsen….

La ruleta empezará en Milán (10:10), todos tendrán un dorsal, un boleto entonces, y se parará sobre la línea blanca sobre las cinco de la tarde. Los jugadores irán cayendo; el Poggio hará la selección final y de entre todos los que lleguen con piernas ganará el más fuerte, el más listo o el que tenga una pizca más de fortuna. Solo uno celebrará una victoria en un Monumento y quedará para siempre para él. Que se lo digan a Goss o Ciolek, ya sin ni siquiera poder entrar en el bingo pues dejaron de ser profesionales este año pero un triunfo que marcó toda su carrera deportiva.

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