El problema de la Vuelta a España de 2025 deja secuelas graves en el ciclismo mundial, pero también en la imagen internacional de España y en la capacidad organizativa de eventos multitudinarios de un país que siempre ha sido referencia mundial para este tipo de acontecimientos. Y el primero y principal que tenemos en el corto plazo tiene fecha y lugar: el Tour de Francia de 2026. ¿Asumirá ASO el riesgo?
Por primera vez en 113 años de historia, el Tour de Francia arrancará desde Barcelona. Será el sábado 4 de julio de 2026, con un formato de contrarreloj por equipos y sobre una distancia de 19,7 kilómetros. Al día siguiente, domingo 5 de julio, tendremos una etapa en línea entre Tarragona y Barcelona. Y como remate, el lunes 6 de julio el Tour partirá de Granollers. Ese es el guion previsto. Pero, ¿se cumplirá?
Lo primero que hay que recordar es que ASO es la empresa organizadora del Tour de Francia, pero también la empresa que tiene la mayoría del capital de Unipublic, el organizador de la Vuelta a España. Por tanto, lo sucedido en la Vuelta ha sido visto de primera mano por los franceses, quienes lo van a sufrir en su bolsillo, puesto que es evidente que los resultados económicos de la Vuelta de 2025 no han podido ser buenos y tendrán por delante muchas reuniones con patrocinadores, instituciones y televisiones para justificar no haber podido dar el producto firmado en su día, con un podio final realizado en un… ¡parking!
Lo segundo que hay que afirmar es que el Tour de Francia tiene lista de espera de ciudades y países interesados el albergar la salida. Por tanto, no tienen ninguna necesidad de asumir riesgos llevando la carrera a un país donde puede organizarse un boicot y donde los políticos e instituciones pueden aplaudir y fomentar ese mismo boicot. Resumido de otro modo: el Tour no necesita el respaldo de Barcelona. Tiene alternativas a su disposición.
En tercer lugar, hay que recordar que Israel – Premier Tech tendrá licencia WorldTeam en 2026, por lo que estará de forma obligatoria en la línea de salida del Tour, sin opción de que los organizadores puedan descartarlo. Puede que lo haga con otro nombre y con otros colores y esa es un reflexión que deberá realizar el empresario Sylvan Adams. Pero puede que mantenga su seña de identidad. También es posible que en julio de 2026 la guerra en Gaza haya finalizado en esa fecha, pero también es posible que no lo haya hecho. Como vemos, hay muchos «puede» en la ecuación.
Y con todos esos elementos en la coctelera, ¿qué necesidad tiene ASO de asumir el riesgo de llevar el Tour de Francia a Barcelona en 2026? Es posible que no seamos conscientes ahora de lo sucedido en la Vuelta a España porque no ha pasado el tiempo suficiente para asentar los acontecimientos, pero la sensación de caos e impunidad dejará lugar a una reflexión global: ¿quiero llevar ahí mi evento? Eso es lo que ASO va a tener que pensar y decidir en las próximas semanas.