El Giro de Italia entra en la semana final y el titular es muy sencillo: se acabaron las bromas, llega el territorio sólo apto para escaladores puros. Y para ejemplo lo que sucederá en la 16ª etapa, con salida en Piazzola sul Brenta y meta en San Valentino (Brentonico), con 203 kilómetros y cuatro puertos puntuables hasta obligar a los ciclistas a ascender más de 5.000 metros de desnivel.
Los primeros 60 kilómetros son el terreno más llano de todo el día dentro de una jornada que concentra todos los puertos en los últimos 140 kilómetros. La carrera arrancará con Carbonare (2ª), con 12.9 kilómetros al 4,9%, para enlazar inmediatamente con la subida a Candriai (1ª), con 10,1 kilómetros al 7,5%.
Tras un descenso más largo, aunque con una zona de subida sin catalogación de puerto, el pelotón afronta las dos subidas finales, un territorio ideal para plantear ataques lejanos, puesto que no habrá terreno para que nadie se pueda reorganizar. Los corredores deberán ascender el puerto de Santa Barbara (1ª), con 12,6 kilómetros al 8,3%, y San Valentino (Brentonico), con 18,1 kilómetros al 6,2%.
Ciclistas como Egan Bernal y Richard Carapaz necesitan urgentemente remontar el tiempo cedido, por lo que afrontan el primero de los días para buscar la sorpresa y es más que probable que puedan hacerlo con ataques en el penúltimo puerto.
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