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Horrillo: «En mi época era más difícil salir al mercado internacional» (II)

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Si la semana anterior hablaba de lo difícil que es para un ciclista no profesional, Pedro Horrillo rememora ahora su etapa como corredor y cómo, ahí sí, las diferencias eran notorias. Y ahora siguen siéndolo. Cuando cambió a Giant en las filas del equipo Rabobank, la principal diferencia tuvo que ver en la lucha individual: «Tuvimos una mejora general de un 25-30% en crono simplemente por el material. La cabra anterior no estaba tan evolucionada, pero al cambiar de marca los que rodaban bien empezaron a rodar mejor, y los que rodaban mal ya no lo hacían tan mal», cuenta.

Pero eso tampoco es algo matemático, y ese camino se puede dar también a la inversa: «Hay corredores que cambian de equipo y dan un salto adelante o atrás. Donde más se nota es en crono, porque es el corredor solo con su máquina. Eso es por el material y por la adaptación del corredor al producto. Y también de su elasticidad. Mira por ejemplo la posición de Castroviejo, que cambia de marca y sigue yendo igual de bien o incluso mejor. La adaptación es fundamental».

En 2019, Giant pasará a proveer al equipo CCC Team -actualmente BMC- tras varias temporadas en Sunweb. «Estos años se han mejorado muchos las cosas. La TCR ha ganado en rigidez, pero en temas de comportamiento es un producto redondo. La que ha evolucionado mucho es la de crono, con Dumoulin. Ahora surgió este cambio, que muchas veces se hace por temas de marketing, y espero que a la marca le vaya genial», dice Horrillo. Sin embargo, el listón del equipo CCC ya es alto: «El material BMC es muy bueno, diría que cambian de muy bueno a muy bueno o excelente. Lo que será interesante es ver el cambio de Dumoulin con Cervélo, cómo influye y cómo se adapta», reflexiona.

De hecho, Horrillo sabe por experiencia que hay marcas que pueden llegar incluso dar un paso atrás. Involucionar, en definitiva. «No suele ocurrir en las marcas grandes, porque los productos llevan ya mucho tiempo de desarrollo cuando llegan al mercado, y también muchos controles de calidad. Pero se han dado casos».

Saliendo un poco del ciclismo profesional, el ex ciclista vasco vive un poco desde la distancia la ‘fiebre’ que desde hace varios años viven los aficionados y cicloturistas con los materiales: «La bici, como otros tantos aspectos de la vida, es un símbolo de status social. Quien tiene dinero quiere demostrar que lo tiene. Y quien quiere que su hijo sea profesional quiere invertir en él y darle lo mejor. Y es normal, aunque quizás sea más sencillo preguntar al chaval si quiere ser profesional«, comenta el de Ermua.

Y tiene claro lo que haría de ser un aficionado más: «Tengo la suerte de ser embajador de una marca como Giant y que me dejen productos tope de gama, pero es un producto enfocado al profesional, el único que lo lleva al límite. Hay quien se gasta 10 o 12.000 euros en una bici de carretera. Por la mitad tienes un producto que te va a dar el mismo rendimiento. ¿Pesa 200 gramos menos? Puede, pero un niño no notará la diferencia. A veces, el material también sirve como excusa darse ciertos caprichos, e incluso para cierto narcisismo».

Compañero de Freire como fue y vecino de Igor Astarloa, también compartió carrera deportiva con Valverde y se alegra por su victoria en Innsbruck, como no podía ser de otra manera. «Fue una alegría tremenda. Pocas victorias he visto yo más merecidas. Llegaba un momento en que veías injusto que alguien como él, con el historial de podios que tiene en el Mundial, no hubiese ganado. Suelo ser ecuánime en las carreras, pero aquel día fue el mejor», rememora.

También es optimista respecto al futuro del ciclismo vasco y español. Cree que hay relevo y que sólo tiene que aflorar, y que ese cambio generacional es más que digno: «Llevamos tiempo diciendo que no hay relevo porque la generación anterior ha sido tan buena que es difícil que salga un Contador, Purito, Valverde, Freire… han logrado cosas enormes. Pero ahí están los jóvenes como Marc Soler o Enric Mas, y mira el nivel de Landa o Pello Bilbao, los Izagirre o el salto de Omar Fraile. Incluso, yendo algo más atrás, el nivel que llegó a tener Intxausti o el que tiene Castroviejo».

De hecho, no se sorprendió de que Enric Mas entrase en el podio de la Vuelta a España, como parte activa de la Itzulia que es: «Lo que me impresionó fue su victoria en Arrate. Fui parte del diseño de aquella etapa y no es porque ganase, sino por cómo lo hizo. Lo conozco personalmente y hará cosas muy grandes. No quiero que parezca que he descubierto nada, pero no me sorprendió su Vuelta. A Soler no lo conozco tanto, pero me han dicho maravillas de él y las está confirmando. El relevo está ahí. Alejandro se puede retirar con calma cuando él quiera. Lo que pasa es que como es un portento físico y a nivel mental disfruta tanto de la bici, todavía le queda cuerda. Se le nota. Mientras él disfrute, su cuerpo será quien ponga el límite».

También es optimista con respecto a la cantera del País Vasco y asegura que sigue «siendo una potencia» pese a que otros viveros hayan cogido fuerza. «Al caer el Euskaltel, se perdía la puerta de salida», explica, pero eso no quita que siga saliendo talento: «Si vemos los corredores que encabezan la generación actual en España… Izagirre, Landa, Fraile, Pello, etcétera. Son vascos. Luego Soler se formó en Lizarte. Es verdad que otras canteras han ganado fuerza, pero Euskadi sigue como potencia. Ahora con Euskadi-Murias y la Fundación parece que se va abriendo esa puerta. Es muy difícil que los aficionados mantengan la ilusión cuando lo hacen todo bien y no hay recompensa».

Pero esto también tiene una parte positiva. Y es que la globalización de este deporte permite que muchos ciclistas que no tienen paso en España logren un hueco en el extranjero: «La calidad no pasa inadvertida. En mi época había más equipos en España pero era más díficil salir al mercado internacional. Por así decirlo fui uno de los pioneros, pero ya es algo cada vez más habitual. Creo que hay mejor salud en la base y por arriba Euskadi-Murias ha hecho un temporadón. La Fundación también va dando pasos, de momento por caminos paralelos», analiza.

Como en la vida -aunque a veces no lo parezca- hay también más cosas aparte del ciclismo, Pedro Horrillo se mantiene en forma participando en raids de aventura y orientación: «Son carreras multidisciplinares. La Liga Norte es un grupo de siete carreras que tiene una clasificación general. Son aventuras en pareja con base en la orientación, porque está prohibido el GPS. Hay siete horas y se deben encontrar unos controles de paso que dan puntos en función de la dificultad. Pasado ese tiempo, gana el que más puntos logre. Está muy bien y es divertido porque influyen tanto la forma física como la orientación, porque tampoco hay recorrido marcado. Además pueden ser masculinas, femeninas y mixtas, con disciplinas como trekking, mtb, kayak, cuerdas… Este año han corrido Freire, Astarloa, Patxi Vila, Laiseka… mucha gente del ciclismo está entrando en esto. Es una forma distinta de disfrutar el deporte, y engancha bastante», concluye. Así continúa la vida de Pedro Horrillo, entre Giant, la Itzulia y el deporte de aventura.

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