Chris Froome y Sky apuestan por un todo o nada

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Foto: @TeamSky

El anuncio del equipo Sky sobre el debut de Chris Froome en la Vuelta a Andalucía-Ruta del Sol ha generado todo un debate de opiniones a favor y en contra. Pero, ¿qué significa su presencia en la carrera? ¿Es legal? ¿Qué consecuencias puede tener? Son muchas las preguntas y tantas las respuestas.

Para empezar, debemos decir que Chris Froome tuvo un resultado adverso (el término positivo no es correcto desde un punto de vista legal) en un control antidopaje de la Vuelta a España de 2017. Ese dato es conocido por todo el mundo. Pero hay que destacar un detalle: hay sustancias que suponen una suspensión inmediata y otras que no son tratadas del mismo modo. Para ser todavía más explícito: si un corredor da positivo con EPO, no puede volver a correr mientras su caso es analizado y juzgado. Pero si se da positivo con un producto como salbutamol (ventolín) que sí puede ser utilizado con receta médica, la suspensión no es automática. Queda a criterio de equipo y ciclista, quienes pueden pedir esa suspensión a título voluntario.

Por tanto, la primera conclusión es obvia: Froome no ha sido suspendido ni puede serlo hasta que haya una sentencia firme (si es condenado, obviamente). El resultado del análisis es considerado anómalo porque resulta muy superior a la cantidad máxima permitida con receta médica. Ahí arranca el debate científico que se desarrollará durante las próximas semanas: los médicos de Froome y los de la Unión Ciclista Internacional deben defender si es posible que un ciclista dé una cantidad tan alta de salbutamol sin recurrir a la trampa de tomarlo por vías absolutamente prohibidas.

El británico y su equipo, como es lógico, no tienen problema alguno en comenzar a competir… desde un punto de vista legal. Otra cuestión diferente es desde un punto de vista ético e incluso desde un punto de vista práctico. El general manager de Sky, Brailsford, afirma que la situación está muy clara y que ni siquiera tiene que contestar a esa pregunta (por qué corre Froome), ya que no es ilegal. En cambio, personas como Guimard (antiguo director de Hinault, Fignon o Lemond) lo consideran una verdadera provocación. Dejando a un lado la cuestión ética, la realidad es muy sencilla: Froome puede correr pero su participación cambia -y mucho- su situación legal.

Si Froome empieza a correr en Andalucía, no sólo renuncia a la suspensión voluntaria de forma implícita sino que también lo hace de forma explícita. Hasta ahora, cualquier tribunal podía analizar que si su caso merecía una suspensión, la sanción empezara a correr desde su última carrera en 2017. Eso suponía una fórmula sencilla de ganar cuatro meses (octubre, noviembre, diciembre y enero). Ahora, corriendo, Froome y su equipo hacen una apuesta al todo o nada. Este tipo de casos suelen acabar con sanciones intermedias entre la absolución absoluta y los dos años típicos de sustancias como la EPO.

No hay que olvidar que ciclistas como Ulissi fueron castigados en un caso similar con nueve meses. Si Froome no corre Andalucía, eso podría significar que estaría libre para disputar el Tour de Francia de 2018. Pero con la decisión de empezar a correr no hay ya ninguna duda. Si hay sanción, el castigo comenzará a contar en la fecha de su última carrera en 2018. En otras palabras, Froome y Sky apuesta por un todo o nada.