La marca Mapei es una de las más importantes en la historia del ciclismo. Giorgio Squinzi fue un apasionado del deporte de las dos ruedas e impulsó una escuadra mítica que ya forma parte de los libros de nuestro deporte. Su hija, Verónica Squinzi, es ahora la consejera delegada del grupo. Para ella, no es posible el regreso de Mapei al patrocinio de un equipo ciclista, pero no deja de mantener sus vínculos comerciales y sentimentales con el ciclismo profesional.
Mapei es una empresa con 3.000 millones de euros de facturación en el sector de los productos de construcción. Pero sobre todo fue el equipo de Museeuw, Ballerini, Bartoli, Tafi, Bettini y… por supuesto Óscar Freire. Veronica Squinzi concedió una emotiva entrevista a La Gazzetta dello Sport para repasar la importancia del ciclismo en Mapei y de Mapei en el ciclismo.
«¿El mejor recuerdo? Definitivamente la París-Roubaix de 1996, la del triplete de Museeuw, Bortolami y Tafi. Y ese mismo año, Johan Museeuw también ganó el Campeonato del Mundo en Lugano. yo estuve allí con mi madre y mi padre para celebrarlo. De todos modos, también quiero recordar el título mundial de Evans en Mendrisio en 2009. Cadel era un protegido de Aldo Sassi, nuestro hombre de confianza en el ciclismo, que cayó enfermo al año siguiente, y le dedicó ese triunfo», explica Veronica Squinzi demostrando su pasión por el ciclismo.
Foto: Mapei Center
La consejera delegada de la empresa recuerda también el famoso maillot del equipo: «Lo del cubo en la ropa fue una intuición de mi madre, que tenía brillantes ideas de marketing y siempre iba un paso por delante. Los culotes cortos de colores con cubos causaron sensación. Hasta entonces siempre habían sido negros, simplemente negros. Mapei se convirtió en el equipo del cubo para todos y gracias a los éxitos del ciclismo nos hicimos populares en todo el mundo, sobre todo en Bélgica. Allí, el ciclismo es una religión y para nosotros en Mapei es una segunda patria. A mi padre le paraban para pedirle un autógrafo o una foto porque era presidente del equipo ciclista».
Veronica añade: «Muchos ciclistas han permanecido en nuestros corazones. Ciertamente, Ballerini, Tafi, Nardello, Zanini y Bettini son con quienes tenemos una relación amistosa. Todavía se consideran campeones de la familia Mapei».
A la hora de analizar el legado, Veronica Squinzi explica: «Lo que queda es un legado de valores que son los mismos que los de nuestra empresa. La dedicación al trabajo y, por lo tanto, al trabajo duro, la perseverancia en la búsqueda de un objetivo, la potenciación del talento y el sentido del trabajo en equipo. El eslógan del equipo era «Para ganar juntos», y aún hoy se aplica a la empresa. Y siempre estamos orgullosos del Centro de Investigación de Mapei. Nació de un encuentro esclarecedor con Aldo Sassi, que quería poner orden y ética en la preparación de nuestros atletas. Cortamos los lazos con todos los preparados y nos encomendamos al centro de Castellanza (ahora en Olgiate Olona), que era realmente vanguardista. Y así se ha mantenido.
Verónica Squinzi finaliza la entrevista con una reflexión sobre el ciclismo y un posible patrocinio de Mapei: «Nunca digas nunca, pero no lo creo. Lo que Mapei hizo en sus años dorados estuvo estrechamente ligado a la pasión contagiosa de mi padre. Para mí, la participación de la familia y la empresa sigue siendo un momento emocionante e irrepetible. Mientras tanto, disfrutaremos de los campeonatos del mundo durante unos años más [Mapei es patrocinador de la UCI y, por tanto, de los Mundiales]. Apoyando a un italiano, por supuesto».