Cada año, el Tour del Porvenir es el gran objetivo de la temporada para prácticamente todos los corredores sub23 que compiten a nivel internacional. Y esto no entiende de niveles, porque mientras cumplan los criterios de edad puede correr cualquiera esté en un equipo amateur o WorldTour. Aunque precisamente lo que da más sentido a esta carrera es la posibilidad de encontrar un sitio en la máxima categoría si se hace un buen papel. Atraer todas las miradas.
Algunos de ellos, incluso, ya tienen sobre sí el radar de los principales equipos del mundo, que andan esperando su prestación para decidirse -o simplemente formalizar- a contratarlos. Serán 26 equipos, o en este caso 24 selecciones y dos equipos franceses de lo mejor del panorama amateur en el país vecino. Esta vez no falta prácticamente nadie. Ni siquiera España, que el año pasado fue quizás la gran ausencia. Francia, Italia, Bélgica, Rusia, Colombia, Países Bajos, Ecuador… ojo a Ecuador.
Iván Sosa, en las Lagunas de Neila. Foto: Vuelta a Burgos
Lo que sí hay es, por encima de todo y de todos, un gran favorito: Iván Ramiro Sosa. A sus 20 años, el colombiano llega de ganar nada menos que la Vuelta a Burgos frente a Miguel Ángel López o David De la Cruz. O sea, que en forma está y bastante. Además es inevitable hacer el paralelismo con Egan Bernal. Ambos del mismo años, ambos en el Androni y ambos dando el salto el año que viene. En el caso de Sosa, los mentideros apuntan al Trek-Segafredo en lugar de Sky.
Además va acompañado de un equipo potentísimo en el que destaca Alejandro Osorio, también ganador de etapa en el Giro sub23 este año. Pero eso no significa que esto vaya a ser una exhibición. Es el gran favorito, pero no corre solo. Están los mejores, y si el año pasado en Rusia estaba Sivakov -ahora también en Sky-, esta vez es Aleksandr Vlasov quien hará de oposición. El vencedor del Giro sub23 no va, desde luego, pensando en pasearse. También el británico Mark Donovan o el ecuatoriano Jefferson Cepeda, que ya es campeón absoluto en su país. En su país de escaladores. Y a ver al ruandés Areruya, o el luxemburgués Ries a quien ya conocemos bien del Polartec-Kometa. Y el portugués Joao Almeida o el helvético Hirschi. Algunos de ellos todavía no se han enfrentado en competición a los colosos de los Alpes. Así que está por ver cómo responderán.
Vlasov, entrando en meta. Foto: Giro Italia sub23
Evidentemente hay muchos más nombres. El abanico es bastante amplio. Yendo a otro perfil de corredor, más rodador, Max Kanter, Rasmus Tiller y Edoardo Affini son la máxima expresión del ciclista potente, mientras que Damien Touze encarna al hombre rápido que buscará llegadas masivas.
El recorrido, como casi todos los años, tiene dos mitades bien diferenciadas. Primero un par de días para corredores potentes y rápidos, aunque sin dejar de ser un terreno quebrado e incómodo. No hay ninguna etapa que sea absolutamente plana, estilo a la primera semana del Tour. La cuarta jornada marca ya una ruptura con la contrarreloj por equipos, que en 20,2 kilómetros una escuadra que no la tenga trabajada puede sufrir más de la cuenta. Después, es cierto, hay terreno más que de sobra para revertir las cosas.
Pero tras otra jornada llana, la sexta etapa con final en Cerilly consta de 181 kilómetros y, aunque sin puertos de entidad, ya se vuelve más exigente. Pocas veces los sub23 se han enfrentado a estas distancias, si bien como decimos muchos de ellos ya conocen las carreras WorldTour. El séptimo día cambia todo con una etapa corta, de 35 kilómetros, pero a fuego. Moutieres-Méribel. Subir, bajar, subir y a meta.
La última etapa.
Después, el Col des Saisies y sus 22 kilómetros de ascenso será el gran juez del octavo parcial, que acaba en el repecho de Crest-Voland Cohennoz. También con puerto a balón parado empieza la novena etapa, entre Séez y Val D’Isere: se sube la Montée de les Arcs, seguido les Chapelles y tras un terreno que no puntúa pero apuntilla, la ascensión final. Y ya para rematar la faena, un ‘tappone’ de 150 kilómetros con el Col de L’Iserand de salida, un largo descenso para encadenar después Chaussy (11 kms al 7%) y la primera mitad del Glandon, donde se acaba todo.
La organización del Tour del Porvenir ha decidido seguir la tendencia del Tour de Francia y quita la contrarreloj individual. La carrera, de cara a la general, es para escaladores completamente puros. Ahora falta ver si se cumplen los pronósticos y Sosa se erige en el nuevo campeón y retiene el título para Colombia por primera vez en la historia durante dos años seguidos o, por el contrario, aparece otro que le amargue la fiesta. El WorldTour está mirando.