La Volta a Portugal afronta la sexta etapa en línea, una jornada con salida en la localidad de Águeda y meta en la ciudad de Guarda después de 175.2 kilómetros. Es una encerrona pura dentro de una segunda parte de la grandísima que puede ser calificada de infierno en vida y que llevará a los ciclistas hasta Lisboa para el remate final.
La sexta de las etapas arranca con un puerto duro, un alto de 2ª categoría: Moinho do Pisco, con 5,4 kilómetros al 6,4% de pendiente media. A partir de ahí el trazado tiene una clara tendencia ascendente durante muchos kilómetros hasta llegar a la zona caliente del día, que se concentra en los últimos 44 kilómetros.
En ese terreno, los ciclistas deben superar el alto de Prados (2ª), con 6,1 kilómetros al 6,2%. Y a partir de ahí vamos enlazando una subida tras otra casi sin un metro llano hasta el doble paso por Guarda, territorio totalmente comanche y que, sin duda alguna, hace imposible la opción de los velocistas y otorgará muchas oportunidades a los escapados y obligará también a los que pelean por la general a implicarse en primera persona.
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