Alejandro Valverde vivió ayer un día especialmente duro sobre la bicicleta. Como el resto de participantes de la Strade Bianche. Lluvia, frío y caminos completamente embarrados hicieron de esta edición de la clásica italiana una de las más extremas que se recuerdan. Allí, el murciano acabó en una cuarta posición que podría haber sido mejor si no se hubiese marchado el tren de la victoria.
Aun así, Valverde se mostró como el más fuerte del grupo de favoritos del que se apoderaron las dudas cuando Van Aert y Bardet se marcharon por delante. Cubierto de barro hasta las cejas -él mismo aseguró en Twitter que tenía barro «hasta después de la ducha»-, trató de mover el grupo en varias ocasiones hasta que terminó rompiéndolo.
Vaya día ?. Duro desde salida y con barro hasta después de la ducha. Contento con las piernas y pensando ya en la próxima ? https://t.co/7FuEuf5TL9
— alejandro valverde (@alejanvalverde) 3 de marzo de 2018
El murciano contó en el tramo final de carrera con la asistencia de José Joaquín Rojas, que lo acompañó en los peligrosos cortes dentro de los últimos 60 km hasta sufrir un percance mecánico, y Andrey Amador, que realizó labor de avanzadilla por delante del grupo de favoritos.
Pero, aunque la losa fue finalmente imposible de remontar, Valverde siempre intentó hacer dura la carrera y se acercó en los kilómetros finales junto al checo Stybar (QST), con quien fue alcanzando grupos hasta quedarse a las puertas del podio.